“Había aviones, bengalas y bombardeos. Parecía una película de Vietnam”

      

En noviembre de 2000, guerrilleros de las Farc asesinaron a cuatro personas en Ataco, Tolima. Entre las víctimas estaban un padre y sus dos hijos. La guerrilla también decapitó a una mujer, Nohelia Martínez. Un profesor sobreviviente cuenta lo que pasó.

“Yo vengo del corregimiento de Santiago Pérez, Ataco. Antes de 1999 teníamos tanto Ejército como Policía en el municipio. Sin embargo, entre septiembre y octubre de 1999 el Estado sacó a la fuerza pública de la estación que había en Casa Verde, una vereda cercana a Santiago Pérez. De un momento a otro amanecimos sin Policía. Eso dio pie para que llegaran los ‘paras’ y la guerrilla.

Yo era profesor de la vereda El Brillante y me tocó presenciar muchas cosas. El 26 de enero del 2000 hubo una incursión del Frente 21 de las Farc. Asesinaron a cuatro campesinos que nada tenían que ver con el conflicto armado. Los cogieron en la calle, se asustaron, salieron corriendo y los asesinaron. Eran personas conocidas en la región y nos dolió mucho. En agosto, unos paramilitares asesinaron a un presidente de la junta, un concejal y otras personas delante de todo el pueblo. Llegó la retaliación por parte de las Farc aprovechando que no había fuerza pública. Asesinaron a Nohelia Martínez y a una familia completa. Un comerciante fue a hacer la fosa común para enterrarlos y lo asesinaron también.

En diciembre de 2000 mi familia decidió salir del corregimiento y nos fuimos para Ibagué. Mis papás tenían un colegio en Santiago Pérez, dos casas y dos fincas en veredas cercanas, La Ensillada y Buenos Aires. Nos tocó dejar todo eso abandonado. Salimos desplazados y la guerrilla ocupó esos bienes. Se llevaban las cosas de valor para ellos y regalaban las propiedades a sus familiares para que las administraran.

Apenas llegamos a Ibagué, el Gobierno nos dio tres ayudas humanitarias y no más. Como todavía dependíamos de lo que se cosechaba en nuestras fincas, café y cacao, nos reunimos con algunos campesinos que también se habían desplazado y le pedimos a la fuerza pública que nos acompañaran a recoger la cosecha.

El 5 de abril de 2003 volvimos a recoger café y las Farc asesinaron a unos señores, entre ellos a un tío mío. A raíz del desplazamiento vimos la necesidad de organizarnos con otros grupos de víctimas y hemos luchado por el retorno de las familias a Santiago Pérez.

En Ataco, Rioblanco, Chaparral y Planadas, están alrededor del 50% de solicitudes de restitución de tierras en Tolima. Hay más de 5 mil solicitudes en el departamento, de las cuales casi 1.100 corresponden a Ataco pero no hay garantías para volver.

Santiago Pérez era un sitio clave para que la guerrilla llegara a Puerto Saldaña, porque quedan muy cerca. Los divide una montaña. Santiago Pérez pertenece a Ataco y Puerto Saldaña a Rioblanco. Allí en Puerto Saldaña ocurrió una masacre muy grande que cometieron las Farc en abril del 2000.

De profesor presencié todo, vi mucha violencia que creo que muy pocas personas han vivido en Colombia. Recuerdo una ocasión en la que hubo más deocho días de constantes combates entre guerrillas y autodefensas. Llegó inclusive la fuerza pública, había aviones, bengalas y bombardeos, eso parecía una película de Vietnam.

Vi pasar muchos guerrilleros por la vereda El Brillante por una carretera que comunica con la vereda El Cairo, que fue donde ellos montaron la base para atacar al corregimiento de Puerto Saldaña. Vi cosas que me afectaron mucho, niños heridos, vueltos nada. A uno le da pesar de los guerrilleros, porque de todas maneras son seres humanos que así pertenezcan a grupos armados sienten lo mismo que uno.

Hay mucha tierra abandonada en este momento. En la parte alta de las fincas de las víctimas había café y en la parte baja había cultivos de cacao y también ganadería extensiva. Siempre nos hemos preguntado por qué la fuerza pública abandonó el lugar. En ese tiempo estaban en diálogos con las Farc en El Caguán, se rumoraba que las Farc le habían pedido el despeje de esa zona al Gobierno pero eso nunca fue público. Todavía nos hacemos esa pregunta, ¿por qué el Estado nos abandonó? Nuestra familia ha sido blanco de amenazas, se presume que vienen de parte de la columna Héroes de Marquetalia, que delinquen en Santiago Pérez y Puerto Saldaña.

Desde que me fui he aprendido mucho. El Sena dicta unas capacitaciones que han cambiado mi forma de pensar respecto a cómo seré cuando regrese a mi tierra. Veo la vida con otra visión. Me ha servido estar en la ciudad, he aprendido sobre liderazgo. En este momento no tengo vivienda propia pero tengo un hogar, tengo un hijo de dos añitos al que le quiero dar una educación y un mejor mañana”.

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