Los otros socios de Mancuso (El Espectador)

      
Investigación de la justicia en Italia y Colombia reveló que el ‘para’ extraditado tuvo nexos con la organización del capo Scali Natale. Las operaciones de narcotráfico y lavado de activos del ex jefe paramilitar no se limitaron a su relación con Giorgio Sale.

Investigaciones de la justicia italiana y colombiana revelan nexos entre el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso y la organización del capo Scali Natale. Foto: Archivo Semana

En un extenso artículo publicado el pasado 14 de junio, titulado “La alianza entre Giorgio Sale y Mancuso”, El Espectador reveló que luego de una investigación de cuatro años de la unidad antimafia del gobierno italiano, el Tribunal de Reggio Calabria había establecido cómo el controvertido empresario italiano Giorgio Sale había ejecutado una gigantesca operación de lavado de dineros apalancada en testaferros del paramilitarismo y, en concreto, el extraditado ex jefe de las autodefensas Salvatore Mancuso. En esencia, se descubrió que la conexión Mancuso-Sale, tan sólo con el negocio La Enoteca de Barranquilla, lavó 600 mil euros producto del narcotráfico y que Mancuso siguió fungiendo como capo desde la cárcel.

En desarrollo de la ‘Operación Galloway’, en noviembre de 2006, fueron detenidos Sale y sus tres hijos: Cristian, Stéfano y David. Su nombre no fue reseñado entonces por la prensa colombiana, hasta que varios meses después se publicó que era un conocido contertulio de magistrados de altas cortes e influyentes políticos. Pero, lo más grave, que era socio de Mancuso, antiguo comandante del bloque Catatumbo, grupo que cometió alrededor de cinco mil asesinatos en esa región. Las autoridades rastrean los millonarios negocios de este par, al tiempo que dos de sus testaferros, Celso Salazar y Francisco Obando, purgan condenas por lavado de activos.

La relación de Mancuso con la mafia italiana pareció llegar hasta ahí. No obstante, la investigación adelantada por el fiscal italiano Salvatore Curccio sobre los nexos entre el paramilitarismo y una organización liderada en la provincia de Reggio Calabria por Scali Natale, develó que los tentáculos de Mancuso en ese país tenían un socio distinto de Giorgio Sale: Santo Scipione. La investigación comenzó luego de que la Dirección Antimafia de Italia desplegara la llamada ‘Operación Degollo’, realizada en octubre de 2001, en la que, en el marco de la cooperación judicial con Colombia, se cruzó información que conectaba a una sofisticada organización de narcotráfico que enviaba droga a Grecia, Holanda, Bulgaria, España y Australia.

Con base en interceptaciones telefónicas, seguimientos fotográficos, rigurosos informes de inteligencia y la declaración del investigador Giovany de Chiara, se supo que dicha organización pertenece a la temible mafia calabresa, denominada Ndrangheta, que desde 2001 ha venido fortaleciendo su ilícito negocio a través de pactos con colombianos residenciados en los departamentos de Córdoba, Bolívar y Magdalena. Toneladas de cocaína fueron movilizadas a través de la ruta Venezuela-África-Europa u otras, y algunos de los cargamentos fueron decomisados por las autoridades en Cartagena, Santa Marta, Rotterdam (Holanda) y Sofía (Bulgaria).

En particular, los cargamentos iban camuflados en salsas de frutas, sardinas congeladas o bloques de mármol. El expediente, adelantado por un fiscal de la unidad antimafia de Colombia, ha determinado que de la organización hacían parte Rafael Zapata, alias ‘Rasgado’; Beatriz Cardona, alias ‘Ketty’; Douglas Hurtado, alias ‘El Calvo’; Jairo Gabriel Espinosa, alias ‘Pipo’, y los hermanos Édgar y Giovanny Castillo Rico, estos últimos los vínculos entre la red de Scipione y Scali Natale con los paramilitares de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso. Los hermanos Castillo Rico constituyeron un cartel entre los años 1995 y 1996, que rápidamente empezó a extender sus enlaces por toda Europa.

Precisamente en enero de 2002, en el puerto de Vigo (España), las autoridades incautaron 1.700 kilos de cocaína que fueron enviados a través de la empresa A. Marconi, en la cual ellos figuraban como proveedores, y como sus destinatarios, dos españoles dueños de la empresa Conserva Nueva.

“Esta incautación tiene que ver con el acuerdo en el año 2001 entre los hermanos Castillo Rico y el grupo Ventrici Barbieri (contacto de la Ndrangheta), cuyo modus operandi era meter la droga en latas de atún de un kilo”, sostuvo el investigador de Chiara. Además, que entre abril y junio de 2003, las autoridades de España incautaron 296 kilos camuflados en bloques de mármol y que, años antes, se había conocido de un envío de 434 kilos de cocaína hacia Australia.

En esencia, se trataba de una organización que, de acuerdo con un testigo italiano, “tenía buenas relaciones e ilícitas coparticipaciones en el tráfico de estupefacientes con los paramilitares de Mancuso y Carlos Castaño”, en particular con un hombre conocido con el alias de ‘Ramiro’, que se ocupaba de los nexos diplomáticos, mientras Giovanny Castillo se encargaba de los perfiles de producción de cocaína. Incluso, dos cocinas que fueron utilizadas por la organización de los hermanos Castillo para producir droga y enviarla a la mafia calabresa eran de control de Salvatore Mancuso. “Los hermanos Castillo aseguraban a los paramilitares, en primer lugar, el pago de la protección y además les participaban en el envío de cocaína hacia Europa y Australia”.

Dentro de la organización también aparece un hombre llamadoJairo Gabriel Hernández Espinosa, alias ‘Pipo’, quien fue el contacto con el italiano Santo Scipione y que por una transacción de cocaína y dinero que no llenó las expectativas del grupo de los hermanos Castillo y los ‘paras’, fue secuestrado hasta cuando el propio capo Scali Natale arregló el asunto e intervino para que fuera liberado. La diferencia entre la mafia italiana y la colombiana era, nada más y nada menos, de unos dos millones de dólares. El conflicto se conjuró y la organización siguió trabajando y suministrando varias toneladas del alcaloide hacia África y Europa. Sin embargo, Santo Scipione fue detenido y su enlace, alias ‘Pipo’, corrió la misma suerte en Europa.

En Colombia las investigaciones avanzaron y toda la organización de los hermanos Castillo y sus socios están ad portas de ser acusados por la Fiscalía de los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes en concurso con el de concierto para delinquir con fines de narcotráfico. El proceso en contra de estas personas destapó que Mancuso ha venido siendo rastreado por las autoridades italianas desde hace nueve años y que los grupos de autodefensa sí traficaron cocaína bajo su mando, que era enviada hacia África o Europa en una milimétrica operación de narcotráfico cuyos millonarios dividendos eran lavados después gracias a su socio Giorgio Sale.

Publicado por El Espectador 18/03/2009

Tags: Salvatore Mancuso, Carlos Castaño, Bloque Catatumbo, Giorgio Sale