Las aristas del caso Santoyo

      
El general Mauricio Santoyo aceptó en EE.UU sus nexos con paramilitares. En Colombia no se sabe que pasará con las investigaciones en su contra por ‘chuzadas’ que terminaron con la desaparición y asesinatos de varios defensores de DD.HH y policías en Medellín.
Santoyo colaborará con la justicia estadounidense. Foto Semana.

Aceptación de culpabilidad del general (r) Santoyo
Declaración de los hechos contra el general (r) Santoyo

Santoyo, quien fuera el jefe de Seguridad de la Casa de Nariño durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, aceptó ante la Corte del Distrito Este de Virginia, haber tenido nexos y haberle pasado información de inteligencia a la llamada Oficina de Envigado y a grupos paramilitares entre 2001 y 2008. El ex oficial no obstante negoció con la justicia estadounidense que no le formularan cargos por narcotráfico a cambio de colaborar en otras investigaciones.

Con la aceptación de esos cargos, el oficial retirado podría pagar una pena entre 10 y 15 años en una cárcel de Estados Unidos; sin embargo, en círculos judiciales de Clombia se empiezan a preguntar si la colaboración de Santoyo servirá para esclarecer crímenes que cometieron los paramilitares en Medellín y Antioquia.

A Santoyo, la Fiscalía colombiana le había archivado una investigación por haber interceptado de manera ilegal más de 1.800 líneas telefónicas de personas e instituciones defensoras de derechos humanos, entre los que se encontraban activistas de derechos humanos del Valle del Aburrá, y haberle pasado información a paramilitares que después desaparecieron y asesinaron a varios de ellos.

Una de las evidencias de las complicidades de Santoyo con las Autodefensas es una carta enviada el 16 de abril de 2001 al entonces Fiscal General de la Nación, Alfonso Gómez Méndez, por un agente de la Policía quien denunció de manera anónima al entonces comandante del Gaula, coronel Santoyo, y los paramilitares que delinquían en Medellín.

“Soy un agente de la Policía Nacional adscrito al Gaula Urbano de la ciudad de Medellín. Las irregularidades que se viene presentando al interior de esta dependencia son muchas”, escribía el agente que después de su escrito fue asesinado.

De acuerdo con el denunciante, las irregularidades en esa agencia especializada en la persecución del secuestro y la extorsión se venían presentando desde hacía varios años, cuando estuvieron al frente del Gaula el coronel Santoyo Velasco y el capitán Hervey Gerardo Grijalva Suárez. Según ese testimonio, había ya una colaboración con la banda La Terraza y grupos paramilitares que estaban penetrando en la capital antioqueña y municipios cercanos.

“La colaboración se componía de escoltar armamento hacia las zonas rurales de Antioquia y de interceptarle líneas telefónicas ya fuera de guerrilleros o de personas que le debieran algo a los paramilitares o de ONG (organizaciones no gubernamentales) que tuvieran que ver con la subversión”, explicó el agente anónimo.

Al respecto el ex fiscal general de la Nación, Luis Camilo Osorio admitió que en el pasado el ente acusador sí llegó tener investigaciones en contra de Santoyo Velasco por narcotráfico. “En esa época había una investigación en proceso, cuando Santoyo era coronel, para lo que se designó un fiscal, este tomó las medidas pertinentes, pero no lo absolvió del caso”. Sin embargo, no se sabe qué ocurrió con ese proceso.

Óscar Rodríguez, abogado del general en retiro Mauricio Santoyo, afirmó que su defendido no hizo parte del negocio del narcotráfico y que se involucró con delincuentes para obtener información privilegiada.

“Estaba negociando o hablando con estas personas para obtener información que podría ser relevante para mantener la paz de los ciudadanos pues es parte del trabajo que emplea uno como policía”, dijo el abogado Rodríguez a Caracol Radio.

Para esos años Medellín, el área metropolitana padecían por lo menos tres confrontaciones: una de ellas era la del Bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) contra las milicias de las guerrillas de las Farc, el Eln y los Comandos Armados del Pueblo (Cap); otra era la de ese Bloque Metro con el naciente Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc); y otra era la del Bloque CaciqueNutibara con la insurgencia urbana.

Paralelo a ello, se venía desarrollando con fuerza la llamada ‘Oficina de Envigado’, ya más organizada y bajo la jefatura de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, quien no solo tenía ya un grupo paramilitar a su servicio, el Bloque Cacique Nutibara, sino que fungía como Inspector General de las Auc y continuaba en el negocio del narcotráfico.

El poder de corrupción de esta banda criminal era de tal nivel que permeó agencias estatales como la Fiscalía General de la Nación y su Cuerpo Técnico de Investigaciones, así como la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y la IV Brigada del Ejército.

La capital antioqueña vivía tiempos complejos y una de las mayores preocupaciones era la guerrilla y sus supuestos auxiliadores y simpatizantes, lo que derivó en una persecución que combinó fuerzas regulares, particularmente el Gaula urbano, adscrito a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, y fuerzas irregulares.

Investigaciones judiciales sobre las interceptaciones ilegales realizadas por el Gaula Urbano permitieron determinar que entre diciembre de 1997 y febrero de 2001 se “chuzaron” un total de 1.808 líneas intervenidas con órdenes falsas con el fin de hacerle seguimiento a diversas organizaciones defensoras de derechos humanos. Al frente de esas acciones estuvo por varios años el coronel Santoyo Velasco, quien pese a las evidencias, fue absuelto por la justicia y escaló posiciones, pasando por la comandancia en Medellín del Cuerpo Élite Antiterrorista (CEAT), justo en la época de más confrontación entre estructuras de las Accu y las Auc, y llegando a ser Jefe de Seguridad de la Presidencia de la República durante buena parte del periodo de Álvaro Uribe Vélez.

Lo denunciado por aquel agente anónimo se ajusta perfectamente a lo que han señalado ante las autoridades judiciales norteamericanas el confeso narcotraficante y miembro de las Auc, Juan Carlos Sierra Ramírez, alias ‘El Tuso’, quien le aseguró a investigadores de la Corte Suprema de Justicia en mayo de 2010 que Santoyo era cercano a las estructuras paramilitares de las Auc y, por lo tanto, a la llamada ‘Oficina de Envigado’.

La carta de aquel agente del Gaula Urbano de abril de 2001 y las declaraciones de alias ‘El Tuso’ tienen hoy pleno respaldo en el escrito de acusación que un fiscal del Distrito Federal del Estado de Virginia le envió a las autoridades colombianas con el fin de solicitar la captura del ex general Santoyo Velasco y su extradición a Estados Unidos para que responda por delitos asociados al tráfico de drogas. Las investigaciones en ese país se venían desarrollando hacía más de un año.

De acuerdo con el fiscal Neil H. MacBride, Santoyo Velasco recibió sobornos a cambio de colaborar con las operaciones de narcotráfico hacia Centroamérica y Estados Unidos realizadas por la llamada ‘Oficina de Envigado’; dar información sobre investigaciones judiciales en contra de quienes estaban al frente de esa empresa criminal realizadas en Inglaterra, Colombia y Estados Unidos; interceptar comunicaciones de manera ilegal para favorecer a los narcotraficantes; facilitar la transferencia de agentes de policía proclives a tolerar el negocio de las drogas; corruptos, que más ayudaron a estos traficantes de drogas en sus negocios; y proveer información de inteligencia recopilada por la policía colombiana sobre los traficantes de drogas, varios de los cuales fueron asesinados.

Santoyo fue comandante del Gaula de Medellín (1996-1999) y del cuerpo élite antiterrorista de la Policía (2000-2002), jefe de seguridad del presidente Álvaro Uribe (2002-2006), y agregado de la embajada de Colombia en Italia. Durante la presidencia de Uribe fue ascendido a general de la Policía.

Al conocer la decisión de Santoyo de aceptar su vinculación con grupos paramilitares, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez – quien fuera su jefe-, solo atinó a decir que el ex oficial “había traicionado su confianza”.