“La paz, como tal, no es suficiente”: Miloon Kothari

      
El exrelator especial para la vivienda de Naciones Unidas y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) propone una valoración más integral sobre los derechos humanos en Colombia, que vayan más allá del posconflicto.

miloon-kothariMiloon Kothari, exrelator especial para la vivienda de Naciones Unidas. Foto: tomada de la página web de la Onu.

En Colombia no deben esperar la firma de los acuerdos de paz con las guerrillas para comenzar a trabajar en los problemas más agobiantes que padecen sus ciudadanos. Así resume Miloon Kothari, exrelator especial para la vivienda de Naciones Unidas y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), su percepción de lo que debe representar para el país la vigencia de los derechos humanos.

“La paz, como tal, no es suficiente”, afirma. “Es por esto que la perspectiva de derechos humanos es tan importante: se necesita además realizar medidas de planeación para mejorar el acceso a los servicios públicos, vivienda, empleos, transporte, entre otros derechos, para que las personas puedan vivir una vida normal”.

La mirada de Kothari sobre Colombia se ha nutrido de su experiencia en Naciones Unidas, donde tuvo la oportunidad de conocer de cerca los debates que se dieron sobre el país durante buena parte de la década del 2000 y en los que se abordaron de manera reiterada la situación de vulneración de derechos humanos y sus efectos sobre las poblaciones más pobres.

Kothari fue uno de los expertos que intervino recientemente en un evento realizado en Massachusetts dedicado al tema de la paz en Colombia, el cual fue organizado por estudiantes colombianos de las universidades Harvard, MIT y Tuffs. A continuación, publicamos apartes de la conversación sostenida con el profesor Kothari en su oficinadel campus del MIT.

Usted hace referencia constantemente al término “desarrollo desde la perspectiva de derechos”, ¿a qué se refiere cuando habla de ello?

MK: Desarrollo desde la perspectiva de derechos significaría que las personas podrían participar en la decisión acerca de qué tipo de desarrollo quieren, incluyendo consultas y discusiones para que ellas decidan realmente. Sería un proceso no discriminatorio, es decir, que aplicaría igualmente a las minorías étnicas -afrodescendientes, indígenas-, incluiría a todo el mundo. Y habría un rol muy fuerte de las mujeres para lograr equidad de género. Esto define los principios que se van a seguir, y si lo hacen, ellos tendrán un efecto muy fuerte en cómo se harán las políticas, como se harán los presupuestos y para todo esto habrán documentos e indicadores para evaluar. Eso es el lado de las personas. Todo esto debe ser para tener en cuenta prioritariamente a los más vulnerables.

¿Y del lado de las instituciones del Estado?

MK: El lado de la historia para los gobiernos sería que tendrían que rendir cuentas sobre lo que están haciendo, deberían ser transparentes sobre sus políticas y proyectos, y en el caso de que las personas resulten de alguna manera dañadas, las personas deben tener garantizados el acceso a soluciones por las violaciones que sufran, incluyendo acceso a cortes y una compensación por esos daños. El Estado debe hacer posible que esto pase. Lo anterior no es negociable, es una obligación del Estado asegurar este proceso.

¿Cómo aplicar todo ello en Colombia?

MK: En Colombia tienen esa obsesión neoliberal con el crecimiento. Me refiero a que el enfoque de derechos estaba explicando es un proceso de abajo hacia arriba, pero claramente lo que hay en Colombia hoy, por el contrario, es un proceso de arriba hacia abajo, donde predomina la política macroeconómica, con una forma de pensar enfocada en enormes infraestructuras, tanto en las grandes ciudades como en el campo, con las grandes represas, entre otras; tienen esta idea de hacer “ciudades de clase mundial”, lo mismo que otros países han querido hacer. Toda esta forma de pensar es bastante diferente a la forma de hacer las cosas desde una perspectiva de desarrollo basada en los derechos.

¿Qué implicaciones podría traer ese enfoque para los colombianos?

MK: Mi miedo es que un país que ya ha sufrido tantos años de conflicto armado esté tomando una dirección que sigue un modelo incorrecto y que va a conducir a un mayor conflicto civil, que tiene como resultado unas mayores tasas de inequidad, segregación, es decir, la separación espacial entre ricos y pobres, un encarecimiento de las ciudades, especulación, mayores tasas de desplazamiento debido a proyectos de desarrollo con medidas insuficientes de reasentamiento y rehabilitación. Todo esto está pasando hoy en muchos países y es el mismo error de Colombia hoy.

A menos que haya un cambio en el paradigma de desarrollo, ahora ustedes se están moviendo hacia una situación en la que la población va a estar a merced del mercado, de las instituciones financieras nacionales e internacionales, como el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional). Entonces las personas van a quedar atrapadas dentro de este modelo ideológico que continúa siendo impulsado por estas instituciones a pesar de que no existe evidencia de su éxito en reducir la pobreza o en construir sociedades más igualitarias. Es un escenario atemorizante.

¿Es insuficiente entonces lo que se viene haciendo en Colombia en el tema de derechos?

MK: Colombia no necesita solamente tener restitución y solución a todos los impactos negativos del conflicto. Eso es muy importante, eso debe continuar; pero también debe pasar de una fase humanitaria de posconflicto auna fase más positiva enfocada en lograr derechos humanos donde la gente exija que necesita alimentación, un lugar donde vivir. Hay temas de seguridad también. Es allí donde debemos trabajar en conjunto para buscar un camino en el que toda la maquinaria de desarrollo y derechos humanos, incluyendo las Naciones Unidas, las Ong y otras instituciones, se movilicen para ayudar a la mayoría de los colombianos que están sufriendo de violaciones de derechos sociales, económicos y culturales, y no solo la crisis de derechos civiles y políticos.

En tres años se han restituido 100 mil hectáreas a víctimas del conflicto armado. Foto: VerdadAbierta.com.

Bajo los conceptos que usted expone, ¿cuál debería ser el rol de la participación social de las comunidades en el desarrollo pensado desde la perspectiva de derechos?

MK: Creo que en Colombia la sociedad civil tiene un rol muy importante. Por eso creo que existe la necesidad de que miren no solo los impactos del conflicto y todas sus cuestiones relacionadas, sino que analicen la cantidad de personas que tienen en las ciudades y empezar a educarlas en cuáles son sus derechos y en cómo pueden acceder a los mecanismos que están disponibles tanto a nivel nacional como internacional, para que de esta manera puedan entender y hacer cumplir sus derechos.

Sin embargo, yo no veo que haya muchos grupos de la sociedad civil colombiana que estén hablando de derechos humanos desde el lado positivo, es decir, desde los derechos económicos, sociales y culturales o que los estén usando de una manera sistemática. De este modo, yo no encuentro argumentos para decir que Colombia no debe tener la visita de los relatores especiales en extrema pobreza, o del relator en agua y sanidad, o el de vivienda. ¿Por qué no tienen estos relatores? ¿Por qué siempre están pidiendo la presencia de los relatores especiales en ejecuciones extrajudiciales, o el de desplazamiento interno? La presencia del otro tipo de relatores ayudaría, porque estas personas visitarían al país para acompañar a las comunidades y a indicarles sobre las maneras de generar desarrollo y esto estaría basado en las obligaciones que vienen de los instrumentos de Derechos Humanos que Colombia ya ha ratificado.

Colombia se está animando a pensar en el posconflicto, ¿cómo conciliar ese tema con el desarrollo?

MK: Lo que ocurre en muchos países después de un proceso de paz es como un congelamiento. Después de la firma de la paz, algunos gobiernos han desarrollado una especie de “congelamiento del posconflicto”. La pregunta es ¿de firmarse la paz, por cuánto tiempo Colombia estará en posconflicto? Esa es una pregunta que tenemos que hacernos. Incluso hoy, que todavía existe un conflicto en Colombia y que las personas viven sus impactos negativos, debemos reconocer que hay una gran cantidad de personas, tanto en las ciudades como en los campos, que ya no están viviendo directamente el conflicto con las guerrillas. La pregunta es, ¿por qué entonces no tratamos a estas personas como lo que son, personas que ya están viviendo sin conflicto armado y necesitan soluciones para mejorar su nivel de vida, que necesitan desarrollo? Este es el dilema que estoy tratando de proponer.

El proceso de paz es importante, pero no es lo único importante. La paz, como tal, no es suficiente. También puedes hacer muchas cosas sin el proceso de paz, como adoptar medidas de planeación para los servicios públicos, empleos, transporte. Y ahí es donde yo diría que la perspectiva de derechos humanos se vuelve muy importante. No se tiene que esperar la firma de un acuerdo de paz para empezar a construir una sociedad basada en principios de Derechos Humanos donde el progreso y el Desarrollo son evidentes para todos.

Los representantes del gobierno nacional y de las Farc se han reunido en 37 ciclos de diálogos en Cuba para tratar de acordar el fin del conflicto armado. Foto: archivo Semana.

Finalmente, desde su experiencia, ¿qué pasos recomienda usted que se deben seguir en Colombia para afrontar el presente y el futuro, en términos de desarrollo?

MK: Solo soy una persona con una visión externa, entonces no podría dictar qué debe hacerse, lo que debe hacerse lo deben decidir internamente. Sin embargo, le puedo decir qué me gustaría ver en el futuro. En ese sentido me gustaría ver a algunas organizaciones de la sociedad civil que hacen un trabajo grandioso, como CODHES y otras, preguntarse, ¿luego del desplazamiento qué sigue? Le deben añadir a sus programas un componente que se preocupe por cómo realizar entre la población los derechos que deben ser cumplidos.

Colombia está en una situación donde se ven venir más crisis. Tomando por ejemplo el tema de vivienda, si ves una ciudad como Bogotá, hay tanta gente viviendo en condiciones muy precarias y de mucho riesgo para la salud. Y el gobierno y la sociedad civil no se están enfocando lo suficiente en este tema. Las ONG deben estar también pensando en asegurarse que las familias tengan seguridad en la tenencia de sus viviendas, que no sean desplazadas nuevamente mirando los planes existentes para la ciudad de acuerdo al crecimiento de las mismas.

De esta manera, hay muchas cosas que pueden hacerse, pero por lo menos desde la perspectiva de DRAN aquí en el MIT, podemos mostrar la experticia que tenemos y que podemos compartir, pero necesitamos crear primero posibilidades para ese trabajo: reuniones, entrenamientos, talleres. Esto solo puede pasar si hay un requerimiento desde la misma sociedad civil o desde otras instituciones independientes, o incluso gobiernos locales. Se debe hacer un gran esfuerzo por avanzar a una forma de pensar desde el lado más positivo de los Derechos Humanos.

Esta es la única manera de construir una sociedad basada en principios de derechos humanos donde el progreso y el desarrollo son evidentes para todos.

Especial para VerdadAbierta.com de Juan Diego Restrepo E. y Vanessa Reyes R.