La paz y la guerra, según los colombianos

      
Una encuesta realizada por varias organizaciones de derechos humanos muestra que los colombianos piensan que está lejos el fin del conflicto armado y que la solución a éste no son las armas.
Una guerra sin fin.

– Descargue la encuesta (pdf).

Pese a que los últimos gobiernos han insistido en una salida militar al conflicto armado y que se ha promovido la desmovilización masiva de grupos de paramilitares y guerrilleros, una encuesta realizada por Medios para la Paz, el CINEP – Programa por la Paz, la Campaña Nacional e Internacional “Por el derecho a defender los derechos humanos en Colombia” y el Programa Somos Defensores, apoyados por OXFAM y la Embajada Británica, arrojó que el 88 por ciento del país piensa que la guerra está continúa en el país y está lejos de acabarse.

La encuesta, realizada con 600 personas en siete ciudades del país: Bogotá, Cali, Pasto, Medellín, Barranquilla, Cúcuta y Villavicencio, arrojó que solo el 11 por ciento considera que el país está viviendo en el post conflicto.

Otro resultado muestra que la mayoría de los entrevistados son pesimistas sobre su solución, muy pocos creen que la vía militar es la solución al conflicto. Y sumado a este panorama, el 82 por ciento de las personas dicen que no hacen nada en concreto por la paz.

Incluso el 76 por ciento de los encuestados no hace nada por los derechos humanos, pero al menos lo discute con su familia o sus amigos.

Solo un pequeño porcentaje, el 40 por ciento, confesaron que realizaban acciones concretas por los derechos humanos, es decir que orienta, defiende, denuncia, proclama, participa en campañas o vela por la población vulnerable.

Otro aspecto interesante de este sondeo, es que los colombianos son introspectivos en materia de paz. El sitio donde creen que fomentan la paz es en su hogar, pero a la hora de señalar donde debe ser resuelto el conflicto armado interno apuntan a la política. En todo este contexto, según el estudio, no existe un común de personas que identifique cuáles son las vías para participar en los procesos de paz.

Para los colombianos, la construcción de la paz involucra primordialmente acciones estructurales como la eliminación de la pobreza, el respeto de los derechos humanos y darle mayores oportunidades a los jóvenes.

Según el estudio, esta estadística es una buena noticia pues indica que el discurso no se limita a una derrota militar. “Se están reconociendo causas estructurales en el conflicto que son las que hay que atacar”, dice el análisis hecho por el encuestador.

Sobre las organizaciones de derechos humanos,  el 16 por ciento de los preguntados considera que hacen algo concreto por la paz y 21 por ciento considera que trabajan por defender los derechos humanos. “Sin embargo, las acciones concretas que menciona la gente son muy difusas. No hay un camino de contribución claro. La mayoría de acciones se orienta a lo individual  más que a lo colectivo y se pierde en una multiplicidad de ejes”, explica el estudio.

En cuanto a los defensores de derechos humanos se destaca que tanto las víctimas como las ONG de derechos humanos se han hecho más visibles con una alta favorabilidad: 72 por ciento. Además hay un crecimiento en la sensibilidad de los encuestados hacia la situación de vulnerabilidad de los indígenas frente al conflicto; pero no sucede lo mismo con la visibilidad que tienen las poblaciones afro y las mujeres como víctimas.

“Un porcentaje muy bajo de personas considera a alguna de estas dos poblaciones como principales víctimas del conflicto armado. Surgen algunas preguntas con respecto a este resultado: ¿se debe este fenómeno a que las mujeres y las poblaciones afro cuentan con organizaciones más débiles que los representan? ¿cuál es la razón de fondo para que los indígenas sean más visibles que las poblaciones afro y las mujeres?”, dice otro aparte del estudio.

A pesar del incremento en conocimiento de las ONG, su imagen se desdibujó un poco. Aunque es contundente la proporción de personas que tienen una imagen positiva por encima de la imagen negativa, ha decrecido un poco la cantidad de personas con imagen favorable en los últimos 4 años. También decreció de manera moderada el porcentaje de personas que las consideran importantes para el país.

A mayor conocimiento de la imagen de las ONG de derechos humanos, mejor es la imagen que las personas tienen de ellas. El nivel de reconocimiento de los defensores de derechos humanos es alto, 77 por ciento.  En general los encuestados piensan que su papel le hace bien al país (46 por ciento) y mucho bien (28 por ciento). El 55 por ciento de las personas encuestadas reconocen el riesgo de su trabajo (entre peligroso y muy peligroso).

Víctimas de la violencia

Frente a la última medición, las víctimas del conflicto se han hecho más visibles a los ojos de los ciudadanos.
Mientras que decrece la percepción de los guerrilleros como los principales causantes de víctimas, crece la imagen de los políticos y los narcotraficantes como los principales victimarios en medio del conflicto.

En cuanto a las víctimas, se evidencia la sensibilidad de los colombianos frente a la situación de los indígenas, pues ocupan el tercer lugar como víctimas del conflicto. Por el contrario, las mujeres no figuran en los primeros lugares de victimización.

Según el estudio, los principales causantes de la violencia en su orden son: las guerrillas, los políticos, los narcos, los paras, el ejército y la policía.

Justicia por su propia mano
Algo que puede generar preocupación en el país, es que los ciudadanos creen poco en las instituciones judiciales y justifican la necesidad de hacer justicia por las propias manos. Esta es una variable que no muestra cambios en los últimos 20 años ya que el porcentaje de personas de acuerdo con que se tienen que hacer este tipo de justicia ha permanecido intacto desde la medición de 1993.

Según el estudio, el panorama sobre la justicia es pesimista. Las opiniones acerca de “tomar la justicia por sus propias manos” están divididas.  Siempre y cuando “las propias manos”  sean para defender conflictos o ataques personales o en relación a su familia. Les es difícil extrapolar  esto a temas más puntuales.

Aunque las opiniones sobre las interceptaciones telefónicas están polarizadas, la mayoría consideran que siempre es un delito interceptar las comunicaciones de otros, pero llama la atención que un buen número de encuestados las justifique para controlar el desorden público y la seguridad.

Un caso que fue consultado fue el de las chuzadas, que si bien son percibidas como algo ilegal, son aceptadas en la medida que le ayuden al estado a controlar el desorden público y a manejar la seguridad ciudadana.

De los medios de comunicación, los encuestados esperan que informen con objetividad lo que está pasando en el conflicto. Califican duramente el hecho de que los medios no han contribuido a propiciar un ambiente para que se den los diálogos de paz.

Sin embargo, consideran que los medios han hecho un buen papel en denunciar las violaciones de los derechos humanos por parte de Fuerzas del Estado, como los falsos positivos.

Ficha técnica
– Nombre del estudio: Percepciones de Paz y Derechos Humanos entre la opinión pública colombiana
– Universo:  Hombres y mujeres mayores de 18 años. Personas de los estratos 1 al 6, del área urbana de siete de las principales ciudades del país: Bogotá, Cali, Pasto, Medellín, Barranquilla, Cúcuta y Villavicencio.
– Técnica de recolección: telefónica en hogares, con formulario estructurado.
– Fecha de recolección de la información: del 11 al 22 de marzo de 2011.
– Muestra: 610 encuestas. Se establecieron cuotas por género, edad y estrato.
– Margen de error: +-4%, con un nivel de confianza de 95%.