El cartel de “40” (Semana)

      
El computador del jefe paramilitar contiene sorprendentes detalles sobre la complicidad de las autoridades y las autodefensas para exportar droga a Europa.
Los paramilitares se convirtieron en poderosos carteles de la droga. Foto SEMANA

El que los grupos paramilitares estén metidos de lleno en el negocio del narcotráfico no es un secreto para nadie. Sin embargo, hasta ahora muy pocos sabían, incluidas las autoridades, cuál era la verdadera dimensión de la participación de los paras en la cadena del tráfico de drogas. Tampoco era muy claro cuáles eran sus contactos en Colombia y el exterior y se desconocía la mayoría de las rutas y los destinos finales de los envíos de toneladas de cocaína. Gran parte de estos interrogantes han quedado resueltos gracias a la información encontrada en el llamado computador de ‘Jorge 40’, el cual fue decomisado a uno de sus hombres más cercanos, Édgar Ignacio Fierro, conocido con el alias de ‘Don Antonio’.

Con lujo de detalles, se explica cómo el destino principal de envío de droga, a diferencia de lo que se creía, no era Estados Unidos sino Europa. No menos asombroso e irónico es descubrir que, según los datos encontrados en el computador, los principales aliados con los que contaban los paramilitares para el embarque de la coca eran de la Policía antinarcóticos en la Costa Atlántica colombiana.

La información sobre los vínculos de ‘Don Antonio’ y los paramilitares del bloque norte con la exportación de droga está basada en grabaciones, correos electrónicos y documentos que fueron encontrados por la Fiscalía en el célebre computador portátil. La mayoría de los datos revela varias operaciones específicas de envío de droga hacia Europa, entre finales de 2005 y comienzos de 2006.

El ratón cuidando el queso

Uno de los métodos empleados consistía en camuflar la droga en contenedores que salían desde los puertos en el Caribe colombiano cargados de banano rumbo a Bélgica, Holanda y Francia. Según los documentos en poder de la Fiscalía, existe una grabación en la que dos ‘montadores’, nombre con el que se conoce a las personas encargadas de camuflar la droga, se ponen de acuerdo con ‘Don Antonio’ sobre cómo van a hacer el envío de droga hacia Bélgica. “…cada caja de banano va cargada con 200 gramos y cada contenedor transporta 1.080 cajas, lo que corresponde a transportar de 140 a 180 kilos”, le cuentan los ‘montadores’ a ‘Don Antonio’ en una de esas conversaciones. También le dicen que la coca sale desde el puerto de Cartagena y que le deben pagar a la Policía antinarcóticos, encargada de los controles en esa terminal marítima, la suma de 1.800.000 pesos por cada kilo que camuflan. En otra conversación hacen referencia a que a la Policía antinarcóticos en el puerto de Santa Marta le tuvieron que pagar 1.500.000 pesos por cada kilo de droga que pudieron camuflar en cajas de banano con destino a Amberes, Bélgica.

La investigación que adelanta la Fiscalía, basada en los datos encontrados en el computador, deja claro que los grupos paramilitares, específicamente el bloque norte, del cual hacía parte ‘Don Antonio’, actuaban como un cartel que controlaba toda la cadena del narcotráfico. Es así como, por ejemplo, Juan Carlos Infante, alias ‘Cabezón’, era uno de los hombres designados por ‘Don Antonio’ para ir hasta los laboratorios de procesamiento de coca que tenían los paramilitares en la Sierra Nevada. Allí recogía la droga procesada y se encargaba de ‘bajarla’ y entrarla hasta los terminales marítimos de Santa Marta, Barranquilla o Cartagena. ‘Cabezón’, en compañía de dos ‘montadores’ y con la complicidad de algunos miembros de la Policía antinarcóticos en estos puertos, camuflaba la coca en contenedores rumbo a Europa.

De acuerdo con los registros encontrados en el computador y con datos que han sido corroborados posteriormente por los investigadores de la Fiscalía, los paras enviaban cargamentos en promedio tres veces por semana desde cualquiera de los terminales marítimos en la Costa Atlántica. Los barcos hacen parte de la flotilla de una empresa colombiana dedicada a la exportación de banano hacia Europa. SEMANA se abstiene de publicar el nombre de la empresa y de las embarcaciones por tratarse de una investigación que aún está en desarrollo.

Según la información de la Fiscalía, una vez la droga llegaba a su destino en Bélgica los paramilitares utilizaban sus contactos en Amberes y otros puertos europeos para descargarla y distribuirla hacia otros países, principalmente Holanda y Francia. Pero camuflarla en cargamentos de banano no era el único modus operandi que tenían los paras para exportar cocaína.

De acuerdo con las grabaciones y los correos electrónicos, ‘Don Antonio’ se asoció con el dueño de una comercializadora de muebles con sede en Medellín. Esta empresa exporta muebles hacia España y Estados Unidos. Según la información del computador, la coca iba camuflada dentro de los muebles, salía por los puertosde la costa Caribe colombiana rumbo a Madrid. Era recibida por un colombiano radicado en ese país y quien actuaba como representante de la empresa en la península ibérica. Según el documento de la Fiscalía, esa persona se encargaba de contactar a funcionarios de la Guardia Civil española para garantizar que el embarque con los narcóticos pasara los controles necesarios. El dinero producto de la venta de la droga era enviado por medio de múltiples transferencias a cuentas a diferentes sucursales bancarias en Colombia.

Un tercer método utilizado para la exportación de droga, que también está documentado en el computador, consistía en enviar ‘mulas’. Tres veces por semana enviaban grupos de cuatro personas rumbo a Venezuela y España respectivamente. Las ‘mulas’ viajaban siempre en primera clase para evitar sospechas y llevaban entre cinco y 10 kilos de droga camuflada en sus equipajes. En Caracas, las ‘mulas’ y sus equipajes eran recibidos por personal de la Guardia Nacional de Venezuela. “El kilo (de coca) puesto en Venezuela se vende a 2.550 dólares. Se cancela un porcentaje a la persona que transporta la mercancía, otro porcentaje al comandante de la guardia”, dice uno de los apartes de la información en poder de la Fiscalía extraída del computador. Las ‘mulas’ que viajaban a Madrid también eran ayudadas por la Guardia Civil. Según los datos de ‘Don Antonio’, el margen de ganancia por cada kilo enviado a España estaba entre 9.000 y 10.000 euros.

La revelación de los pormenores del negocio del narcotráfico es una nueva y preocupante arista al llamado 8.000 de la Costa que dará mucho de qué hablar. Es claro que los paras de ‘Jorge 40’, aun después de sancionada la Ley de Justicia y Paz en julio de 2005, manejaban el negocio del tráfico de drogas a una escala nunca antes imaginada. Pero más inquietante aun, es la complicidad entre autoridades policiales colombianas y extranjeras y los paramilitares, en el negocio del narcotráfico.

Publicado en SEMANA Fecha: 10/21/2006 -1277