¿Sin castigo?

      

{youtube}N2_qGHzb6Mk|250|187|true{/youtube}Varios de los sobrevivientes aún se preguntan cuál fue el motivo de esta matanza. Los que sobrevivieron apenas se están recuperando del dolor de perder a varios familiares y algunos todavía temen salir de sus casas. En esta última parte de la entrevista con Enrique Guetio dice que hoy en día no hay certeza de los responsables intelectuales de la incursión. (Entrevista Enrique Guetio III parte)

El 25 de abril muchos de los pobladores que fueron desplazados se reunieron para ir a rescatar los cuerpos. Enrique Guetio recuerda el día cuando fue al Batallón de la III Brigada para solicitarles la colaboración a los militares para rescatar los cuerpos: “Sentí la ironía de la Fuerza Pública que me decían: usted por qué va a ir a sacar a esos hijuetantas guerrilleros que asesinaron allá”. Sin apoyo de los militares, los habitantes entraron a buscar a sus familias. (Ver entrevista con Enrique Guetio III parte)

El 26 de abril el Comando del Batallón Contraguerrilla de Infantería de Marina entró a El Naya como parte de la Operación Dignidad. Allí lograron capturar a 73 paramilitares en Puerto Merizalde. Muchos de ellos se entregaron al verse rodeados y porque ya no tenían comida. Otros fueron sorprendidos perdidos entre la selva, ya que muchos de los paramilitares provenían de Antioquia y Córdoba y por eso no conocían bien la región.

En la penitenciaría de Villa de las Palmas, en Palmira, hoy en día permanecen recluidos 73 de los responsables, quienes fueron condenados por un juez especializado a 40 años de cárcel y a pagar $340 millones, cada uno, para reparar a las víctimas.

{youtube}yJAXyToEe9Y|250|25|true{/youtube}Muchos habitantes de El Naya reconocieron que vieron a varios paramilitares meses antes en compañía del Ejército. Por eso, algunos desplazados no quisieron regresar a sus antiguas casas y se ubicaron en terrenos que el gobierno les entregó como parte de la reparación. Después de varios años de maltrato y descuido, muchos ya no creen en la justicia, y por eso dejan en manos divinas el destino de los verdugos. (Crónicas del Cauca V parte)

Siempre quedó en el aire el interrogante de si la Fuerza Pública fue cómplice de la masacre de El Naya. Algunos habitantes así como unos de los paramilitares que participaron en la incursión han señalado a la Fuerza Naval de auxiliar a los ‘paras’ en los combates con la guerrilla. Se dice que algunos salieron por la Costa Pacífica en lanchas del Ejército.

Eladio Viveros cuenta que en el momento en que el grupo paramilitar fue atacado por la guerrilla, el jefe de las autodefensas, ‘Mario’, se comunicó con el Batallón Pichincha, y le pidió dos helicópteros con efectivos del Ejército para que los apoyaran. Los paramilitares se comunicaban con miembros de la Fuerza Pública, a los que llamaban ‘Los Primos’. Viveros también dijo que ‘Mario’ recibió una llamada del Comando Antinarcóticos de la Policía de Cali de ese entonces. (Escuchar Crónicas del Cauca V parte)

Pero la sospecha de los supuestos vínculos de los paramilitares con miembros de Ejército no sólo tiene que ver con el día de los combates con la guerrilla. También hay evidencias que hubo cooperación antes de la masacre. Así lo sostiene ArmandoLugo, alias ‘El Cabezón’, uno de los paramilitares capturado. Admitió haber hablado con integrantes de la Tercera Brigada del Ejército para que retiraran sus tropas de la región, y de esta forma tener el camino libre para cometer la masacre.

Asimismo, Enrique Guetio en su testimonio ante el Juzgado Penal de Popayán cuenta que a dos de los paramilitares que entraron al Naya, los había visto un año atrás en el Ejército cuando entraron a rescatar a los secuestrados de la Iglesia La María.


Armando Lugo, ex paramilitar capturado que participó en la masacre de El Naya. Foto: El Espectador

“Yo tuve contactos con miembros de la Tercera Brigada, pero tengo que dejar claro que ellos no sabían que íbamos a cometer una masacre, cuando les pedí ayuda les dije que era para cruzar unas tropas que había que llevar a Guapi. Siempre había una base del Ejército en La Esperanza y en Timba, yo les comuniqué al coronel Vargas y al capitán Zambrano que íbamos a cruzar unas tropas para que retiraran sus hombres.

Desde Venecia en Trujillo se cruzó en camiones carpados, el capitán Andrés Zambrano venía frenteando el corte. Nos paró un retén de la vial en Sonso, otro antes de llegar a Palmira y otro en el peaje de Villarrica, ese ya estaba arreglado con un teniente del Ejército, que pertenecía al batallón de Palmira. El capitán Zambrano era el comandante de un pelotón en Timba.

En una reunión con mi comandante en Munchique, él me pidió unos camuflados, equipos y chalecos. Tony Alberto Vargas me los dio, pero él no sabía que íbamos a hacer que íbamos a hacer esa masacre”.

Además, en el expediente del Juzgado de Popayán hay constancias que revelan que 26 paramilitares que cometieron la masacre habían prestado servicio militar en las Fuerzas Militares, algunos como soldados regulares y otros como soldados bachilleres.

No obstante las sospechas, el único militar detenido es el capitán del Batallón Palacé, Rubén Brianco Blanco, quien fue acusado de favorecer a los paramilitares porque en su casa hospedabaal paramilitar alias ‘Mario’ cuando fue arrestado en 2004.

De acuerdo con una investigación hecha por el diario El País, en febrero del 2006 la Procuraduría sancionó al oficial Tony Alberto Vargas con 90 días de suspensión por omisión para perseguir y combatir a los integrantes de las Auc que llevaron a cabo la masacre.

La Fiscalía también libró diez órdenes de captura contra militares y civiles, presuntamente vinculados a estos hechos. Las investigaciones tendrían relación con las declaraciones de varios paramilitares del Bloque Calima, entre ellos Veloza, quien aseguró que miembros del Batallón Pichincha facilitaron el ingreso de las autodefensas al Naya.

El Consejo de Estado ordenó al Ministerio de Defensa pagar seis mil millones de pesos por omisión y falla en el servicio por no evitar la masacre de El Naya. En el fallo, los magistrados concluyeron que si el Ejército “hubiese puesto efectivamente en funcionamiento todos los recursos humanos y técnicos de los que dispone, tales hechos seguramente no hubiesen ocurrido”. (descargar sentencia del Consejo de Estado)

Para la Defensoría del Pueblo resulta inexplicable la forma cómo ingresó un grupo tan numeroso de autodefensas sin ser advertidos, más aún cuando la zona por donde se estima incursionaron los hombres armados al área, está a veinte minutos de Timba, lugar en donde estaba ubicada una base del Ejército Nacional.