La barbarie del Bloque Héroes de Granada

      
Un fiscal de Justicia y Paz documentó la manera en la que los hombres de ‘don Berna’ cometieron actos crueles e inhumanos contra la población civil, solamente para enviar el mensaje de que eran ellos los que mandaban en Medellín y sus alrededores.

Decenas de muertos y desaparecidos dejó el Bloque Héroes de Granada en la comuna 13 de Medellín.

Matar a las víctimas delante de la población civil y hacerlo con sevicia, dejar los cadáveres expuestos, realizar ajusticiamientos, torturar, degollar y descuartizar a las víctimas, así como arrojar los cuerpos sin vida a los basureros, fueron algunos de los crímenes que cometieron los hombres del Bloque Héroes de Granada de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) para atentar contra todos aquellos que consideraban sus “enemigos”.

Así lo dejó establecido en Medellín una fiscal de la Unidad Nacional de Justicia y Paz durante una audiencia de formulación de imputación ante un magistrado de control de garantíascontra el exparamilitar Deivis Ferney Vela Bohórquez, alias ‘el Saraviao’, al imputarle cargos por actos de barbarie, utilización de medios y métodos de guerra ilícitos y actos de terrorismo, contemplados en la Ley 599 del 2000; también le imputaron concierto para delinquir y homicidio en persona protegida, entre otros.
 
A través de las confesiones de Bohórquez y de otros exintegrantes del Bloque Héroes de Granada, la fiscal pudo constatar que ese grupo armado, surgido a finales del año 2003 en reemplazo del Bloque Cacique Nutibara que se desmovilizó el 25 de noviembre de ese mismo año, realizó crímenes para mantener el control de la población civil a través de la imposición del miedo y el terror. Su área de influencia estuvo concentrada en los municipios del Valle de Aburrá, así como en algunas localidades del Oriente, Suroeste y Nordeste antioqueños.

Ademas de estos crímenes, la fiscal de la Unidad de Justicia y Paz le sumó otros como las amenazas, la desaparición forzada, la presencia armada y uniformada en público, la exhibición de las armas cortas y largas, los registros a las viviendas y lugares de trabajo, así como la elaboración y difusión de listas de sus potenciales víctimas. “El objetivo de todo ello era que la población los reconociera y les tuviera mucho miedo y se mantuviera aterrorizada”, explicó la funcionaria judicial.

En la formulación de imputación contra alias ‘el Saraviao’, la fiscal también describió otros métodos, a través de los cuales se reforzaba el terror en aquellas zonas que controlaban territorialmente: “Varios postulados del Bloque Héroes de Granada confesaron que cuando se mataba gente del otro bando, se les ponían unos carteles para que las autoridades y la comunidad supieran que era del otro grupo. Era una advertencia a las comunidades para que supieran que ellos no mataban por matar”.

La funcionaria también hizo alusión a lo que los exparamilitares del Bloque Héroes de Granada llamaron “romper zona”, un término asociado a “guerra sin cuartel”, en cuya aplicación no se medían consecuencias.

“Cuando ellos llegaban a una zona que consideraban estaba siendo dominada por la guerrilla, aplicaban el término “romper zona”, donde ellos podían declarar objetivo militar a todo el que quisieran, así fuera población civil, persona protegida, fuera de combate, desarmados, menores de edad. No había ninguna limitación en la selección de sus blancos de guerra. Y eso explicaba que cometieran actos tan bárbaros que la población terminara teniéndoles mucho miedo y sometidas a su poder ilegal”, describió la fiscal.

Para la funcionaria judicial era claro que este tipo de instrucciones se transmitían a todos los miembros de la organización, lo que, a su juicio, se constituyó en actos sistemáticos y generalizados contra una población civil, lo que se convirtió en una forma de victimizar a las comunidades de sus zonas de influencia militar.

Todas esas prácticas fueron confesadas por Vela Bohórquez, quien, como comandante militar de la Comuna 13 de Medellín y otras zonas urbanas de la capital antioqueña, admitió haber recibido ese tipo de órdenes de sus superiores y las replicó entre sus hombres, para que fueran más eficientes en la guerra contra las milicias urbanas de las guerrillas de las Farc, el Eln y los Comandos Armados del Pueblo (Cap).

Alias ‘el Saraviao’ ingresó a las Auc a mediados del 2001. Antes de llegar a esta organización armada criminal, fue miembro de la banda de Córdoba, un grupo de ladrones de carros que actuaba en la zona noroccidental de la ciudad. Inicialmente integró el Bloque Cacique Nutibara, y después de la desmovilización colectiva de esta estructura ilegal, se incorporó al Bloque Héroes de Granada, desmovilizándose el 1 de agosto de 2005.

Este exparamilitar ingresó como patrullero a las Auc, pero a través de su proceso de formación llegó a comandante militar dela comuna 13 de Medellín. Alcanzó a tener 150 hombres bajo su mando en diversos sectores de la ciudad, especialmente en barrios de las zonas occidental y noroccidental, desde donde se controlaba el paso hacia la subregión del Urabá antioqueño.

Vela Bohórquez dependía directamente de Elkin de Jesús Loaiza Aguirre, alias ‘el negro Elkin’, quien fue asesinado el 27 de septiembre del 2008 en Medellín, quien a su vez le rendía cuentas a Daniel Alberto Mejía, alias ‘Danielito’, comandante militar del Bloque y mano derecha de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘don Berna’.

De acuerdo con su relato a la Fiscalía, Vela Bohórquez recibió entrenamiento militar en una finca ubicada en el corregimiento San Cristóbal, occidente de Medellín, en una escuela que las Auc instalaron en una finca. A cargo de este centro estaba un hombre conocido con el alias de ‘King Kong’ y el instructor fue otro identificado como alias ‘el Paisa’.

Al sustentar los cargos por actos de barbarie, utilización de medios y métodos de guerra ilícitos y actos de terrorismo, la fiscal que tuvo a cargo la imputación narró como el exparamilitar Vela Bohórquez le ordenaba a sus hombres que cada que mataran a alguien tiraran el cuerpo a los basureros. “Además, confesó que la consigna era no dejar personas heridas. La consigna era hacer todo lo pertinente para asesinar a sus víctimas”, indicó la fiscal.

Y justamente para ilustrar la barbarie aplicada a sus víctimas, la fiscal describió la muerte de Octavio Geimar Bedoya Jaramillo, un pastor cristiano asesinado por el propio Vela Bohórquez el 23 de enero de 2003 en el barrio Robledo Aures, quien pertenecía a la Asociación Evangelismo Vivo y tenía un centro de culto llamado Comunidad Cristiana Dios es Amor, donde también residía con su esposa y sus dos hijos.

Hasta esa casa llegó alias ‘el Saraviado’ con dos hombres más del Bloque Héroes de Granada en busca de Bedoya Jaramillo. “Eran las diez y media de la noche. Llegaron golpeando fuerte la puerta y al abrir el pastor le pidieron la cédula, luego ingresaron a la casa y procedieron a cortar el cable de la línea telefónica”, relató la fiscal.

De acuerdo con lo confesado por el exparamilitar, Bedoya Jaramillo fue sacado de la vivienda en contra de su voluntad. “Opuso resistencia y se aferró a la ventana de la calle, para que se soltara alias ‘el Saraviao’ sacó un puñal y empezó a chuzarles los dedos de las manos en presencia de su familia. Una vez se desprendió de allí, lo subieron a un taxi y se lo llevaron hacia San Cristóbal”, expuso la fiscal.

Según el relato, el pastor cristiano hizo repulsa dentro del vehículo y en medio del forcejeo recibió un tiro en el abdomen. No obstante, logró salir del carro y correr en busca de ayuda. Pero se cayó y fue alcanzado por alias ‘el Saraviado’, quien de inmediato le propinó un disparo en la cabeza y lo mató.

En diligencia de versión libre realizada el 13 de abril de 2009, alias ‘el Saraviao’ reconoció su participación en ese crimen y explicó que lo había cometido por orden de alias ‘el negro Elkin’, quien había sido informado que el pastor Bedoya Jaramillo estaba tomándoles fotos a los integrantes de las Auc del barrio Robledo Aures y las enviaba a las autoridades. Pero en la Fiscalía le habían entregado esas fotos al ‘negro Elkin’. “Por eso dio la orden de que mataran al pastor cristiano”, reconoció el exparamilitar.

Luego de la muerte de Bedoya Jaramillo, su familia fue obligada a desalojar no sólo su lugar de residencia sino el lugar de culto que había construido el pastor para su comunidad. Desde esa época, la esposa de la víctima no ha podido regresar al barrio y recuperar la propiedad, entre otras razones porque después de la ocupación por hombres de las Auc, la casa ha sido vendida en dos oportunidades de manera ilícita y, en la actualidad, está siendo ofrecida de nuevo.

Por tal razón la fiscal que condujo la formulación de imputación le solicitó al magistrado de control de garantías ordenar medidas cautelaras para proteger la vivienda y evitar que siga siendo vendida, como primer paso para su restitución, solicitud que fue aceptada.

Al final de la audiencia, el magistrado impuso medida de aseguramiento contra el exparamilitar Deivis Ferney Vela Bohórquez, alias ‘el Saraviao’ por los delitos imputados.