Masacre de Barrancabermeja (Mayo 1998)

      

El investigador social Alejandro Reyes dijo en un artículo sobre violencia política publicado un año antes de ocurrida la masacre por SEMANA: “Barranca es la primera ciudad con experiencia de guerra urbana. Al norte y al noroeste hay guerrilla, y por el sur, desde Puerto Boyacá, suben los paramilitares. Allí la guerra es calle por calle, manzana por manzana, barrio por barrio”.



 







Sepelio de víctimas de masacre de Barrancabermeja.
Foto SEMANA.


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Masacre por error
Estaafirmación, preocupante pues se refería a lo que estaba ocurriendo en un municipio de 250.000 habitantes que es considerado el corazón y la capital del Magdalena Medio, pasó inadvertida. Para muchos analistas lo que contaba Reyes era un capítulo más de la larga historia de violencia de este puerto petrolero sobre el río Magdalena. Para otros, un disparate y una exageración pues no creían que los paramilitares, pese a todo el poder que habían acumulado en los últimos años, se atrevieran a entrar en un territorio que guerrilleros y milicianos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) dominaban a su antojo.

El pasado 16 de mayo los hechos le dieron la razón a Reyes. Un grupo de por lo menos 50 hombres de las autodefensas ingresó en el sector nororiental de Barrancabermeja _conformado por 54 barrios_, asesinó a 11 personas y secuestró a otras 25, todos ellos supuestamente simpatizantes o vinculados con la guerrilla. La suerte de estas últimas se conoció el jueves de la semana pasada por medio de un comunicado que Carlos Castaño, comandante general de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), le entregó a las autoridades. Los retenidos, de acuerdo con el texto que leyó el consejero presidencial José Noé Ríos en una improvisada rueda de prensa, fueron enjuiciados de manera sumaria, asesinados y luego sus cuerpos incinerados. El hecho provocó el repudio de todo el país, de la comunidad internacional y puede ser la chispa que encienda la de por sí complicada situación social de Barrancabermeja.

Muchos colombianos no entienden aún por qué las autodefensas emprendieron una acción de esta naturaleza y la reivindicaron sin el más mínimo asomo de arrepentimiento o piedad. Lo cierto es que dentro de la lógica de su accionar de guerra, y por más crueles que parezcan estas palabras, los hombres bajo el mando de Castaño ganan de punta a punta: atemorizaron a la guerrilla, tienen al Estado donde quieren y lo que hicieron podría quedar impune.

Historia Sangrienta
Barrancabermeja fue fundada en 1922 para explotar los recursos petroleros de la región. La ciudad ha sido escenario de luchas obreras desde mediados de siglo y a partir de los años 60 la Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato de la empresa estatal Ecopetrol, se afianzó allí y se convirtió en la agremiación laboral más importante y poderosa de Colombia. De ese tiempo data también la relación entre el ELN y el puerto. Los cinturones de miseria que lo rodean fueron caldo de cultivo en ese momento de un inconformismo que algunos manifestaron mediante la lucha armada.

Este hecho repercutió de manera negativa en vastos sectores de la sociedad de Barrancabermeja, que de manera superficial fueron catalogados como auxiliadores y simpatizantes de la guerrilla. Por cuenta de esta asociación entre 1983 y 1984 los paramilitares que actuaban con el nombre de Muerte a Secuestradores (MAS), mejor conocidos en la zona como ‘Los Masetos’, intentaron ingresar en el puerto para acabar con todo lo que les ‘oliera’ a guerrilla, pero fracasaron en su propósito.

Para compensar esta pérdida recurrieron a la guerra sucia.Entre 1985 y 1995, según estadísticas del Comité Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos), Barrancabermeja fue escenario de 23 masacres que dejaron 127 muertos. Las autoridades señalaron como responsables de estos crímenes a ‘Los Masetos’ y a lo que se denominó La Red de la Armada, un cuerpo especial de inteligencia que, según Human Rights Watch, “asumió como su objetivo la eliminación no sólo de cualquier sospechoso de apoyar a la guerrilla, sino también a miembros de la oposición política, periodistas, sindicalistas y trabajadores de los derechos humanos, especialmente si estaban investigando o criticando sus tácticas de terror”.

Carlos David López, un suboficial que denunció las acciones de La Red, dijo a las autoridades que ésta era responsable de cuatro masacres y 27 asesinatos selectivos.Después de que este grupo fuera desarticulado _hace unos días los civiles que lo integraban fueron condenados por la justicia_ el terror a gran escala se acabó pero la violencia no desapareció. Al perder la espectacularidad que la caracterizaba fue relegada a un segundo plano por problemas más urgentes, como la atención a los más de 40.000 desplazados que llegaron a Barrancabermeja entre 1985 y 1997.

Organizaciones no gubernamentales como Credhos advirtieron que la amenaza de las autodefensas no había desaparecido. En un documento de 1996 señalaron que “los grupos paramilitares siguen firmes en su intención de sitiar a Barrancabermeja. ‘No tenemos afán’, han dicho a comunidades reunidas bajo presión en Yondó. Y los hechos demuestran que la ciudad está sitiada e inclusive se está preparando el territorio para llegar al casco urbano”. Ataque y GananciaLo de la preparación del terreno era un hecho.

Una fuente cercana a las autodefensas confirmó a SEMANA que este golpe se organizó por lo menos con ocho meses de anticipación. Este tiempo lespermitió medir todos los riesgos a los que se exponían al ingresar a un territorio supuestamente dominado por la guerrilla. En Barrancabermeja existe la creencia, que cualquier taxista relata, de que en la zona nororiental existe un complejo sistema de vigilancia que permite identificar los vehículos y las personas que ingresan a estos barrios. Algo debe haber de cierto en ello puesto que las fuerzas estatales se niegan a ingresar a esta parte de la ciudad a hacer, por ejemplo, el levantamiento de un cadáver, y voceros de la guerrilla han dicho que personal suyo ya ingresó al puerto para reforzar el cordón de seguridad.

Si éste existe y es tan eficaz, ¿por qué falló la noche del 16 de mayo cuando ingresaron las autodefensas?Aunque el propio Carlos Castaño atribuyó el golpe del puerto petrolero a las Autodefensas Unidas de Santander y Cesar (Ausac), el presunto líder de éstas negó en un noticiero de televisión que él fuera el cerebro detrás del asunto. Otras versiones que llegaron a oídos de las autoridades hablan de que la masacre fue cometida por ex ‘masetos’ y que fue una retaliación contra los asesinos de los familiares del guerrillero que ayudó a escapar a los hijos del ex senador Norberto Morales Ballesteros de manos del Ejército Popular de Liberación (EPL).

Lo cierto es que quien quiera que haya planificado y llevado a cabo este operativo tenía muy claros los objetivos que perseguía. Por una parte, al ingresar de manera tan decidida en un territorio controlado por la guerrilla _tal y como sucedió en Mapiripán, Meta_ le quitó a ésta su ropaje de invulnerabilidad y la mostró débil e incapaz de proteger a quienes aparentemente le son adeptos o la ven con simpatía como sustitutos de un Estado inoperante. La intimidación de los sobrevivientes es un hecho seguro. “Pensaban que Barranca era intocable y se les metieron a la cocina”, dijo al respecto la fuente cercana a las autodefensas.Claro está que para lograr el mayor impacto los atacantes contaron a su favor con el factor sorpresa.

A diferencia de otros golpes, en el de Barrancabermeja no hubo lo que la Defensoría del Pueblo denomina claras señales de alerta temprana. Por eso la ciudad no estaba incluida en el listado de poblaciones amenazadas por una masacre, donde sí aparecen vecinos suyos como San Pablo, Puerto Wilches y Yondó. En Barranca, por ejemplo, no hubo graffitti que anunciaran la presencia y las intenciones de los agresores. Las autoridades lograron establecer que lo más parecido a una de las señales fue que en los días previos al asalto la gente comenzó a decir en los barrios nororientales: “Ojo porque van a llegar los masetos”. Lo que ocurrió después, el asesinato de los 25 desaparecidos, por terrible que parezca, también puede ser capitalizado por las autodefensas. Al asesinar a quienes consideraban, tal y como reza el comunicado que le entregaron al gobierno, “subversivos del ELN y del EPL” , las autodefensas demuestran que no piensan claudicar en su luchahasta tener de rodillas a la guerrilla, que les importa muy poco lo que piense o haga el Estado al respecto y con todo lo anterior ganan credibilidad.

Cuando los hombres de Castaño anuncian un ataque lo llevan a cabo sin miramientos, lo mismo que hacía Pablo Escobar con los carros bomba, por eso la gente les cree.En cambio, ¿qué credibilidad puede tener un gobierno o un Estado que anuncia un bloque especial de búsqueda contra los paramilitares y al poco tiempo ve como éstos ingresan a una ciudad protegida por casi 5.000 efectivos de las Fuerzas Militares, matan a 11 personas y secuestran a 25 sin que nadie haga nada?
El panorama se ensombrece todavía más si se tienen en cuenta las declaraciones de vecinos que aseguran que durante el asalto pidieron ayuda a las autoridades policiales y militares y éstas no les respondieron porque pensaban que era una treta para emboscarlos. Esto no tiene ningún tipo de presentación ante la comunidad internacional. “Las autodefensas le están planteando un gran reto al Estado paraque defina si este tipo de métodos son aceptables dentro de la lucha insurgente. Lo ocurrido obliga al Estado a condenar el hecho y a iniciar un ataque frontal contra los paramilitares, pues de lo contrario quedaría como su cómplice. Es el momento de determinar si va a declarar la enemistad abierta o si va a pasar agachado”, dijo Alejandro Reyes.

A las autodefensas no les preocupa una enemistad directa con el Estado. Si actúan con tal seguridad es porque están convencidas de que sus actuaciones quedarán impunes al conseguir que el gobierno les reconozca su estatus político.La polémica no termina ahí porque ante pronunciamientos como el de Human Rights Watch, en el sentido de que las autodefensas violaron el derecho internacional humanitario, existen voces contrarias. Para Jorge Mario López, voluntario de la Cruz Roja por 25 años y director del Instituto Interamericano de Derecho Internacional Humanitario desde hace 10, “en Barranca se violó el Código Penal con todas sus consecuencias. Un grupo armado cogió a 36 personas y las mató. Eso es una masacre que es un término sociológico pero no penal. Eso es claro. Pero como no hubo combate y no estamos en una guerra declarada, en el sentido estricto del que habla el derecho de Ginebra, el derecho internacional humanitario no se violó en un sentido estricto”.

Esta es una discusión que puede volverse bizantina y que poco le importa a los familiares de las 25 víctimas que todavía no entienden por qué razón ni siquiera pueden entregarles los cadáveres completos de sus seres queridos para enterrarlos.

Publicado en SEMANA. Edición 840. 08/06/1998