¿Macaco el intocable? (Semana)

      
Carlos Mario Jiménez es considerado uno de los más poderosos jefes paramilitares, pero la justicia no sabe mucho sobre él. Este martes dará su versión libre.

El más fuerte entre los hombres fuertes de Itagüí deberá enfrentar este martes su primera versión libre ante un fiscal de Justicia y Paz. Se trata de Carlos Mario Jiménez Naranjo, más conocido como ‘Macaco’. Uno de los hombres más ricos, mejor armados y más enigmáticos de las autodefensas.

Nació hace 41 años en Envigado, Antioquia. Al parecer, muy temprano su familia se instaló en Dosquebradas, Risaralda, donde su papá tenía una afamada carnicería en la que ‘Macaco’ solía trabajar. Pero muy joven se involucró con el narcotráfico. Sus orígenes en el negocio de la droga están ligados al cartel del norte del Valle, en particular a Hernando Gómez, ‘Rasguño’, capo que fue detenido hace dos años en Cuba y que pronto será extraditado a Estados Unidos.

Diez años atrás, ‘Macaco’ había amasado una inmensa fortuna, tenía a su servicio un ejército privado que desplegaba su poder desde Cartago, Valle, hacia todo el cañón del Garrapatas. Fue entonces cuando ‘Rasguño’ le presentó a Vicente Castaño, el hombre que tenía la tarea de expandir las AUC por todo el país, vendiéndoles franquicias a los narcotraficantes. ‘Macaco’ se interesó en la idea de convertirse en paramilitar. En poco tiempo se enfundó en un camuflado, se puso el alias de ‘Javier Montañés’ y se convirtió en el principal comandante del Bloque Central Bolívar (BCB). Un bloque que antes estaba en poder de Carlos Castaño y que había copado a punta de masacres y asesinatos en Barrancabermeja y desde allí, todo el sur de Bolívar y una parte importante del Magdalena Medio.

Hasta ese momento la región estaba en manos de Camilo Morantes, un paramilitar cuyos crímenes fueron tan escalofriantes, que el propio Castaño lo mandó a fusilar porque no podía frenar su excesiva crueldad. El resto de los hombres, que estaban bajo el mando de Julián Bolívar, pasó también a manos de ‘Macaco’. ‘Ernesto Báez’, con una larga trayectoria en el paramilitarismo, se le sumó para ponerle el rostro político al BCB, que ya se perfilaba como un cartel para el robo de gasolina y para el narcotráfico. De hecho, el BCB se expandió rápidamente a 10 departamentos, y su mapa de crecimiento coincide con las zonas de mayor producción de coca.

En el momento de su desmovilización, ‘Macaco’ tenía un ejército de 7.000 hombres que actuaban en el sur de Bolívar, el bajo Cauca antioqueño, la costa de Nariño, Caquetá, parte de Guaviare, y Catatumbo. Tenía bajo su órbita al Bloque Vencedores de Arauca, que compraron los mellizos Mejía, y el Bloque del Putumayo, liderado por un tal ‘Rafa’, hombre cercano a Carlos Castaño, responsable de las víctimas enterradas en las cerca de 3.000 fosas que apenas ahora se están descubriendo en Putumayo.

‘Macaco’ es considerado uno de los narcos pura sangre a cuya entrada a la negociación de Ralito se oponía Carlos Castaño. Después de que este fue asesinado por su hermano Vicente, el camino pareció despejarse, y el BCB, que hasta ese momento estaba por fuera de la negociación, se unió a los diálogos con el gobierno.

Cuando llegó a Ralito, pocos en el gobierno sabían quién era y cuánto era su poder. La Fiscalía no sabía siquiera su nombre real. Las autoridades no le tenían ni siquiera una infracción de tránsito. Ha sido durante estos cuatro años cuando el nombre de ‘Macaco’ se ha empezado a asociar con sofisticadas redes criminales. Las autoridades saben que es un gran narcotraficante, pero aún no tiene orden de extradición. Existe un expediente en su contra que, curiosamente, ha estado congelado durante este tiempo.

Durante las negociaciones en una finca suya en Caucasia, Antioquia, fue capturado el famoso narcotraficante Johny Cano. También ha reconocido que actuó como mediador en la guerra entre Wílber Varela y ‘Don Diego’ en el norte del Valle. Como lo publicaron los medios, ambos capos tenían ejércitos enfrentados en el cañón del Garrapatas (los Rastrojos y los Machos) y esta confrontación dejó más de 500 muertos. Al final, se hizo el armisticio. Casualmente, los Rastrojos, grupo de Varela, al que se atribuye mucha cercanía con ‘Macaco’, siguen haciendo presencia en antiguos territorios del jefe paramilitar.

La impunidad sobre sus actos se debe en parte a que es discreto, astuto, y calculador. Además de que se ha rodeado de asesores de alto nivel. A su desmovilización asistió, por ejemplo, el jefe de la contra de Nicaragua, Edén Pastora. Hay indicios de que influye en la política de departamentos como Risaralda, Santander y Caquetá. Pero todavía sus amigos no han resultado salpicados en el escándalo de la para-política.

Más que un militar, ‘Macaco’ es un gran negociante. Según él mismo ha dicho en reuniones privadas, tiene ocho minas de oro en el sur de Bolívar, algunas con inversionistas extranjeros, tienen cultivos de palma de aceite, madera, y, según las autoridades, muchas tierras. Estas también aseguran que es hábil lavador de activos a través de empresas legales de transporte y finca raíz.

En los últimos años, ‘Macaco’ ha tomado por el mango la sartén de la negociación. Ha entrado en permanentes contradicciones con otros jefes paramilitares. Con Mancuso tuvo un altercado que llegó a los puños cuando estaban presos en La Ceja. Aunque tanto él como los demás jefes paramilitares se niegan a reconocer el origen de las muertes de sus mandos medios, muchos desmovilizados relacionan a ‘Macaco’ con la desaparición de Daniel, el hombre de confianza de ‘Don Berna’. Fuentes de inteligencia también reconocen que ‘Macaco’ tiene influencia en los municipios aledaños a Medellín como Bello, Copacabana y Sabaneta.

Recientemente también los medios lo han relacionado con los grupos emergentes que operan en Norte de Santander y Nariño, y con la organización de jóvenes sicarios de Pereira conocida como La Cordillera, asuntos quela Fiscalía está investigando.

Desde hace varios meses, ‘Macaco’ ha tratado de ganar indulgencias en el proceso. Primero anunció la entrega de 113.000 millones de pesos en bienes. Después montó un espectáculo con la supuesta desmovilización de un grupo de guerrilleros de las Farc en Putumayo, a instancias suyas, la cual resultó ser más un montaje de propaganda que una realidad.

La versión libre de ‘Macaco’ es uno de los mayores retos que tiene la Fiscalía en el proceso de Justicia y Paz. A diferencia de ‘Jorge 40’, Mancuso y ‘Don Berna’, que tienen condenas y muchas pruebas sobres sus asesinatos, masacres y cargamentos de coca, ‘Macaco’ prácticamente no tiene acusaciones por crímenes de lesa humanidad, a pesar de que los territorios y ríos donde operaban sus hombres son verdaderos cementerios por descubrir. En su expediente hay apenas un proceso por falsedad ideológica en documento público que fue archivado en 2000, dos por lavado de activos y uno por enriquecimiento ilícito de 2003, que no han pasado de la fase preliminar.

Aunque existen voluminosos expedientes de inteligencia sobre sus obras, vida y milagros, en la práctica no hay muchas pruebas todavía sobre sus crímenes atroces. Por eso mismo, el gran reto será llegar a la verdad sobre este hombre que ha pasado de agache ante la justicia. Verdad que difícilmente saldrá de sus labios.

Publicado en SEMANA, Fecha: 11/06/2007 – Edición 1310