Las ‘órdenes’ de José Miguel Narváez a los paramilitares

      

Las declaraciones de Mancuso no son las primeras en torno a la relación del ex subdirector del DAS con paramilitares. Otros ex jefes, como Raúl Hasbún, han contado cómo fue el apoyo que les dio para cometer homicidios y despojos de tierras.

jose-miguel-narvaezJosé Miguel Narváez, ex subdirector del DAS, es investigado por la muerte del humorista Jaime Garzón y sus presuntos vínculos con los paramilitares. Foto: Archivo SemanaLos testimonios entregados en distintas diligencias por ex jefes paramilitares han revelado que José Miguel Narváez era un alto funcionario del Estado que se convirtió en aliado de la organización ilegal, enseñándoles ideales “anticomunistas” y señalando a las personas que según él debían ser perseguidas y asesinadas.

La versión que entregó Salvatore Mancuso durante el juicio que se realiza en el juzgado Séptimo Penal Especializado de Bogotá contiene elementos que ya han sido detallados por otros jefes paramilitares como Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’ y Raúl Hasbún Mendoza, alias ‘Pedro Bonito’.

Mancuso declaró dentro del proceso que se sigue contra el ex subdirector del DAS por el asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón, el 13 de agosto de 1999, cuando se dirigía en su carro a las instalaciones de la emisora Radionet en Bogotá. Narváez fue acusado por este hecho desde junio de 2011.

Lo dicho por este ex jefe paramilitar desde una cárcel de Estados Unidos, otrora uno de los más poderosos de las Auc, se sumó al testimonio que dio dentro de este mismo proceso la ex congresista Piedad Córdoba, quien indicó que durante su secuestro -un mes antes de la muerte de Garzón-  escuchó de Carlos Castaño Gil, vocero de las Auc, el plan que tenían para asesinar al periodista.

Córdoba sostuvo que años después de su secuestro visitó varias cárceles de Estados Unidos y Colombia, en calidad de jefe de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, dialogó con varios ex jefes paramilitares y afirmó que allí conoció la cercanía del ex subdirector del DAS con las autodefensas. “Se  tomó la decisión de prescindir de los servicios, porque según ellos les había hecho cometer muchos errores. Esa se consideró la gota que rebosó el vaso (el homicidio de Garzón) por lo que se tomó la decisión de no contar con esa asesoría”, sostuvo Córdoba ante el juez.

Los señalamientos
Varios ex jefes paramilitares han confesado que Narváez era el encargado de entregar listas a Carlos Castaño Gil con los nombres de personas que eran cercanas a grupos guerrilleros, en ellas fueron incluidos Carlos Lozano, director del periódico Voz; el representante a la Cámara Wilson Borja; y algunos miembros del colectivo de abogados José Alvear Restrepo.

En el 2009 Salvatore Mancuso rindió versión libre desde una cárcel estadounidense, a donde fue extraditado en mayo de 2008 junto a otros 13 jefes más por orden del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, y aseguró que Narváez dictó clases en varias oportunidades a miembros de las autodefensas sobre lucha anticomunista en campamentos del departamento de Córdoba.

Mancuso aseguró que entre 1998 y 2002,el ex subdirector del DAS, quien para ese entonces se desempeñaba como profesor de la Escuela Superior de Guerra, dictó una cátedra llamada “¿Por qué es lícito matar comunistas en Colombia?” a un grupo de paramilitares entre los que se encontraban él y Carlos Castaño.

El ex jefe del Bloque Norte de las Auc aseguró en su momento al despacho octavo de la Unidad de Justicia y Paz, que se reunió en más de cinco ocasiones con Narváez en las fincas conocidas como La 21 y La 15 en Urabá: “se reunió en varias ocasiones con Carlos Castaño y conmigo para enseñarnos a combatir a los comunistas”, dijo.

El contenido de las presuntas cátedras iba orientado a justificar el exterminio de sectores sociales involucrados con la guerrilla, entre ellos, hacía énfasis en sindicatos, políticos activos y miembros desmovilizados de la guerrilla. Dentro del grupo de personas estudiadas en la clase figuraba Wilson Borja, quien fue declarado como objetivo militar por parte de las Auc. Contra este líder político se perpetró un atentado el 15 de diciembre de 2000 del cual salió con vida. En este caso, fueron responsabilizados penalmente varios militares, quienes actuaron en complicidad con algunos paramilitares.

Según Mancuso, Narváez tenía influencia sobre Carlos Castaño, pero que el jefe paramilitar tenía reservas sobre sus conceptos porque le parecían demasiado radicales en relación con representantes de sectores de izquierda y sindicatos.

En versión libre, Mancuso aceptó haber recibido de manosde Carlos Castaño una lista con los nombres de varias personalidades nacionales que debían ser asesinadas por sus presuntos nexos con la guerrilla. En el listado figuraban los nombres de Álvaro Leiva Durán, Wilson Borja, Gustavo Petro, Piedad Córdoba y un ex parlamentario de Arauca de quien no supo referir el nombre: “Puede ser Octavio Sarmiento o Luis Alfredo Colmenares, tal vez, las autodefensas mataron a los dos”, aseguró.

Por otra parte e alias ‘Don Berna’ declaró en el 2012, también desde una cárcel de Estados Unidos sobre la relación de las autodefensas con Narváez y sostuvo que cometieron asesinatos en contra de quienes consideraban tenían una opinión crítica, dentro de los que se encontraban investigadores, sindicalistas y periodistas.

Murillo señaló que “un día llegó Narváez a la finca La 21, en Valencia, Córdoba, con la información de que Jaime Garzón hacía parte de la estructura de las Farc. Dejó una carpeta con todos los datos y luego Carlos (Castaño) decidió darle de baja”.

También aseguró que los sicarios contratados fueron recibidos por miembros de Inteligencia Militar en Bogotá y empezaron a hacer seguimientos al humorista con el fin de conocer su rutina.

Otro ex jefe paramilitar que vincula a Narváez con la organización ilegal es Raúl Hasbún Mendoza, quien en 2011 dijo que lo conoció en 1996 por medio de Carlos Castaño Gil y que lo contrató en diversas ocasiones para que les dictara algunas charlas a los empresarios bananeros sobre el tema de la guerra política en Colombia.

En ese momento, según su versión, Narváez era asesor de militares y compartía la información con Castaño y con el propio Hasbún Mendoza. Aseveró, además, que les dio información sobre cuáles universidades en el país supuestamente tenían presencia guerrillera y escuchó de otros comandantes paramilitares que este ex funcionario del DAS, hoy detenido, había entregado un listado que contenía el nombre de varios profesores de la Universidad de Córdoba “para que los mataran por ser guerrilleros”.

La USB de Castaño y el asesinato de Garzón
Una de las pruebas que tiene la Fiscalía en el proceso que se sigue contra Narváez en el Juzgado Séptimo Penal Especializado de Bogotá es una memoria USB entregada por Ever Veloza, alias ‘HH,’ a la justicia y su existencia fue dada a conocer en el 2012.

VerdadAbierta.com consultó en ese entonces varias fuentes que indicaron que el dispositivo contiene información en la que supuestamente Narváez le filtró a los paramilitares para que se cometiera el crimen del periodista.

En el 2011, la Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y la Comisión Colombiana de Juristas, abogados de la familia Garzón, dijeron que en la investigación se “pudo constatar que el asesinato de Jaime Garzón había sido encomendado por Carlos Castaño Gil al grupo de sicarios ‘La Terraza’, por orden de altos oficiales del Ejército, siendo José Miguel Narváez el contacto entre ambas partes”.

El ex subdirector del DAS no ha sido el único funcionario vinculado con el crimen de Jaime Garzón. Los abogados que representan a la familia como parte civil en el proceso pidieron en 2011 a la Fiscalía vincular como posibles instigadores del crimen a los generales retirados Harold Bedoya, Jorge Enrique Mora Rangel y Rito Alejo del Río.