La oscura noche de Buenaventura

      
Justo cuando el más importante puerto del país está en tinieblas por cuenta de un sabotaje de la guerrilla, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) reconstruye el baño de sangre en el que la han sumido los grupos armados y la injusticia social que reina en sus calles. Asimismo, resalta la lucha de quienes no se han dejado vencer por los violentos.

informe-cnmh-buenaventura-2Pese a todo su potencial, Buenaventura se encuentra dominada por la pobreza y la violencia que generan el tráfico de armas y drogas. Fotos: archvio Semana.

Buenaventura, el nombre de la ciudad donde opera el puerto más importante del Pacífico colombiano, es una paradoja para la realidad en la que viven sus habitantes. Pese a que por ella circula la mitad de las exportaciones del país y cuenta con grandes recursos naturales, la suerte ha sido esquiva para sus comunidades, que viven sumidas en la pobreza, la violencia y el olvido.

En lugar de ser un sitio pacífico e impulsador de desarrollo, el terror se ha enquistado en la ciudad-puerto a causa de la degradación del conflicto armado y de la falta de proyectos incluyentes para los bonaverenses. En las dos últimas décadas, esta ciudad ha sido escenario de confrontaciones armadas, asesinatos, masacres, desapariciones forzadas y prácticas de tortura como el desmembramiento de cuerpos en las denominadas ‘casas de pique’.

En medio de esa situación, diferentes organizaciones étnicas, eclesiásticas y sociales conformaron espacio que denominaron Minga por la Memoria y le pidieron al CNMH que hiciera un proceso reconstrucción de memoria, para “ampliar la comprensión y la explicación de las razones que han conducido a la continuidad y degradación actual de la disputa armada en la ciudad puerto, así como comprender desde la voz de sus víctimas el significado atribuido al contexto y el impacto generado en sus vidas”.

A través de entrevistas con diferentes líderes y habitantes de Buenaventura, consulta de versiones libres de exparamilitares desmovilizados y vinculados al proceso de Justicia y Paz, análisis de múltiples bases de datos, y el uso diferentes métodos de investigación social, el CNMH reconstruyó en un informe 484 páginas la historia de la ciudad, las políticas públicas que han oprimido a la comunidad, el accionar de los grupos armados ilegales, las causas y los efectos de la violencia, y las historias de los líderes que no han claudicado.

La investigación, titulada Buenaventura: un puerto sin comunidad, escudriña detalladamente el periodo de 1990 a 2014, en el que 163.227 personas fueron víctimas de diferentes actores armados, pero pone lupa en los hechos ocurridos entre 1999 y 2014, periodo que registró los mayores picos de violencia. De acuerdo con las cifras recopiladas por el CNMH, entre 1990 y 2012 se cometieron 4.799 homicidios, pero el 71% de estos ocurrieron a partir de 2000; entre 1990 y 2013 se registraron 475 desapariciones forzadas, de las cuales el 95% fueron ejecutadas durante los últimos 14 años; entre 1995 y 2013 se perpetraron 26 masacres (dejando 201 personasasesinadas), pero solo una ocurrió en la década de 1990; y por último, entre 1990 y 2014 un total de 152.837 personas fueron víctimas del desplazamiento forzado.

La privilegiada posición geográfica y la disputa territorial que han tenido diferentes grupos armados, como la guerrilla de las Farc, los paramilitares del Bloque Calima pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y las bandas criminales emergentes (Barcim) como ‘Los Rastrojos’ y ‘Los Urabeños’, generaron olas de violencia que han desangrado y aterrorizado a Buenaventura en los últimos 15 años.
El informe señala que los grupos armados ilegales se han enfrascado en sendas disputas territoriales por el potencial que diferentes sitios del municipio representan para su lucro ilegal. “Es así como los barrios de bajamar, con presencia de esteros y puertos naturales, han sido proclives a las disputas relacionadas con las rutas de transporte marítimo de tráfico de estupefacientes y de armas; los barrios que colindan con el tramo del oleoducto del Pacífico que pasa por el área urbana han sido escenario de disputas por el robo de combustible; las comunas con áreas rurales que se destinan a labores agrícolas han sido proclives a disputas por ser corredores estratégicos de ingreso al puerto, por la siembra de cultivos de uso ilícito o por el desarrollo de actividades mineras”, explica.

Asimismo, establece tres periodos de violencia en Buenaventura: el primero corresponde a la década de los 90, cuando las Farc tenían el control de la zona; el segundo va de 2000 a 2004, cuando el Bloque Calima le arrebata el poder a las Farc; y el tercero, de 2005 a 2014, cuando se instalan en el puerto organizaciones criminales que surgieron tras la desmovilización de las Auc.

Guerrila

Bajo el poder las Farc

El CNMH señala que este grupo guerrillero hizo presencia por primera vez en la región Pacífica amediados de la década del 70 y la usaron como zona de abastecimiento y refugio temporal. Para mediados de los 90, cuando se creó el Frente 30, profundizaron sus estrategias de búsqueda de legitimación social en el puerto y de reclutamiento de jóvenes; entre 1997 y 1998, con el apoyo del Frente Urbano Manuel Cepeda Vargas, afianzaron su presencia en las comunas más pobres de la zona urbana.

Ver completo

Guerrila

El horror paramilitar

Para mayo del año 2000, tras un reacomodo en la cúpula del Bloque Calima, en el que Hebert Veloza García, alias ‘HH’, fue designado como máximo jefe de ese grupo paramilitar, la Casa Castaño arribó a Buenaventura y en tiempo récord le arrebató el dominio a las Farc. Luego de haber hecho inteligencia a los movimientos de la guerrilla gracias al apoyo de exmilitares y narcotraficantes, el Calima realizó su primera masacre en el corregimiento de Sabaletas, en donde asesinó a 13 personas.

Ver completo

Guerrila

Los herederos de una violencia degradada

El CNMH califica la desmovilización del Bloque Calima como “parcial” y define el año 2005 como “un periodo de reacomodo de las estructuras armadas que hasta el momento habían existido en Buenaventura”. Los paramilitares que no se desmovilizaron y los que sí lo hicieron pero se rearmaron, iniciaron cruentas disputas para controlar los jugosos negocios que permitieron el sostenimiento del Bloque Calima.

Ver completo

Guerrila

Una violencia sin igual

Además de hacer una reconstrucción cronológica de la violencia en Buenaventura, el CNMH analiza en detalle cómo fue el accionar de cada grupo armado ilegal y cuáles fueron las prácticas que usaron para controlar el municipio y someter a la población civil.

Ver completo

Guerrila

Los resistentes

El CNMH le dedica un capítulo especial a los líderes y las organizacionesque a lo largo del tiempo han luchado por el bienestar de la comunidad afro de Buenaventura. Inicialmente hace un recorrido desde sus luchas históricas y destaca el papel que el Proceso de Comunidades Negras (PCN) y otras pequeñas asociaciones tuvieron para difundir la Ley 70 de 1993 en apartadas zonas rurales para que las comunidades se organizaran y pudieran conformar sus territorios colectivos o consejos comunitarios. Pero la violencia del nuevo milenio afectó a las comunidades y las luchas pasaron a ser otras.

Ver completo