¿Cómo reparar el daño causado al sindicalismo?

      

Una reciente investigación de la Escuela Nacional Sindical (ENS) reconstruye la memoria histórica de la violencia antisindical en Colombia, con miras a plantear cómo debe ser la reparación colectiva de los sindicatos golpeados por la violencia y el conflicto armado.

sindicalistas 1Desde hace décadas el movimiento sindical ha sido estigmatizado y golpeado por todos los actores del conflicto armado. Foto: archivo Semana.La cantidad de agresiones contra las organizaciones sindicales es demoledora. Desde 1986 se han cometido 12 mil agresiones contra la vida, libertad e integridad de sus integrantes, de las cuales 2.975 son asesinatos. Según el Sistema de Información de Derechos Humanos (Sinderh) de la ENS, 487 sindicatos han sido víctimas de por lo menos una agresión, y 322 de éstos han visto morir asesinado, por lo menos, a uno de sus miembros.

Además, en la gran mayoría de los casos, las organizaciones sindicales ysus militantes no han sido reparados por los dañados que les causaron paramilitares, guerrillas y agentes del Estado. No obstante, la Ley de Víctimas abre una puerta para reparación de estas personas y, en especial, la de sus organizaciones, pues reconoce que se puede dar de manera colectiva.

Tras meses de investigación y de capacitación a organizaciones sindicales de Antioquia, Atlántico y Santander, la ENS publicó recientemente cuatro informes: uno por cada departamento y otro general titulado Nos hacen falta, en el que recopila cómo ha sido la violencia contra el sindicalismo y plantea cómo debe ser su reparación colectiva. En diálogo con VerdadAbierta.com, Eugenio Castaño, uno de los autores de la investigación, explicó que con este trabajo la ENS pretende darle herramientas a las organizaciones sindicales para que se busquen formas alternativas de reparación colectiva, ajustadas a sus casos y a sus contextos regionales, y no a la reparación general que se da por ley.

“A diferencia de lo que plantea la Ley de Víctimas, que hace énfasis en la reparación individual o en la construcción de una sola agenda para el movimiento sindical, lo que nosotros venimos reivindicando es que la construcción de las agendas de reparación se descentralicen y que sean las propias organizaciones sindicales, de cada una de las regiones, las que puedan hacer su propio inventario de daños y puedan construir sus propias agendas de reparación. Que no exista una sola fórmula de reparación, sino que sean varias y no estén dictadas por el gobierno nacional”, precisó Castaño.

Sobre este punto, la publicación define que las “eventuales medidas de reparación colectiva deben tener en cuenta tres niveles de daño colectivo: el nivel de daños al movimiento sindical, el nivel de daños a las organizaciones sindicales y el nivel de daños a los trabajadores. Por consiguiente, las medidas de reparación colectiva para el sindicalismo las entendemos en su conjunto como el restablecimiento de la libertad sindical en el país, que ha sido gravemente vulnerada con ocasión de las prácticas violentas”.

El rastro de la violencia antisindical

sindicalistas 2Antioquia es el departamento más golpeado por la violencia antisindical. Alrededor de 4.573 agresiones ocurrieron en allí, es decir, el 35,4%. Foto: archivo Semana.El informe analiza cómo desde mediados del siglo pasado empezaron las dificultades para los trabajadores que buscaban reivindicaciones sociales. Como punto de partida toma la década de 1940, en la que se dieron los primeros brotes de tensiones con las élites del país que defendían sus valores hegemónicos. Al respecto, indica que en el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo (1942-1945), fue el “periodo de auge del dispositivo empresarial e industrial el que consolidó un imaginario del sindicalismo como enemigo del progreso y del desarrollo, estableciendo una solución de continuidad con las más recientes prácticas de violencia antisindical”.  

Con el paso de los años las acciones de los sindicatos fueron “criminalizadas” y sobrevino la represión institucional. “Como consecuencia, se hicieron mucho más visibles las manifestaciones de violencia física, como la llevada a cabo en el año de 1977, contra todos los movimientos sociales y sindicales por medio de consejos verbales de guerra, además de los allanamientos y amenazas”, indica al respecto.

Posteriormente, se empezó a usar una carga verbal que asociaba la movilización sindical con la subversión y se dieron militarizaciones en las protestas. Por esa razón, según lo documentado, “se establecieron unos lindes bastante permeables entre lo legal y lo ilegal. Hubo declaraciones en las cuales fue común escuchar frases lacónicas pero contundentes como “terroristas”, “subversivos”, “tribu salvaje”, “crimen”, “anarquía”, “revolución social”, “derrumbe del estado de derecho”, con el fin de legitimar la acción de su propio gobierno”.

portada nos hacen faltaHaga clic en la portada para consultar el informe.En la década de 1980 empezaron los asesinatos constantes de dirigentes sindicales. En 1986 fue creada una de las organizaciones sindicales más importantes del país: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pero en sus tres primeros meses de existencia, fueron asesinados 70 de sus integrantes, al cumplir un año la cifra aumentó a 116, y al tercer año llegó a 350.

El panorama de violencia persistió en las dos décadas siguientes, en donde los grupos paramilitares fueron responsables de la mayoría de asesinatos, amenazas y desplazamientos, pero desde 1990 los grupos guerrilleros también empezaron a golpear sindicatos. Sobre esta postura de los grupos subversivos, el informe considera que con ella buscaban disciplinar y establecer posturas ejemplarizantes contra los sindicatos para que se apegaran a sus lineamientos ideológicos. Y recalca que “a medida que el número de víctimas sindicalistas por parte de la guerrilla se hacía más visible, paradójicamente, también se acentuó el imaginario que asociaba las actividades de estas organizaciones con las actividades guerrilleras, haciéndose mucho más perceptible a partir del año 2000”.

Sobre por qué los sindicatos han sido golpeados por todos los actores del conflicto armado e incluso por agentes del Estado, Castaño apela a la hipótesis de que “la violencia antisindical ha sido sistemática cuando el movimiento sindical se ha atrevido a pensar un modelo de sociedad diferente, que se sale de sus reivindicaciones gremiales, lo ven como una amenaza y como un actor que no es válido dialogar con él. Por eso ha sido violentamente perseguido”.

Por otro lado, indica que a partir de 2006, los homicidios contra sindicalistas mermaron pero las amenazas se incrementaron alarmantemente. “La sensación que tenemos es que los grupos armados irregulares lograron el cometido de infundir temor a las organizaciones sindicales. Creemos que antes eran un poco más combativas y resistían más, y por eso los grupos armados se veían abocados a debilitarlo matando a sus dirigentes sindicales. Pero en este momento, la simple amenaza es un elemento disuasivo y además son hechos de violencia más silenciosa y sin repercusión mediática”, indicó.

agresiones a sindicalistas1979 2012

   

Tipos de violencias contra los sindicatos

Además de hacer un análisis en el tiempo sobre la violencia antisindical, la investigación determinó que contra sus afiliados se han cometido por lo menos seis tipos de violencia principales.

1. La violencia antisindical como consecuencia del rol sociopolítico sindical
Está relacionada con las agresiones sufridas por buscar reivindicaciones sociales y por otras acciones que van más allá de sus funciones gremiales como la defensa de comunidades, de empresas estatales y denuncias frente a la corrupción. “En este campo se ubican, principalmente, las violencias contra educadores sindicalizados como consecuencia del papel que cumplen en sus comunidades, las violaciones contra dirigentes sindicales por denuncias frente a la corrupción estatal o empresarial, las violaciones como consecuencia de movilizaciones para impedir cambios a nivel económico, legislativo o político”.

2. La violencia antisindical como instrumento de regulación y control político de las movilizaciones y protestas sindicales
De ésta hacen parte las acciones que se usan como castigo a la participación y protagonismos de liderazgos sindicales en la movilización. Es una violencia que no se manifiesta de forma explícita en las movilizaciones, sino que ocurre en momentos previos a modo de advertencia e intimidación, o en momentos posteriores como castigo ejemplarizante. Entre ella están señalamientos y estigmatizaciones por parte de medios de comunicación y funcionarios estatales.

3. La violencia antisindical como consecuencia de la lucha por el control territorial
Se ejerce para eliminar liderazgos sindicales y sociopolíticos que obstaculizan procesos de cooptación, control y dominio territorial de grupos irregulares, guerrillas y paramilitares. “En diversas regiones del país, las organizaciones sindicales se atribuyen —como parte de su rol sindical— la defensa del patrimonio público, de las comunidades y de la democracia. Este rol se contrapone a intereses de grupos armados que, mediante el control y dominio territorial, se convierten en poderes hegemónicos regionales que usurpan el papel de las instituciones del Estado, se apropian de los bienes y riquezas públicas y configuran modelos particulares de control social. Estas violencias ubican como blanco central a dirigentes sindicales que obstaculizan los objetivos de grupos armados, convirtiéndolos en víctimas ejemplarizantes para las comunidades”, indica el informe.

4. La violencia que utiliza la retórica contrainsurgente como instrumento de cooptación y eliminación de liderazgos sindicales
Parte de la retórica contrainsurgente como justificación de la violencia, y es usada por los grupos paramilitares para seleccionar a sus víctimas. Sobre este punto, la investigación indica que, “en apariencia, esta violencia es ejecutada por parte de paramilitares debido a la supuesta infiltración o pertenencia de guerrilleros en el movimiento sindical. Ahora bien, esta modalidad es instrumentalizada para alimentar los imaginarios antisindicales que asimilan sindicalismo con la guerrilla y para eliminar al líder que obstaculiza la intención de cooptación”.

5. Violencia antisindical de carácter estatal
Es generada por instituciones del Estado que ven a los sindicatos como un enemigo interno. “En términos generales se puede señalar que, tradicionalmente, gran parte de los organismos estatales se han relacionado con los sujetos sindicalizados mediante el uso de la violencia, a veces en apariencia legal, como la regulación violenta de las movilizaciones. Sus acciones violentas están escudadas en retóricas oficiales de subversión, acción contrainsurgente y orden público. Los discursos antisindicales oficiales demiembros de gobierno e instituciones nacionales se convierten en una suerte de licencia para la violencia antisindical de distinto orden.

6. La violencia antisindical como instrumento de “corrección” ideológica
Este tipo de violencia es ejercida por los grupos guerrilleros, que “a partir de sus enfoques políticos, sus intenciones y objetivos de lucha, construyen modelos para medir la validez de un tipo de sindicalismo y castigan con la muerte a quienes consideran que traicionan determinado modelo o visión”. El informe reseña que esta modalidad fue “inaugurada” por el M-19 con el asesinato del presidente de la CTC José Raquel Mercado, y posteriormente adoptada por grupos como las Farc y el Eln.