Preocupación en Urabá por atentado contra sindicalista

      

Desde mediados de 2015, directivos del Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria (Sinatra), vienen padeciendo una serie de intimidaciones que tiende a ser cada vez más graves. Por ello, piden que las autoridades tomen cartas en el asunto.

sinatra 1Trabajadores sindicales del Eje Bananero han vuelto a ser víctimas de amenazas y de agresiones. Foto: archivo Semana.“Eso fue el pasado fin de semana como a las 11 de la noche. Over y su familia se encontraban ya durmiendo cuando, de repente, unos tipos armados, que no sabemos quiénes son, encendieron su casa a bala. Le destrozaron la puerta y la ventana. Eso no es todo. Le dejaron un panfleto en el que le dicen que si no se va de la región, la próxima vez le van a disparar a él”.

Así relata José Padilla, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria (Sinatra), el ataque del que fue víctima su compañero de junta directiva Over Enrique Fuentes Villalba. El atentado se produjo el sábado 20 de febrero en el barrio Obrero de Apartadó, Urabá antioqueño. El directivo, según informó Padilla, permanece en la región bajo protección de la Policía.

El hecho aumentó los temores y las preocupaciones de los integrantes de esta agremiación sindical, y no es para menos. Desde su creación, el 11 de noviembre de 2012, los miembros de Sinatra han padecido señalamientos, hostigamientos, amenazas e intimidaciones de todo tipo y a juzgar por los acontecimientos recientes, estos tienden a ser cada vez más graves. Padilla, por ejemplo, recibió sendas amenazas de muerte finalizando el año anterior por cuenta de las cuales hoy debe movilizarse con un estricto esquema de seguridad.

Aunque no ha sido el único en ser víctima de amenazas, sí contó con la fortuna de recibir protección por parte del Estado. Álvaro Moreno, por ejemplo, quien es secretario general de Sinatra, recibió en su vivienda, ubicada en Carepa, Uraba antioqueño, por lo menos tres panfletos durante el segundo semestre de 2015 en donde se le amenazó de muerte si continuaba con su labor sindical. No obstante instaurar las denuncias respectivas ante las autoridades, aún no recibe ningún tipo de protección.

“Hemos llevado nuestros casos ante la Unidad de Protección, vienen nos hacen los estudios y nos dicen que nuestro riesgo es ordinario”, cuenta Álvaro, quien señala que cada vez teme por su seguridad: “Nosotros trabajamos en fincas bananeras, nos toca madrugar para llegar a ellas y atravesar sitios muy solos, muy oscuros y muy peligrosos. De verdad que ya siente temor uno de ir a trabajar”.

Jesús Góez, otro miembro de Sinatra, también recibió amenazas de muerte el año anterior y aún se encuentra a la espera de la determinación de las autoridades respecto a si requiere protección especial. “Para nosotros es una situación muy dura, recibir tanta amenaza y no recibir ningún tipo de protección por parte del Estado”, agrega Álvaro, quien añade que ya varios compañeros debieron abandonar la región porque no soportaron las intimidaciones.

Para los directivos de esta agremiación sindical, más angustiante resulta el hecho de no saber quién está detrás de estas amenazas ni tampoco el porqué de esta persecución. “Si supiéramos quién está detrás de estos ataques, créame que ya lo habríamos puesto en consideración de las autoridades. Pero eso es lo que más nos inquieta: aquí operan tantos grupos y no sabemos quién es elresponsable de estos hechos”, sostiene José Padilla.

Según Padilla, Sinatra surgió hace ya cuatro años por iniciativa de antiguos miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro) que, descontentos con sus políticas, decidieron formar una nueva agremiación. Actualmente cuenta con cerca de 2.000 trabajadores afiliados, todos ellos de las fincas asentadas en los municipios del Eje Bananero.

¿De vuelta al pasado?

sinatra 2Foto: archivo Semana.En la historia del Urabá antioqueño el sindicalismo cuenta con su propio capítulo. Tanto dirigentes gremiales como habitantes de la región recuerdan cómo en la década de los ochenta los trabajadores de las fincas bananeras protagonizaron sendos paros reclamando derechos laborales que nadie parecía reconocer.

Los sindicatos existentes en aquel entonces, Sintagro y Sintrabanano, no solo fungían como espacio para que los trabajadores expresaran su descontento laboral; también interpelaban a las autoridades locales y regionales por mejores condiciones de vida para los habitantes de una región que parecía olvidada a su suerte. También fue la época en que se hizo famosa la práctica de combinar todas las formas de lucha, como lo han reconocido protagonistas de aquellos años, como Mario Agudelo, desmovilizado de la guerrilla del Epl y exdirigente del desaparecido movimiento político Esperanza, Paz y Libertad.

En diálogo con VerdadAbierta.com, Agudelo ha reconocido que en su vida subversiva se combinaba todos los métodos de lucha. “Ambos sindicatos eran manejados políticamente por el Epl y las Farc, pero ese trabajo se extendía a otras labores de penetración, como la presencia en los barrios populares y de invasión”, comenta.

En 1998 ambos sindicatos se fusionaron, dándole vida a Sintrainagro, agremiación que rápidamente logró entablar negociaciones con el empresariado bananero, las cuales terminaron siendo ejemplo para el país. Sin embargo, también padeció la persecución de todos los actores armados. Se estima que entre 1990 y 1996 fueron asesinados unos 600 trabajadores vinculados con esta agremiación. Entre sus verdugos figuran tanto la guerrilla de las Farc, pasando por la disidencia armada del Epl, como las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu).

Hoy, Sintrainagro hace parte de la Mesa Sindical de Víctimas, creada hace ya cinco años y que integran además la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación General de los Trabajadores (CGT). Dicha Mesa pretende impulsar mecanismos de verdad, justicia y recuperación de memoria histórica que permita esclarecer cientos de crímenes cometidos contra sindicalistas en Antioquia. Según registros dela Escuela Nacional Sindical (ENS), entre 1981 y 2015 se presentaron 1.003 casos de violaciones a los derechos humanos contra sindicalistas, solo en los municipios que conforman el llamado Eje Bananero: Carepa, Chigorodó, Turbo y Apartadó. Los homicidios (746 casos) y las amenazas (136) figuran como los hechos más preocupantes.

Aunque las estadísticas muestran que en los últimos cinco años se han reducido las violaciones a los derechos humanos contra sindicalistas, pues entre 2010 y 2015 la ENS registró un total de trece amenazas, cuatro homicidios y un atentado, estos no dejan de alarmar. Tal es el caso de Luis Alberto Durante, integrante del Comité Obrero de Sintrainagrode la finca bananera El Cortijo y, además, fiscal del Comité Municipal del Polo Democrático en Carepa, quien fue asesinado el 3 de septiembre de 2011 cuando se dirigía a su residencia en el corregimiento El Reposo de Apartado.

De igual forma, el 23 de noviembre de 2015, Jorge Andrés Vargas Bueno, presidente de Sintrainagro seccional Carepa y director del departamento de educación de la CUT subdirectiva Antioquia, fue atacado por sicarios cuando se desplazaba de Turbo a Apartadó. A este caso se suma ahora el atentado del que fue víctima Over Enrique Fuentes el pasado 20 de febrero, situación que elevó la tensión y zozobra de los sindicalistas de esta región.

“Hacemos un llamado a las autoridades para que no nos dejen solos. La situación está pasando ya de ‘castaño a oscuro’ y nadie parece atendernos”, asevera José Padilla, el presidente de Sinatra, quien ruega porque esas épocas oscuras en que los sindicalista eran objeto de persecuciones por parte de todos los actores armados, no vuelvan a repetirse.