Grupos armados convirtieron por lo menos 16 mil menores en “soldados”

      

El Centro Nacional de Memoria Histórica acaba de publicar un extenso informe en el que ahonda sobre las razones, las motivaciones y las lógicas detrás de la utilización de niños, niñas y adolescentes durante más de cincuenta años de confrontación armada en el país. Lo preocupante es que el fenómeno aún persiste.

Según el informe del CNMH, existe una estrecha relación entre el trabajo infantil en actividades como raspachín de coca y el reclutamiento para grupos armados. Foto: archivo Semana.El reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado interno no son un fenómeno reciente en la historia colombiana. Por el contrario, han sido prácticas frecuentes y en ellas tienen que ver todos los actores armados, legales e ilegales. Así lo plantea el informe Una guerra sin edad: informe nacional de reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes en el marco del conflicto armado colombiano, elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

La investigación ahondó en las lógicas, las condiciones, los motivantes y las dinámicas que encierra este flagelo desde una perspectiva sociohistórica; es decir, comprender mejor los contextos regionales en los cuales se dieron el reclutamiento y la utilización de los menores de edad, así como la trayectoria de los diferentes grupos armados y los perfiles de reclutas que demandaron durante los picos más álgidos de la guerra.

Entre sus principales hallazgos se resalta la condición histórica de este fenómeno, en tanto ha estado presente desde la misma génesis del conflicto armado y si bien determinar un número preciso de víctimas pasa primero por entender los tiempos y las dinámicas de la guerra, el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH consolidó una base de datos que consignó 16.879 registros sobre reclutamiento y utilización de menores de edad.

La misma interpretación aplica para determinar qué regiones son las más afectadas y qué grupos armados son lo que han recurrido más a esta práctica. Si bien el país experimentó cinco décadas continúas de confrontación armada, ésta no fue ni homogénea ni se libró siempre en los mismos territorios ni los actores armados tuvieron siempre el mismo protagonismo e incidencia en el escenario bélico.

“Todos los grupos armados han llevado a cabo acciones de reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes. Lo que pasa es que lo han hecho de manera diferenciada, de acuerdo a los tiempos de la guerra”, sostiene la sicóloga Katerine Vélez, investigadora principal de este informe.
“Hay unos periodos de mayor concentración que tienen que ver con el surgimiento de los grupos armados. No se puede comparar un grupo armado que surge en la década de los sesenta con otro que surge a finales de la década de los ochenta”.

No obstante, el informe consigna que las guerrillas son las mayores responsables de reclutamiento y utilización de menores de edad; de ellas, las Farc recurrió a esta práctica en el 54 por ciento de los casos analizados. Le siguen en su orden los diferentes bloques que conformaron el proyecto paramilitar en un 21 por ciento de los casos; la guerrilla del Eln en el 10 por ciento; y los grupos herederos del paramilitarismo en un 7 por ciento de casos.

El análisis de estos datos también muestra un incremento vertiginoso de este fenómeno a partir de mediados de la década de los años ochenta, para mostrar su pico más alto en el periodo comprendido entre los años 1995 y 2003 y un descenso sostenido desde 2004 hasta la fecha. Al contrastar la dinámica del reclutamiento y utilización de menores de edad con las cifras del Observatorio sobre desmovilización y desvinculación de esta población de los grupos armados se observa un pico alto ente los años 2002-2006. (Ver más: “Es más fácil hablar de los tristes”)

Dichas tendencias coinciden con los años de recrudecimiento del conflicto armado por cuenta del cambio de estrategia de la extinta guerrilla de las Farc de la guerra de guerrillas a la guerra de posiciones; la expansión del paramilitarismo desde el Urabá antioqueño y cordobés, y la ofensiva de las Fuerzas Militares a través del Plan Colombia y de la Política de Seguridad Democrática aplicada durante los dos gobiernos del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010).

El informe también reseña la participación de las niñas y las adolescentes en este flagelo, principalmente en los grupos guerrilleros: mientras un 32 y un 31 por ciento de los menores de edad reclutados por las Farc y el Eln, respectivamente, fueron del sexo femenino, en el caso de los bloques que conformaron las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) esta cifra llegó al 19 por ciento. (Ver más: Cuando los niños salen del conflicto)

¿Cómo fueron reclutados?

Otro de los hallazgos importantes del informe es la construcción de bases sociales por parte de los grupos armados; esto facilita la utilización y el reclutamiento de NNA. Foto: archivo Semana.“Otra particularidad importante de resaltar es que, en el conflicto colombiano, la mayoría de niños, niñas y adolescentes no ha sido reclutados a través de la fuerza o la coacción, en contraste con otros conflictos internos armados”, consigna el Informe tras resaltar que, en el 40 por ciento de los casos analizados se dio bajo la modalidad de persuasión; un 11 por ciento por coacción; mientras que no se tiene información en un 49 por ciento de casos.

Y es que si algo resalta este informe es la importancia de los contextos regionales, el momento histórico de la confrontación armada y las capacidades del grupo armado tanto en un tiempo y un espacio determinado para comprender el fenómeno del reclutamiento y la utilización de menores de edad. (Ver más: Desvinculación de niños combatientes: errores para no repetir)

De ahí que las regiones del país donde se registra este flagelo compartan, entre otras condiciones, una débil presencia de las entidades del Estado, una deficiente infraestructura vial y de salubridad; así como poca oferta laboral y educativa. A ello se suma una recurrente condición de vulneración de derechos tales como explotación sexual y violencia intrafamiliar aunado a la presencia de actores armados que logran altos grados de interacción con los grupos familiares, así como el desarrollo de actividades económicas ilegales como la siembra de cultivos ilícitos.

Todo lo anterior configura un escenario “natural” para los más jóvenes donde la vinculación a un actor armado es parte de un proceso natural de la vida o, peor aún, una posibilidad real de ascenso social. (Ver más: “Los menores reclutados fueron armas de guerra”: Defensoría)

“Las zonas donde mayor reclutamiento ha habido históricamente son las que han tenido mayor presencia y control de los actores armados (…) en este orden de ideas, para las Farc, el Ariari Guayabero, sur del Tolima o Caguán, sirvieron de provisión de guerreros; para los paramilitares fueron el Magdalena Medio, Urabá, Sierra Nevada de Santa Marta, el Alto Sinú y San Jorge y el Valle de Aburrá; el Eln reclutó de forma importante en el Pacífico nariñense, Magdalena Medio, Sarare y Oriente antioqueño y los Gapd en el piedemonte llanero, el Valle de Aburrá, Andén Pacífico Sur, Urabá, Bajo Cauca y el Golfo de Morrosquillo”, detalla el informe.

Teniendo en cuenta lo anterior, los municipios que registraron mayores casos de reclutamiento entre 1976 y 1996, época caracterizada por la expansión de las guerrillas comunistas, fueron en su orden: Garzón (Huila) con 150 casos; San Vicente del Caguán (Caquetá) con 67; Medellín (Antioquia) con 58; San José del Guaviare (Guaviare) con 50; Vista Hermosa (Meta) con 39; San Pedro de Urabá (Antioquia) con 37; Santa Marta (Magdalena) con 35 y Planadas (Tolima) con 33 casos.

En el periodo comprendido entre los años 1997 y 2005, que marcó el escalamiento del conflicto armado por cuenta del avance de la guerrilla de las Farc hacia la periferia de las ciudades de la zona andina y la expansión del paramilitarismo desde Córdoba y Urabá al resto del país, muestra que los municipios donde se registraron mayores reclutamientos fueron: Medellín (Antioquia; San Vicente del Caguán (Caquetá); San José del Guaviare (Guaviare); Florencia y Puerto Rico (Caquetá); Tame (Arauca); Santa Marta (Magdalena); Valledupar (Cesar) y Vista Hermosa (Meta).

Persiste el flagelo

El flagelo del reclutamiento de menores de edad persiste. Ahora, los grupos armados postdesmovilización son los mayores responsables. Foto: archivo Semana.“Otro de los hallazgos que deja esta investigación es que el reclutamiento forzado no sólo ha impactado en la vida de los niños, niñas y adolescentes, sino que también ha impactado fuertemente la vida de las comunidades y de las personas que hacen parte de sus círculos de protección, generando unos círculos de victimización”, señala Vélez.

Una de las conclusiones más preocupantes que arroja el informe es la persistencia del fenómeno. Actualmente, los grupos armados posdesmovilización son los mayores responsables del reclutamiento y vinculación de menores de edad mediante ofertas económicas, tal como lo hicieran en el pasado los grupos paramilitares. (Ver más ¿Cuántos niños hay en la guerra?)

Municipios como Medellín (Antioquia); Tierralta, Montería y Valencia (Córdoba); San Pedro de Urabá (Antioquia); Tibú (Norte de Santander); Barrancabermeja (Santander); Puerto Gaitán (Meta); San Vicente del Caguán (Caquetá); Caucasia (Antioquia); Florencia (Caquetá); Tame (Arauca) y Turbo (Antioquia) figuran en su orden como donde se registran mayores casos de reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de estas estructuras.

“El informe plantea que hay muchas dificultades en materia de prevención, cuando hay una comunidad que está en riesgo. El informe identificó vacíos en materia de protección urgente; es decir, cuando hay presencia de grupos armados. Es cierto que se han hecho cosas, hay avances, pero es necesario fortalecer las acciones inmediatas y las comunidades manifiestan que se sienten solas y no tienen cómo enfrentar la amenaza del reclutamiento”, asevera la investigadora.