Más de medio siglo de organización y trabajo comunitario, en pequeñas microempresas y cooperativas regionales, llevan a cuestas las comunidades rurales de ese departamento. Estas iniciativas se han convertido en símbolo de resistencia contra el conflicto armado y en una alternativa económica sostenible que puede ser replicable en otras zonas del país.

A menudo, por las calles de las cabeceras municipales del departamento se leen anuncios, letreros y vallas publicitarias de asociaciones, cooperativas, empresas y microempresas con la palabra “comunitaria”, en referencia a un modelo organizativo que se impuso en esa para hacerle frente a los actores armados ilegales y al abandono estatal. Hoy día es uno de los motores de la economía en varios municipios y la base de ingresos de cientos de familias campesinas e indígenas.

Cuentan los veteranos del piedemonte araucano que, como la mayoría de sucesos en el departamento, la irrupción de este modelo organizativo y económico surgió como respuesta a la presión del conflicto armado, lo que los llevó a impulsar su propia estrategia de desarrollo alrededor de dos de los productos más importantes de la región: el plátano y el cacao.

La militarización del departamento durante el primer gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2006), el incremento de la guerra por las rutas del narcotráfico y la intensificación de las acciones militares de los grupos insurgentes produjeron que centenas de campesinos vieran en estos dos productos alternativa de organización. Relatan los labriegos que se cansaron de ser los sirvientes de los armados y el escudo de los narcotraficantes. (Leer más: Capturas masivas, una herida abierta en Arauca)

“Desde el año 2000 el cacao y el plátano le empezaron a ganar la guerra a la hoja de coca, no la de uso ancestral y medicinal, que aún permanece en algunos resguardos indígenas, sino la que los grupos armados cultivaron para traer sangre y violencia. Desde ese año nos empezamos a cansar de ser los asesinados, encarcelados y maltratados, vimos en el suelo y en nuestros productos una nueva oportunidad de vida”, relata Alberto Cáceres, un poblador de Tame.

Para este labriego, la decisión de fijar el desarrollo económico en la producción agropecuaria y no en la de la pasta de coca cambió el curso de centenares de familias en el campo, al punto de llegar tener cifras históricas de producción semestral (33.728 toneladas) como registró la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao) para el primer semestre de 2017. Hecho que para los araucanos muestra el cambio de un departamento violento a uno productor y referente en los mercados agrícolas.

Cacao y plátano por coca

arauca cooperativas 2Tanto los plataneros como los cacaoteros han pedido al gobierno nacional mayor interés por los proyectos agropecuarios de la región, a la fecha siguen esperando la ayuda económica que desde administraciones pasadas se les ha ofrecido. Foto: Cortesía Wilmar Castillo – Trochando Sin Fronteras.Enrico, un veterano agricultor de 72 años de edad, recuerda que al finalizar la década del ochenta empezaron a brotar los primeros inicios de asociaciones de cacaoteros y platanicultores: “Nos dividíamos en ese entonces entre quienes trabajábamos en las grandes extensiones de cultivos de hoja de coca y quienes dieron un paso aparte de la guerra. Cansados de tanta violencia cientos se asociaron y creyeron en un proyecto en el que nadie veía futuro, el cacao”.

En un inicio fueron pocos los que decidieron salirse de los cultivos de la hoja de coca para uso ilícito, la razón era simple: desde el eslabón más bajo de la producción se tenía asegurada una renta mensual con la cual comían hasta tres personas. “No queríamos dejar de sembrar mata y recolectar oro para salir a no tener qué comer. No fue temor, era necesidad”, reconoce Enrico.

Con los años, estas primeras asociaciones, tanto de cacao como de plátano, se unieron para crear comités departamentales que los representaran a nivel nacional, con el fin de buscar una mayor comercialización de sus productos y, especialmente, con el objetivo de bajar el costo de los insumos agrícolas.

Tal es el caso de la Cooperativa de Cacaocultores de Arauca (Coopcacao), iniciativa que nació en 2005, pero que recoge una tradición de más de 53 años de cultivadores de cacao, que junto a la Cooperativa Multiactiva de Producción y Comercialización Agropecuaria de Arauquita (Coomprocar), son las asociaciones más grandes de cacaoteros del departamento.

arauca cooperativas 3Los araucanos quieren pasar la hoja de la guerra y poner en alto el nombre de la región y el país por el cacao, aunque han ganado en repetidas ocaciones como el mejor cacao del mundo la guerra sigue opacando el desarrollo que el producto ha tenido. Foto: archivo Semana. En diálogo con VerdadAbierta.com, William Rincón Mendoza, presidente de Coopcacao, calificó los inicios del proyecto como una gesta independentista que tardó más de una década en dar frutos, pero que logró el objetivo de separar la producción de la pasta de coca como el principal sustento de las familias araucanas.

Hoy en día la cooperativa cuenta con 165 familias asociadas, cada una con un promedio de tres hectáreas cultivables, lo que les genera dos salarios mínimos mensuales de ingreso, eso dependiendo del valor comercial del producto que puede variar, lo cual ha significado una importante estabilidad económica. Y sus frutos son reconocidos internacionalmente. El cacao araucano ha sido considerado por el Salón del Chocolate de París (Francia) como el mejor del mundo en varias ocasiones, catalogado como fino de aroma y sabor.

Así como con el cacao, los platanicultores también se han agrupado para buscar mayor eficiencia. En 2009 conformaron el Comité Departamental de Plataneros de Arauca (Coodeplar), que acoge a las asociaciones de los municipios de Tame, Fortul, Saravena, y Arauquita, y ya cuenta con 700 productores asociados. Con ello lograron formalizar la vocería del sector a nivel departamental, lo que les ha permitido unificar el discurso y sumar fuerzas para las distintas peleas que han librado con las administraciones locales.

“Tenemos un plus que es poco conocido que es que el plátano es uno de los que menos cáscara tiene, el más cercano es en el Meta, y en comparación con Ecuador que es 50 y 50, aquí tenemos entre 20 y 23 por ciento de cáscara, es algo que tenemos que explotar para exportar”, explica Rigoberto Anaya, pequeño productor de plátano e integrante de la Asociación de Platanicultores de Tame.

La asociatividad también arroja buenos resultados. La producción de plátano ha ostentado récords nacionales de producción de 40 mil kilos por hectárea al año, y le hecho de que sea el que menos cáscara tiene en el país puede ser más rentable para las industrias procesadoras.

Una vida, ciento de ejemplos

arauca cooperativas 4La organización de los campesinos les ha permitido tener vocerías unificadas para la interlocución con los distintos gremios a nivel regional y nacional. A diferencia de otras regiones, en Arauca el trabajo social va de la mano del económico. Foto: Cortesía Wilmar Castillo – Trochando Sin Fronteras.Estas cooperativas son integradas por familias de pequeños productores, quienes, en muchas ocasiones, han sido víctimas de la violencia, como el caso de Yasmín Comas Jiménez, gerente de la Cooperativa de Productores de Cacao La Delicia (Cooprocor La Delicia), conocida en la región como Chocolates La Delicia. Esta asociación de cacaocultores fue creada en Arauquita en 1960 por un grupo de madres cabezas de familia que hacían chocolate artesanal. Hoy cuentan con 14 asociados y poseen la única planta procesadora de cacao que hay en el departamento.

Comas es una líder social afro, hija de padres cacaoteros y del conflicto armado gestado en la década del setenta. Junto con su familia, ha sido desplazada forzosamente cuatro veces: la primera de ellas, ocasionada por la militancia de sus padre y hermanos en la guerrilla del M-19; luego salió amenazada de San Vicente de Chucuri, donde ya había empezado a dar sus primeros pasos como cacaotera, hacia Barrancabermeja por los grupos paramilitares; años más tarde pasó por el Sur de Bolívar y Barranquilla hasta que finalmente en 2011 aterrizó en Arauca, para darle vida a su microempresa Kakaua (cacao en sikuani).

Desde su llegada, Comas entendió la dinámica organizativa del departamento, pronto afilió su microempresa a Cooprocor La Delicia y empalmó sus conocimientos sobre el cacao en otros departamentos, en cuanto a cultivo y producción, con los demás integrantes de la cooperativa. Combinando la labor social y la productiva, vio un nuevo amanecer para sus proyectos personales y para su desarrollo económico.

En diálogo con este portal, la líder afirmó que durante años ha buscado construir democracia en la base social, infundir los derechos humanos y la libertad de expresión al mismo tiempo que generar capital: “Independientemente de todos los procesos políticos, sociales o económicos que uno tenga, uno puede sembrar paz construyendo empresa porque lo primero que hacemos es generar empleo; segundo, generar base social; y después, generar mercado”.

Actualmente hay más de 17 mil hectáreas de cacao y 35 mil de plátano en todo el departamento, una cifra que hasta hace menos de 10 años no llegaba a las 4 mil de cacao y a las 2 mil de plátano. El incremento del área sembrada tiene una razón fundamental: cansados de la guerra entre guerrillas, paramilitares y del abandono estatal, pequeños grupos de campesinos abandonaron sus faenas agrícolas ilegales y se organizaron en torno a la producción legal de esos dos productos.

Sustitución voluntaria

arauca cooperativas 5Según el Ministerio para el posconflicto para este año el departamento será declarado libre de hoja de coca, la proyección de los distintos gremios es hacer rentable las grandes extensiones de suelo que el departamento aún conserva. Foto: Andrés Celis.“Ante la situación del conflicto armado, las mismas personas decidieron de cierta forma analizar todo lo que nosotros estábamos padeciendo y se decidió hacer ese cambio. No podíamos seguir matándonos ni dejando que nos mataran”, asegura Rincón.

Fueron varios los problemas que acarreó ese éxodo campesino de lo ilegal a lo legal, entre ellas las amenazas de los grupos insurgentes por dejar el negocio y la controversia con quienes seguían en la cadena de producción de la hoja de coca por el daño que generaba la aspersión aérea a los cultivos de plátano y cacao. Varias familias optaron por defender los intereses de los grupos armados y otros por seguir en el negocio que estaba desangrando a los campesinos. (Leer más: La petro-guerra del Eln en Arauca)

La de allí que viniera la oposición de las insurgencias. “Los primeros en reventar la piola fueron las Farc, ellos no querían, eran muy radicales, muy conflictivos, pensaban en otra cosa sistemática muy difícil. Las organizaciones sociales jugaron un papel preponderante en el cambio de mentalidad, no podíamos seguir con la coca, debíamos pasar a cultivos que nos den más estabilidad, por ellos los campesinos dijimos no más a la coca”, aseveró un veterano campesino de la región.

Según relató el labriego, la voluntad de los campesinos se terminó imponiendo porque muchos de los miembros de esas guerrillas, en especial del Eln, hacían parte de la comunidad, con la cual compartían lazos de sangre por lo que enfrentar a quienes se opusieran no les era provechoso. “No fue así de mucha envergadura, porque ellos de cierto modo viven aquí, conviven con nosotros y de cierta manera quedaban muy mal confrontándose con nosotros con la gente, con la población, fueron dificultades que se lograron superar, ellos en su cuento, y nosotros en el plan de cambiar los cultivos”, afirmó la fuente. (Leer más: Un singular pacto de paz Eln-Farc)

“Otro de los grandes problemas para los plataneros fue que hasta nos prohibieron la traída de la urea, un compuesto químico que se necesita para el cultivo, porque supuestamente iba para los grupos ilegales. También se nos encareció la gasolina; además, como asociados, nos tocaba registrarnos, registrar la finca, hasta quién iba a hacer las plantaciones. Unos controles muy verracos”, recuerda Rigoberto Anaya.

El pico histórico de cultivos de hoja de coca en Arauca, según informes de Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc), está registrado en 2001 con 2.749 hectáreas cultivadas; sin embargo, otras son las cifras que se manejan en la región.

Cuentan los campesinos que para el año 2002 la cifra de hectáreas cultivadas superaba las 10 mil y que hasta mediados del 2005 alcanzó el pico de 15 mil, datos que no aparecen en reportes de las instituciones porque, a juicio de los labriegos, nunca se censaron los territorios donde operaron las guerrillas de las Farc y el Eln.

Pero lo que sí es cierto es que con el paso de los años el área se fue reduciéndose de manera drástica. Se estima que actualmente sólo hay unas 50 hectáreas cultivadas en el sur del departamento. Por tal razón, en el primer semestre de este año, según le dijo a este portal Rafael Pardo, Alto Consejero para el Posconflicto, Arauca será declarado, junto a otros dos departamentos, como territorio libre de hoja de coca por cuanto desde hace un año vienen trabajando en la sustitución y en la implementación de nuevas técnicas para cambiarle el uso del suelo de manera rápida.

“Arauca es uno de los referentes a nivel mundial de siembra de cacao; en el plan que tenemos diseñado, queremos replicar el modelo de este departamento en otras regiones para sostener con argumentos que es posible dejar la coca”, asevera el funcionario.

Pese a ello, las inconformidades de los agricultores en Arauca son de antaño, quienes reclaman que el gobierno nacional no les ha dado ayudas concretas a quienes hicieron sustitución voluntaria temprana de los cultivos de hoja de coca, asumiendo grandes riesgos.

“Hoy estamos confundidos y sorprendidos porque para nosotros, que lo hicimos voluntariamente, no hay ayudas ni programas. Nos parece demasiado confuso ver la política del gobierno nacional que tienen premiando a los que siguieron con eso y no a los que nos arriesgamos a tener una opción de vida distinta que hoy es sostenible, pero que requiere de ayuda”, expresa el presidente de Coopcacao.

Tecnificar para avanzar

arauca cooperativas 6La intervención del gobierno nacional permitiría cambiar los modelos de producción antiguos, con lo cal se generaría mayor calidad y se aumentaría el mercado. Foto: archivo Semana. Cacaoteros y plataneros se ha concentrado es robustecer y tecnificar la cadena de producción de ambos productos, pero, para lograrlo, requieren cambiar las viejas plantas procesadoras. La proyección de los primeros es estandarizar el grano de cacao, lo que aumentaría los niveles de calidad y abriría más la industria.

En el caso de los plataneros necesitan una planta para transformar 96 toneladas de producto en cuatro líneas de trabajo:  el lavado, etiquetado y empaque en cajas de cartón del plátano; el empaque al vacío sin cáscara del plátano; croquetas rellenas de verdura o carne; y, finalmente, el procesamiento de tajadas maduras.

Aseguran los campesinos que con una inversión amplia del gobierno nacional y de las administraciones locales los productos serían más competitivos en el mercado Internacional lo que, sin duda, traería beneficios económicos para todos los araucanos.

“La paz que pregona el Estado debe ser en inversión, desarrollo e impulso de la economía, no asistencialismo ni carreta. Acá necesitamos inversión y es para ya, para potenciarnos y ser referentes de cambio y no de guerra, como años atrás”, reitera el tameño Alberto Cáceres.

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