Entre 2008 y 2009 ICBF recibió a 40 niños reclutados (El Tiempo)

      

Para ganarse la confianza de los niños, subversivos no mayores de 20 años los llevan por momentos al monte para adiestrarlos en manejo de armas.











Menores reclutados por las Farc. Foto Semana
María*, una madre de familia que vive en la zona rural de Rovira, no quiere que sus hijos cambien el lápiz y los cuadernos por el monte y los fusiles de las Farc.


La madre teme porque su niña de 15 años y dos niños de 12 y 13 han sido engañados con promesas de los subversivos que buscan su ingreso a las filas de esa agrupación.


Lo que más le preocupa es la atracción del cabecilla de la columna guerrillera hacia su hija y no se atreve a hablar con las autoridades por temor a que las Farc tomen retaliaciones con los menores. Ha decidido esperar pero dice que en cualquier momento las Farc les puede arrebatarle a sus tres hijos.


Lejos de ahí, en Ataco, un niño de 15 años que había sido reclutado por las Farc y durante 3 años fue utilizado como mensajero de alias Giovanni, uno de los cabecillas en el Sur del Tolima, está feliz porque nuevamente vive junto a sus padres.


Él es uno de los 45 menores de edad que entre 2008 y 2009 el Ejército le ha podido arrebatar a la subversión. Hace 10 días regresó a su casa y dejó atrás años de malos tratos, frío, hambre y engaños.


Estas son solo tres historias del reclutamiento en el Tolima, pero hay muchas más. En los pueblos del Sur y Oriente en voz baja se afirma que es alto el número de madres que en silencio sufren ese perverso fenómeno o problema silencioso que crece y al que las autoridades le han declarado la guerra con capacitaciones a madres, líderes y campañas en los medios de comunicación.


Hay preocupación


El coronel Emilio Torres Ariza, comandante de la VI Brigada del Ejército, no oculta su preocupación.


“Las Farc han sufrido golpes muy duros, tienen pocos hombres y quieren fortalecerse con menores de edad, en las escuelas y parcelas buscan niños mayores de 12 años”, afirma el alto oficial.


Esa ‘cacería’ perversa fue la que obligó al campesinoAlberto* a abandonar en febrero pasado suparcela ubicada en una zona rural de Rioblanco.


Para salvar a sus dos hijos de 15 y 16 años de las garras de las Farc, a este hombre con las manos llenas de callos y el rostro tostado por el sol, no le quedó otra alternativa que venirse para Ibagué a engrosar la larga fila de desplazados.


Le pidieron al hijo mayor


“Las Farc me exigieron al de 15 años, pero me armé de valor y dejé todo tirado, preferí perder mi tierrita y salvar a mis hijos”, afirma el labriego de Rioblanco.


El fue testigo de otra familia con siete hijos que también huyó despavorida Rioblanco por temor al reclutamiento.


“A ellos les pidieron una muchacha y un muchacho que no sabían leer”, dice. Este campesino narra que muchos niños se unen a la guerrilla porque se ilusionan con las armas, los uniformes y el dinero prometido para sacar a sus padres de la miseria.


“Por allá hay zonas apartadas que ni siquiera tienen escuela, no hay nada para hacer y los jóvenes ven en la guerrilla una oportunidad de trabajo y de subsistencia”, señala.


En medio de todo, las autoridades y la Gobernación del Tolima con campañas tratan de frenar un fenómeno que no es nuevo en el departamento y que también se extiende a Rovira y Saldaña.


“El problema es muy grave por la falta de denuncias en las familias afectadas, los padres prefieren callar para no poner en riesgo la vida de sus hijos”, asegura Martha Padilla, secretaria de Gobierno del Tolima.


Al parecer en el Sur hay reclutamiento masivo de menores, afirma Defensoría del Pueblo 


Estudios de éste organismo en el Tolima han detectado que los grupos alzados en armas utilizan a los niños en los frentes de combate.


“Por lo general los menores van adelante en los choques armados”, afirma el defensor Santiago Ramírez.


Se atreve a señalar que el reclutamiento ha alcanzado dimensiones grandes e insospechadas principalmente en la zona Sur del Tolima donde la educación atraviesa por una aguda crisis emanada en la falta de centros educativos en buenas condiciones, escasez de material didáctico, pupitres y deserción en las aulas. Este último problema lo genera la pobreza ya que muchos menores trabajan en el campo para ayudar al sustento de la familia.


“Estamos sorprendidos porque en el Sur al parecer hay reclutamiento masivo de menores”, asegura el Defensor del Pueblo. Agrega que los padres de los niños afectados quedan a merced de los grupos armados pues ellos (los padres) no van a actuar en contra de sus propios hijos”.


La Defensoría ha realizado visitas a las zonas afectadas y habla del tema con base en informaciones suministradas por familias que se han visto obligadas a dejar sus parcelas para impedir que la subversión los deje sin hijos.


“Los desplazados cuentan que el reclutamiento se presenta de una manera crítica, estamos en presencia de una situación que jamás nos imaginamos se presentaría”, señala Santiago Ramírez.


Maltrato, una de las posibles causas para la problemática


La secretaria de gobierno del Tolima, Martha Padilla, está convencida que el maltrato que reciben los menores en sus hogares y los problemas en la educación, contribuyen a aumentar el conflicto.


El gobierno departamental a través de Prohaciendo invierte 456 millones de pesos en programas de sensibilización y capacitación con alcaldes, madres, jóvenes y líderes tolimenses. 


Publicado por: El Tiempo (15/06/09) 
Escrito por:  Fabio Arenas Jaimes


Tags: Reclutamiento.