“Cuando vamos a la misa de La Sarna es como si enterráramos a mi hermana otra vez”

      

El primero de diciembre de 2001, un grupo de paramilitares de las Autodefensas Campesinas del Casanare, conocidos como los ‘Buitragueños’, detuvo un bus de transporte público que recorría la ruta entre Sogamoso y Labrazagrande, a la altura del Páramo de la Sarna en Boyacá. Los ‘paras’ bajaron a los pasajeros del bus, los acostaron boca abajo y asesinaron a 15 de ellos. La hermana de Mercedes Rivera, quien murió junto con su novio, recuenta los hechos.

ys diciembreTomada de Rutas del Conflicto.Nosotros estábamos en Paya y vivíamos con mi hermana Mercedes, que trabajaba en la administración municipal como aseadora. Ella tenía una enfermedad muy rara y nosotros no sabíamos qué era. Se le torcía la cara y los brazos, entonces se fue a Sogamoso a hacerse un control y sucedió lo que sucedió.

Al otro día llegó la noticia de que habían matado a los pasajeros que iban en el bus y fue un dolor grande porque nosotros ya sabíamos que ella viajaba pero deseamos que no se hubiera venido. Del impacto de la noticia dijimos “ojalá que no venga ahí”. Llamaron al juzgado de Paya para confirmar y mi hermana lamentablemente sí venía ahí. Solo dejaron vivos a dos niños y a una señora de la tercera edad.

En el proceso que yo he leído nos dicen que eso pasó porque eran guerrilleros. Yo no estoy de acuerdo, mi hermana jamás tuvo contacto con la guerrilla. No sé de dónde sacaron que guerrilleros. ¿Por qué lo hicieron con gente tan inocente como esas personas? Yo hablo por mi hermana, una persona noble, que estaba enferma y quería salir adelante.

Ella nunca tuvo contacto con la guerrilla, eso es lo que más nos duele. Cuando nosotros vivíamos en la vereda de Sótaga mi hermana Mercedes todavía vivía con nosotros. La guerrilla estaba mucho por ese lado. Mi papá nos respaldó en todo lugar y es un señor ejemplar. Fue desplazado después de que llegó la Policía. A él lo llamaron para que recibiera el cadáver de mi hermana y nosotros no lo acompañamos porque había amenazas de que los que fueran a reclamar los cadáveres los mataban.

Él dijo que iba solo porque no arriesgaría a ninguno de sus hijos. No sé cómo lo haría porque él ni conocía Sogamoso. Él tuvo mucho coraje para estar al lado de su hija, solo, sin apoyo de nadie, ni de las autoridades locales.

Todavía sigue siendo muy duro hoy, por ejemplo, recordar a mi hermana, que iba a pasar navidad con nosotros, que le traía un árbol de navidad a mi mamá para que conociera un arbolito. Imagínese, eso es durísimo. Mis papás la recuerdan mucho. Lo más duro es que no se hizo justicia.

En ese momento yo tenía siete años. Éramos once hermanos, yo soy la segunda menor.  Ha sido muy duro para mis papás sobre todo. Cuando vamos a la misa de La Sarna es como si estuviéramos enterrándola a ella otra vez. Teníamos una ceremonia en Labranzagrande pero no fuimos por tristeza. Para qué recordar que le dispararon, que la mataron junto a su novio Arturo, eso es duro. No fuimos por no causar otro dolor.

*Testimonio recogido dentro del proyecto Yo sobreviví, por RutasDelConflicto.com.

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