“Es mucho más difícil hacer la paz que hacer la guerra”: Santos

      

En un discurso cargado de particularidades, el Presidente de la República se refirió a las víctimas del conflicto armado en Colombia como un homenaje a su reconocimiento como Premio Nobel de Paz.

nobel 1El presidente Satos recibió el diploma y la medalla que lo acreditan como el Nobel de Paz 2016, por su búsqueda del fin del conflicto armado en Colombia. Foto: Presidencia.Un hecho rompió todos los protocolos de la entrega del Premio Nobel de Paz este sábado cuando el presidente Juan Manuel Santos le pidió a las víctimas que viajaron con él a Oslo, Noruega, que se pusieran de pie. Ingrid Betancourt; Clara Rojas; el escritor Héctor Abad Faciolince, hijo del asesinado Héctor Abad Gómez; Fabiola Perdomo, esposa del diputado asesinado en cautiverio Juan Carlos Narváez; la indígena Misak Liliana Pechené y Pastora Mira, líder del municipio antioqueño San Carlos, recibieron los aplausos de todos los asistentes.

Y es que, como ya lo había expresado al conocerse que era ganador, Santos reiteró que recibía el premio en nombre de todos los colombianos y especialmente en nombre de las más de ocho millones de víctimas.

En su discurso, el mandatario narró los horrores que padeció el líder chocoano Leyner Palacios, también presente en Oslo, durante la masacre de Bojayá al perder 32 familiares tras el ataque guerrillero: “Las Farc han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado. Y esta es la gran paradoja con la que me he encontrado: mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar, a reconciliarse, y a enfrentar el futuro con un corazón libre de odio”.

El presidente también dedicó el premio a sus “adversarios” de las Farc por demostrar una voluntad de paz y a las Fuerzas Armadas. “Ellos nunca han dejado de proteger al pueblo colombiano, y entendieron muy bien que la verdadera victoria del soldado y del policía es la paz”, dijo.

Las víctimas no solo estuvieron en el centro del discurso de Santos. Berit Ress, vicepresidenta del Comité Noruego del Nobel, no ahorró palabras para elogiar el esfuerzo de quienes han padecido el conflicto, del gobierno colombiano e incluso de las Farc por llevar a buen término el proceso de paz, que justamente comenzó allí, en Oslo, el 18 de octubre de 2012. (Descargue el discurso completo)

En lo que describió como “la guerra civil de más larga duración de nuestra época”, hizo una mención especial informe ‘¡Basta ya!’ del Centro Nacional de Memoria Histórica y a las cifras que revela: entre cinco y siete millones de desplazados, un promedio de un secuestro cada ocho horas durante la década de 1995 a 2005 y más de 220 mil homicidios en el marco del conflicto, donde cuatro de cada cinco asesinados eran civiles que no tenían nada que ver en la guerra.

Precisamente a las víctimas, Ress las saludó “en reverencia” por ser “personas intrépidas” que cargan su propia historia de dolor y a la vez representan a otras: “Es demasiado requerir el perdón de las atrocidades y padecimientos de la envergadura que hemos visto en Colombia. Nadie le puede pedir a una víctima que perdone a su perpetrador. Pero al dejar las memorias abiertas, al dejar que tanto las víctimas como los perpetradores cuenten sus historias, también se dan las bases para la reconciliación. Es eso que podemos denominar ‘el trabajo de la memoria’. Es un proceso doloroso, pero puede hacer posible dejar lo malo atrás y construir un mejor futuro en comunidad”.

Además del reconocimiento a las víctimas, estos son los otros temas que marcaron las diferencias en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Paz.

Un cambio en la lucha mundial contra las drogas

El acuerdo de paz firmado entre el gobierno nacional y las Farc intenta cambiar la manera en la que se combatenlas drogas en el país, al pasar de una persecución judicial de los campesinos hacia las grandes estructuras de narcotráfico y al entender el consumo como un problema de salud pública.

Sin embargo, los negociadores son conscientes de que Colombia es un eslabón más de la cadena mundial y por eso, Santos aprovechó su discurso del Nobel para proponer un giro drástico en la guerra contra el narcotráfico, basado en la “autoridad moral” que a su juicio tienen los colombianos tras décadas de lucha contra este flagelo.

“El narcotráfico es un problema global y requiere una solución global que parta de una realidad inocultable: la guerra contra las drogas no se ha ganado, ni se está ganando (…) La forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo”, indicó el mandatario.

Las enseñanzas de otros nobel

Aunque han pasado más de 40 años desde que un colombiano ganó por primera vez un Premio Nobel, hoy Gabriel García Márquez volvió a estar presente en la premiación durante el discurso que proclamó el presidente Santos: “Quien fue mi aliado en la búsqueda de la paz, (…) habló de ‘una nueva y arrasadora utopía de la vida (…) donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra’. Hoy Colombia, mi amado país, está disfrutando de esa segunda oportunidad”.

Santos también se valió de otra cita de ‘Cien años de soledad’ para describir al mundo el escenario que se vivió tras el plebiscito y detalló que los colombianos se sintieron como habitantes de Macondo “un lugar no solo mágico sino también contradictorio”.

En su declaración, mencionó los aprendizajes de otros ganadores del Nobel que sirvieron de ejemplo para guiar las negociaciones de paz, como los líderes de los procesos en Medio Oriente, Centroamérica, Sudáfrica e Irlanda del Norte; o Jody Williams y la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal. Además, aludió a Malala Yousafzai y Barack Obama.

Incluso, al presidente de Colombia le alcanzó la inspiración para citar una composición de Bob Dylan, el ganador de este año del Premio Nobel de Literatura. “¡Cuántas muertes más serán necesarias hasta que comprendamos que han muerto demasiados! La respuesta, mi amigo, va volando con el viento”, dijo Santos para concluir sobre la necesidad de humanizar una guerra y darles la mayor importancia a las víctimas.

Proceso de paz, ejemplo para el mundo

nobel 2Al entregar el galardón, el Comité señaló que “el Premio Nobel de Paz va destinado al Presidente Santos únicamente, pero también se debe entender como un tributo al pueblo colombiano”. Foto: Presidencia.El Comité Noruego del Nobel recalcó tres características de las negociaciones de paz en Colombia que podrían servir de “inspiración para procesos parecidos”, según Berit Ress.

La primera es “la voluntad de ver y reconocer los hechos incómodos y dolorosos para dar las bases para una reconciliación nacional”. Ress precisó que dos pasos correctos para esto fueron la creación del Centro Nacional de Memoria Histórica, que surgió en la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras impulsada por el gobierno de Santos; y su informe ‘¡Basta Ya!’, “que en detalle documentaba la envergadura de las atrocidades de la guerra civil”.

La segunda característica es la colaboración de las víctimas y sus representantes. Para el Comité Noruego, las conversaciones en La Habana fueron “pioneras” al darle a las víctimas posibilidad de contar sus historias en presencia de las partes y confrontar a sus victimarios. Ress aprovechó este momento para hacerle un honor a ‘Timochenko’, a quien llamó por su nombre de pila, Rodrigo Londoño. Todo “por haber lamentado tan claramente y sin reserva los padecimientos que las Farc han causado a la población civil y ha pedido el perdón del pueblo colombiano. Este es un ejemplo a seguir”.

Por último, el Comité consideró que la tercera particularidad de la que podrían aprender otros países es el hecho de que el gobierno y la guerrilla invitaron a los críticos del proceso a un amplio diálogo nacional, tras la victoria del ‘No’ el pasado 2 de octubre.

Para Ress, esa decisión y la firme intención de las Farc de utilizar la palabra como única arma, muestra que “el proceso nacional de reconciliación ya está bien iniciado” e hizo un llamado para continuar el diálogo nacional pues, a su juicio, “después de más de 50 años con un conflicto amargo, uno no puede esperar obtener reconciliación auténtica de la noche a la mañana”.

Por su parte, Santos afirmó que el proceso de paz colombiano “es una demostración de que lo que en un principio parece imposible, si se persevera, se puede volver posible, incluso en Siria o en Yemen o en Sudán del Sur”.

El mandatario dio las lecciones que sirvieron para guiar este proceso de paz y que pudieran servir de ejemplo como tener una agenda de negociaciones concreta, que los diálogos sea discretos, combatir a la par que se dialoga, contar con un apoyo de los países de la región y “estar dispuestos a tomar decisiones difíciles, audaces, muchas veces impopulares, para lograr el objetivo final de la paz”.

El impulso extra que trajo el Nobel

“Les doy las gracias, miembros del Comité Noruego del Nobel, porque en esta ocasión no solo premiaron un esfuerzo por la paz… ¡Ustedes ayudaron a hacerla posible!”. Con estas palabras, Santos reconoció el impacto que tuvo en las negociaciones este premio. (Descargue el discurso completo)

Y es que el Nobel llegó tan solo cuatro días después de la victoria del ‘No’ en el plebiscito y para el presidente esto fue “un regalo del cielo” que impulsó a Colombia para llegar a la paz, como calificó el mismo mandatario.

Por su parte, el Comité Noruego reconoció que quizá sí le dieron un “empuje adicional (al proceso de paz) en estas semanas tan críticas”, incluso después de que muchos sugirieron esperar un año antes de entregarle el premio a Santos para observar qué sucedía con los diálogos. Pero para ellos, era necesario invitar a los colombianos a no rendirse pues, según Ress, no había “ningún tiempo para perder”.

“Todo lo contrario, el proceso de la paz se encontraba en un peligro inminente de fracasar y necesitaba todo el apoyo internacional que podía recibir. Además, estábamos nosotros completamente convencidos de que usted, señor presidente, siendo el líder más elevado de Colombia, tenía que ser el que haría avanzar el proceso de paz. El desarrollo en las semanas que han pasado desde el anuncio del Premio de Paz del año en curso de ninguna manera ha debilitado nuestra convicción en este punto”, concluyó.

La vicepresidenta también explicó que Santos es el ganador de este año del máximo premio de paz por cumplir las tres condiciones que estipulan el testamento de Alfred Nobel: un trabajo por la fraternidad de las naciones al procurar acabar con una guerra civil que ha roto las relaciones entre colombianos y que ha generado tensiones con otros países, la abolición o reducción de los ejércitos al promover el desarme de cerca de 7.000 guerrilleros, y la promoción del congreso de paz en el que se convirtió el diálogo con las Farc.

“Usted tomó la iniciativa para las negociaciones que resultaron en el acuerdo de paz (…) Esta fue una iniciativa que requirió coraje político considerable y gran perseverancia. La iniciativa se fundamentaba en una convicción de que las negociaciones eran el único camino a tomar para crear un mejor futuro para su pueblo”, precisó Ress sobre las razones para otorgarle el Nobel a Santos. Con ello, el mandatario se suma a la lista de 101 personas y 24 organizaciones que han obtenido el galardón en los 115 años de historia de la premiación.

Respaldo de las víctimas en Oslo

nobel 3Víctimas de diferentes actores del conflicto armado estuvieron presentes en la ceremonia y fueron su parte central. Foto: Presidencia.

Leyner Palacios es uno de los sobrevivientes de los combates que libraron las Farc y el Bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia el 2 de mayo de 2002 en Bojayá, Chocó. Ese hecho es tristemente recordado porque un mortero de fabricación casera de esa guerrilla impactó en la iglesia del pueblo, donde se habían refugiado los pobladores, y acabó con la vida de 79 personas, la mayoría menores de edad.

Desde entonces, Palacios se convirtió en un activo líder comunitario que ha trabajado por la reconstrucción de su pueblo. A lo largo del proceso de negociación en La Habana se reunió en varias ocasiones con sus verdugos y los llegó a perdonar. Por eso, afirma que “si queremos cambiar este país, las víctimas tenemos que empezar los procesos de perdón ya”.

Liliana Pechené, una activa líder indígena del pueblo Misak o Guambiano, de Silvia, Cauca, que ha jalonado el proceso de reparación colectiva de su comunidad, aseguró que la “No Violencia es la ruta para tener una sociedad incluyente que vincule los derechos de todos, los derechos de los indígenas”. Y afirmó con tesón que su pueblo le apuesta a la construcción de paz y a los cambios en los territorios: “Desde las organizaciones de víctimas que han cargado por años con la guerra, debemos darlo todo por el proceso más difícil que ha tenido nuestro país, que es el proceso de paz”.

Fabiola Perdomo, viuda de Juan Carlos Narváez, hace ocho días se encontraba en Cali, la capital de Valle del Cauca, en un acto de catarsis y de reconciliación, cuando una delegación de las Farc se reunió con las familiares de los diputados de ese departamento que secuestraron y asesinaron en cautiverio, para pedirles perdón.

Ese día las familias perdonaron a quienes les destruyeron sus vidas, y Fabiola llevó ese mensaje a Oslo: “El perdón no solo libera al perdonado sino también al que perdona”. Asimismo, se refirió al acuerdo de paz, el cual le recuerda a su esposo, porque“él estaba seguro de que la paz algún día llegaría a este país, y hoy puedo decirle que puede estar tranquilo porque llegó la hora de la paz”.

Ingrid Betancourt y Clara Rojas, quienes padecieron un prolongado secuestro a manos de las Farc cuando fueron apresadas en medio de su campaña presidencial de 2002, hablaron sobre la importancia de aprovechar el acuerdo de paz para enterrar de manera definitiva la guerra con ese grupo armado ilegal. Ingrid califica que el acuerdo firmado el 24 de noviembre en Bogotá es el final de una pesadilla y sostuvo que “perder esta oportunidad de reconciliación sería un crimen generacional”. Para Clara Rojas, quien dio a luz en cautiverio a su hijo Emmanuel, el rechazar la paz es “una falta de grandeza” y por eso afirmó que “el perdón es clave para construir la paz en Colombia”.