La batalla que perdió Carlos Castaño en Ituango

      
En 2001 hombres de Carlos Castaño intentaron tomarse Ituango, Antioquia, pero fueron emboscados por las Farc. En el combate, un centenar de paramilitares cayeron y nunca nadie supo de la suerte de sus cuerpos. Uno de sus sobrevivientes contó cómo fue este episodio desconocido de la guerra.
En breve: En una versión libre, el ex paramilitar José Luis Hernández Sánchez alias ‘Poncho’ contó cómo fue el combate entre paramilitares y guerrilleros de las Farc, en el que murieron más de 100 hombres de las Auc en el municipio de Ituango, Antioquia, en 2001, cuyos cuerpos nunca fueron recogidos ni identificados.

Paramilitares que menciona: Carlos Castaño, ‘Marcos Gavilán’, ‘Felipe’, el ‘Negro Ricardo’ y ‘Barriga e cierre’

Sitios o municipios que menciona: Montelíbano, La Caucana, Tierradentro, Ituango, campamento de Las Flores


Carlos Castaño se enfureció cuando se enteró que 100 de sus hombres habían muerto en un combate con las Farc en Ituango. Foto Semana.

A finales de agosto y principios de septiembre de 2001, Urabá, Córdoba y Antioquia eran un hervidero. Las Autodefensas Campesinas de Carlos Castaño intentaban ganarle espacio a las Farc y el Eln, por lo que el entonces jefe paramilitar se había propuesto sacar a punta de plomo a la guerrilla de la región y apoderarse de corredores estratégicos que servían al narcotráfico y al comercio de armas.

Castaño había ordenado a los comandantes de los Bloques Minero y San Jorge y una columna que llamaban ‘la Móvil’, congregarse en el corregimiento de El Palmar, alto San Jorge, cerca de Montelíbano, Córdoba. Entre los tres sumaban unos 700 hombres. Duraron casi nueve días preparándose, recibiendo entrenamiento e instrucciones. Les llevaron pavas, pañoletas, uniformes, botas y fusiles nuevos. Estrenaron todo lo que un ejército necesitaría para ir bien apertrechado a la guerra. Cuando ya estaban

listos se unieron bajo un mando, que llamaron ‘La Móvil’ y emprendieron el camino. Desde El Palmar se movilizaron hasta La Caucana en camiones Kodiak y los helicópteros ‘Papaya’ que presuntamente les prestó el Ejército, en el que realizaron seis viajes con 25 hombres en cada uno.

José Luis Hernández Sánchez, un desmovilizado del Bloque San Jorge, conocido con los alias de ‘Poncho’, ‘Richar’ y ‘Mancunsito’, quien también estuvo temporalmente en los bloques Catatumbo y Elmer Cárdenas, estaba entre los convocados ese día. El contó, en una versión de Justicia y Paz, cómo fue uno de los más sangrientos episodios del conflicto armado colombiano.

Como comandantes iban alias ‘Marcos Gavilán’, ‘Felipe’ y el ‘Negro Ricardo’. “Atravesamos todo El Nudo del Paramillo’”, dijo ‘Poncho’, refiriéndose al macizo montañoso de las cordilleras central y occidental donde nacen los ríos San Jorge, Sinú y Tarazá entre otros. Pasando el nudo, a una altura de 1.550 metros sobre el nivel del mar está Ituango. Los tres grupos salieron en fila india, separados unos de otros, pero en un punto les ordenaron que se dividieran. Fue así como unos se enfilaron hacia Ituango y otros hacia el municipio de Peque.

Caminaron entre desfiladeros y la bruma. “A lado y lado del camino, dijo ‘Poncho’, no se veía el fondo de los abismos’. La zona es conocida como el Cañón del río Cauca.

En el camino hacia Ituango tuvieron un solo enfrentamiento con la guerrilla en el sitio conocido como Naranjal y cuando atravesaron el río Cauca, 25 de los hombres se ahogaron al voltearse una de las chalupas. De allí, caminaron durante seis días y llegaron a Ituango al amanecer.

A ninguno de los cabecillas les pareció extraño la soledad de este pueblo, que en ese entonces contaba con 43 mil habitantes.

“No vimos a nadie, el camino estaba despejado, no sentimos nada y nos relajamos. La idea era infiltrarnos en la región. Cuando estábamos haciendo el desayuno, como a las nueve de la mañana comenzó el ataque, eran miles de guerrilleros, salían por todos lados”.

Cuando se dieron cuenta, cientos de guerrilleros empezaron a dispararles desde varios costados. Los paramilitares habían sido emboscados por hombres de las Farc que los estaban esperando. “Perdimos todo, dejamos todo tirado. Cuando comenzó el ataque eso fue sálvese quien pueda, perdimos el control. Los muchachos en la huida caían a los precipicios y los muertos se quedaron regados por todo el camino”, cuenta el ex paramilitar.

Iván Márquez, quien era el comandante de los frentes guerrilleros que operaban en esa zona, les hablaba por radio y los convidaba al combate. “Nos decía que peleáramos, que no corriéramos, pero no había nada qué hacer, teníamos que salir de allí y salvar lo que se pudiera. Uno veía campesinos que estaban tirando machete en un monte y al lado tenían un fusil”.

En esa incursión murieron más de cien hombres de los grupos más experimentados de las autodefensas al mando de tres comandantes de confianza de Mancuso y Castaño como lo eran ‘el Negro Ricardo’, ‘Marcos Gavilán’, ‘Felipe’ y ‘Barriga e cierre’.

Cuando regresaron, unos llegaron a La Caucana y otros a Tierradentro, pero Castaño les ordenó ir al campamento de Las Flores, una escuela de entrenamiento de los paramilitares en Córdoba. Una vez allí, les hicieron formar porque Carlos Castaño les iba a hablar.

Alias ‘Poncho’ recuerda que vio cómo Castaño caminaba de un lado a otro, gritaba y les increpaba por la derrota. Sin duda, el jefe paramilitar estaba abatido por la pérdida de tantos hombres en un solo combate.  Mientras los 600 hombres derrotados sin haber dado la pelea lo escuchaban con temor pues los fracasos en las AUC se pagaban con la vida.

“Decía que lo que había ocurrido en Ituango había sido por falta de entrenamiento, pero que desde entonces no podíamos tener más derrotas y mucho menos perder tantos hombres como ese día. A Ituango habíamos ido supuestamente porque la guerrilla tenía el control de los cultivos de coca y amapola”. La región de Ituango es conocida porque abundan las orquideas.

‘Poncho’ recuerda que cuando ocurría un episodio como el de Ituango, el comandante del frente o del bloque, identificaba responsables, quienes eran ejecutados delante de la tropa. Fue así cómo el ‘Negro Ricardo’ asesinó a varios hombres que perdieron las armas en su huida.

“La culpa no fue de los ‘paras’ que comandaron la operación, agrega ‘Poncho’, sino que muchos cayeron porque no conocíamos el terreno”. Sin embargo, lo que a lo mejor desató la furia del jefe paramilitar es que en 1996 y 1997 ya habían incursionado en la zona, cuando con la colaboración del Ejército, cometieron las masacres de La Granja y El Aro,  corregimientos de Ituango (Ver Las cicatrices de El Aro), en las que fueron asesinados 19 campesinos y centenares fueron obligados a desplazarse. Los paramilitares también les robaron el ganado y sus mulas e incendiaron las casas.

Después de esa derrota varios comandantes de escuadra fueron degradados a patrulleros rasos, pero en una organización acostumbrada a ver morir a tanta gente, eso se olvidó rápido, según contó ‘Poncho’.

Los paramilitares nunca recogieron a los hombres que cayeron en la emboscada ni tampoco informaron a sus familiares que ocurrió y que pasó con los cuerpos que quedaron regados en los campos de Ituango, ni mucho menos con los que se cayeron a los precipicios.

Lo normal en las Auc, dice ‘Poncho’, era la muerte. “Nadie se preocupó por esos muertos. Nos preocupamos fue porla derrota. La gente que perdimos la repusieron enseguida en el campamento de Las Flores, donde había un cementerio de más de 500 muertos, en su mayoría reclutas que no daban la talla y los mataban”.

Poncho relató que la crudeza era normal en las filas de los paramilitares. “Si se dormían estando de guardia los mataban, si sospechaban que era infiltrado lo mataban, si era homosexual lo mataban. En ocasiones iba uno a colgar una hamaca y se encontraba con unos restos a ras de tierra. Tenía que moverse. En Las Flores había un sepulturero al que decían el ‘Anaranjado’ y en mi grupo también tenía otro al que llamábamos ‘El Oreja’. Y el ‘principal’ y ‘mejor’ instructor que tuvo las Auc era JL, quien se encuentra actualmente preso en Itaguí”, aseguró el paramilitar.

Hace poco lo llevaron a realizar una exhumación y no encontró la sepultura que buscaba. “Eso cambió, hicieron una reforestación y dicen que sacaron todos los muertos que había y los quemaron para que (la Fiscalía) no encontraran nada”.

La responsabilidad por esa derrota la asumió el Bloque Móvil, que después de eso fue dividido en tres, uno de los grupos fue enviado a El Tarra, Santander, y como comandante enviaron a ‘Felipe’ y como segundo a ‘Aguila7’. Otro grupo continuó en el San Jorge y recibieron de Vicente Castaño y Mancuso equipos de posicionamiento global (GPS) y equipos de radio de alta frecuencia. Pero hacia adelante la tarea era controlar la región de El Manso para brindar seguridad a los cultivadores de coca. Patrullaban día y noche para que la guerrilla no molestara a los cocaleros ni a quienes suministraban los insumos.

Quién es ‘Poncho’
Alias ‘Poncho’ ingresó en tres oportunidades a las Auc. La primera vez que lo reclutaron fue cuando se retiró del Ejército como soldado profesional a finales de 1994 ycomienzos de 1995. Lo reclutó un compañero de curso, el difunto ‘05’. Reingresó en el año 1996 y estuvo bajo las órdenes de alias ‘Rodrigo’ o ‘Doble Cero’. Permaneció una época en la ‘35’ y después lo mandaron para la región de Piedras Blancas, de donde salió porque lo iban a matar los compañeros paramilitares. Su último reingreso a las autodefensas fue en el año 2000, lo reclutó el ‘Chino Romero’ y estuvo en la urbana de Montería con un grupo comandando por alias ‘Visaje’, en el que también estaba su hermano Dovis, conocido como ‘El Flaco’ o ‘El taxista’. En esa época Montería vivió varios años de terror, pues el grupo de ‘La Terraza’ pretendía asesinar a un familiar de Mancuso y éste lo supo y les declaró la guerra.

Por cuenta de ese enfrentamiento en Montería pudieron haber sido asesinadas doscientas personas y el cabecilla fue alias ‘Visaje’, quien ha sido solicitado por la fiscalía pero el INPEC ha desatendido las peticiones de Justicia y Paz.

‘Poncho’ Perteneció a los Bloques Mineros, San Jorge y Elmer Cárdenas. También estuvo en La Gabarra y además de los alias mencionados utilizó los de ‘El Negro’ y ‘Farid’. Ha declarado contra Zulema Jattín, Aníbal Ortíz (ex alcalde de Tierralta), Jaime Torralvo (ex gobernador de Córdoba), Eleonora Pineda (ex representante a la cámara), Luis Jimenez Espitia (ex alcalde de Montería), Miguel Alfonso De la Espriella, de quienes dice se reunían con Salvatore Mancuso en La Capilla entre los años 2001 y 2002. Cuando estuvo en el San Jorge comandaba un grupo de 40 hombres en las zonas de El Manso, Paramillo, El Burro, Puerto Anchica, Los Llanos del Tigre, Tierradentro y El Venao. Era un grupo urbano que hacía incursiones en la zona rural del San Jorge con el apoyo de La Móvil, pues en la región tienen presencia los frentes 58 y Quinto de las Farc comandados por ‘El Manteco’ y Román Ruiz.

En mayo de 2002 ‘Poncho’ abandonó la región del San Jorge porque le dijeron que ‘El Pollo Lezcano’, quería matarlo porque habían tenido unas diferencias. Se fue para ‘La Capilla’, le contó a Mancuso y éste le dijo que descansara unos días. Se fue para San Bernardo del Viento, adonde unos amigos que estaban en el Bloque Elmer Cárdenas, cuyo comandante era ‘El Alemán. Allá cometió varios homicidios hasta que en un enfrentamiento con la policía fue capturado en julio de 2002 y se encuentra preso desde entonces.

Contrario a lo que se podría suponer, las autodefensas no ganaron todas la batallas que libraron contra la guerrilla en su lucha por obtener el control de territorios que consideraban vitales para la expansión del proyecto paramilitar. Carlos Castaño y el estrecho círculo que lo rodeaba se consideraban estrategas que planificaban cada paso que daban. Por eso, cuando un grupo de 700 hombres que había salido desde al San Jorge a finales de agosto de 2001 con el apoyo del Ejército para tomarse el municipio antioqueño de Ituango, regresaron derrotados nadie lo podía creer. En especial, porque cuatro años antes habían incursionado en el corregimiento de El Aro, Ituango, y habían sometido a la población después de haber masacrado a 15 campesinos y provocado el desplazamiento de la casi totalidad de la población. Incursiones y masacres que le costaron una condena al estado colombiano de parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.