Desmovilizado de las Auc hace nuevos señalamientos contra el coronel Mejía

      

En el juicio contra el militar, alias ‘Daniel Centella’ dijo que el militar y el excomandante paramilitar alias ‘39’ eran amigos y confirmó casos de ejecuciones extrajudiciales en el Batallón La Popa, de Valledupar, así como el suministro de material de intendencia a los ‘paras’. El desmovilizado aseguró que alto oficial del Ejército intentó sobornarlo a cambio de su silencio.


Hombres de ‘Jorge 40’ entregaron a varias personas vivas que supuestamente fueron asesinadas y que después fueron presentados como muertos en combate.

– Desmovilizado asegura que alias ’39’ y el coronel Mejía eran aliados
Las ‘balas perdidas’ del batallón La Popa

Ante el Juzgado Cuarto Especializado de Bogotá, John Jairo Hernández Sánchez alias ‘Daniel Centella’, exmilitar y desmovilizado del Bloque Norte de las AUC, reveló detalles de los supuestos nexos entre el coronel Hernán Mejía, ex comandante del Batallón La Popa en Valledupar y el excomandante paramilitar alias ‘39’.

John Jairo Hernández Sánchez , alias ‘Daniel Centella’, quien fue chofer
del exjefe ‘para’ David Hernández Tojas, alias ‘39’ rindió su testimonio en el juicio que se adelanta en un juzgado especializado en Bogotá.

Sus declaraciones se dieron en medio del juicio que se adelanta en contra del coronel del Ejército Hernán Mejía; el teniente coronel José Pastor Ruíz Mahecha; el teniente Nelson Javier Llanos; el sargento primero Aureliano Quejada; y el suboficial retirado Efraín Andrade Perea, por los presuntos delitos de concierto para delinquir, conformación de grupos armados al margen de la ley y homicidio.

Según el desmovilizado, entre ellos dos existía una “relación de amistad” que se hizo evidente cuando el coronel Mejía se desempeñó como comandante del Batallón La Popa en Valledupar. “Él (Mejía) constantemente visitaba al comandante ‘39’… a veces llegaba como civil y a veces como uniformado… llegaba en una camioneta roja y se reunía en privado con el comandante… era una amistad mutua…”, señaló el exparamilitar.

‘Daniel Centella’ manifestó que la relación entre Mejía y ‘39’ era de trabajo “mancomunado”, puesto que en más de una ocasión los paramilitares le entregaron gente a los militares para que los presentaran como bajas de la guerrilla o de los mismos paramilitares, a cambio de material de intendencia y de comunicaciones.

El desmovilizado contó que en una ocasión llevó a ‘Jorge 40’ a una cita con el coronel Mejía en la finca El Prado, en la vía que conduce de Valledupar al corregimiento La Mesa. El desmovilizado señaló que una vez se encontraron, ‘40’ se subió junto con sus escoltas en el carro de Mejía con destino desconocido.

‘Daniel Centella’ se refirió a dos casos de ejecuciones extrajudiciales, mal llamados ‘falsos positivos’, presentados entre 2003 y 2004 en los que los paramilitares colaboraron con los militares. El primero de ellos, hacía marzo de 2003, mientras Mejía era comandante del Batallón La Popa, se dio en la región de El Palmar. En esa ocasión, los paramilitares bajo órdenes de alias ‘39’, entregaron con vida tres personas, al parecer campesinos, que posteriormente fueron presentados por el Batallón como “paramilitares dados de baja”.

Según ‘Daniel Centella’, a la media hora de haber entregado a esas tres personas, los militares fingieron un combate que dio como resultado la muerte de esos campesinos. Está operación, según el exparamilitar, fue planeada días atrás en una reunión celebrada entre Mejía y ‘39’ en el corregimiento La Mesa.

El segundo hecho se presentó en 2004, cuando Mejía ya había sido trasladado, y fue el caso en el que los paramilitares entregaron al batallón otras tres personas que, posteriormente, fueron presentadas también como muertos en combate.

Operación Tormenta

El desmovilizado se refirió también a los hechos de la Operación Tormenta en la que fueron dados de baja 18 presuntos guerrilleros del ELN en octubre de 2002. ‘Centella’ confirmó que quienes fueron dados de baja eran integrantes de las Auc.

Según el exparamilitar, las víctimas fueron llevadas hasta el lugar de los hechos por el comandante ‘39’ bajo el pretexto de hacer un robo de ganado, pero en realidad se trataba de una purga interna que estaba haciendoen las filas paramilitares ante diversos casos de indisciplina.

El desmovilizado señaló que, hasta donde tuvo conocimiento, en el lugar de los hechos no hubo ninguna clase de enfrentamiento. Según él, escuchó a través del radio al comandante ‘90’, al mando de esos 18 hombres, pidiendo ayuda y que se comunicaran con el Batallón La Popa para que los militares los dejaran de atacar.

En versión libre rendida a mediados del año pasado, ‘Daniel Centella’ dijo que los muertos eran de las autodefensas, que una parte estaba bajo el mando de alias ‘El Alacrán’ y que el resto del grupo eran de alias ‘611’ o ‘Patricia’. El desmovilizado dijo que el hecho “también fue una entrega que se le hizo al coronel Mejía para poder trabajar en concordancia con ‘39’ (David Hernández, la mano derecha de ‘Jorge 40’)”.

Según relató ‘Daniel Centella’, él vio cuando alias ‘28’ le entregó brazaletes del Eln a alias ‘611’ para darle credibilidad al supuesto operativo. Añadió que entre los supuestos guerrilleros muertos estaba el ‘comandante 90’ y una mujer que acaba de tener un hijo. Después del asesinato de la madre, alias ‘400’ o ‘Salomón’ se hizo cargo del bebé pero no lo pudo cuidar suficientemente y este murió.

Intercambio de favores

Para Hernández, la relación entre el Batallón La Popa y los paramilitares se entendía como un intercambio de favores. Mientras estos les traían gente para que presentaran como ‘bajas guerrilleras o de paramilitares’, los militares, a cambio, les regalaban material de intendencia.

Según esta versión, el contacto en el batallón que les suministraba los recursos era el sargento viceprimero Márquez Este oficial era quien presuntamente hacía las entregas del material de guerra, entre ellas, camuflados, botas, carpas, munición, granadas de mano y para mortero, radios portátiles, entre otros.

Durante la audiencia, y mientras el coronel Mejía lo interrogaba, el exparamilitar manifestó su preocupación por los señalamientos que había hecho contra el oficial y por los supuestos intentos de sobornos que el militar le había propuesto para que no declarara en su contra.

“Yo sé que me voy a morir por las afirmaciones que estoy haciendo contra usted… yo lo conozco a usted…y por favor… no me mande a ofrecer plata que yo no le voy a recibir nada” señaló el ex paramilitar.

Asimismo, invitó al coronel Mejía a contar la “verdad” de los hechos ante la justicia:  “Respóndale a la justicia por lo que usted hizo… usted sabe que tiene cosas que responderle a la justicia… respóndale así como estoy respondiendo yo”.

Ejecuciones de La Popa

El despacho 3 de Justicia y Paz logró documentar varios casos después de varias versiones libres de John Jairo Hernández Sánchez, alias ‘Centella’; Randys Julio Torres Maestre, alias ‘El Niño’; y Adolfo Guevara Cantillo, alias ‘101, en las que los desmovilizados narraron cómo realizaron estos crímenes en supuesta complicidad con miembros de esa guarnición militar.

Los ex ‘paras’ dijeron que el coronel Hernán Mejía, excomandante del Batallón La Popa, fue clave en la realización de estos crímenes. Hoy en día el alto oficial enfrenta un juicio en el que está acusado de vínculos con paramilitares.

Una de las ejecuciones extrajudiciales es la masacre de 18 miembros de las autodefensas perpetrada el 27 de octubre de 2002 entre Mariangola y Los Venados, veredas de Bosconia, quienes fueron presentados como caídos en un combate entre el Ejército y el Eln. El caso es investigado por la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía.

Según un informe del sargento Perea, del Batallón La Popa, el 27 de octubre a las 5:30 de la mañana, tropas del Ejército se enfrentaron con guerrilleros del Frente 6 de Diciembre del ELN, que realizaban un retén en una carretera en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Según el suboficial, después del combate 18 insurgentes murieron.

John Jairo Hernández Sánchez , alias ‘Daniel Centella’ contradijo el testimonio del sargento. En versión libre dijo que los muertos eran de las autodefensas, que una parte estaba bajo el mando de alias ‘El Alacrán’ y que el resto del grupo eran de alias ‘611’ o ‘Patricia’. El desmovilizado dijo que el hecho “también fue una entrega que se le hizo al coronel Mejía, para beneficios del coronel Mejía, para poder trabajar en concordancia con ‘39’ (David Hernández, la mano derecha de ‘Jorge 40’)”.

Según relató ‘Daniel Centella’, él vio cuando alias ‘28’ le entregó brazaletes del Eln a alias ‘611’ para darle credibilidad al supuesto operativo. Añadió que entre los supuestos guerrilleros muertos estaba el ‘comandante 90’ y una mujer que acaba de tener un hijo. Después del asesinato de la madre, alias ‘400’ o ‘Salomón’ se hizo cargo del bebé pero no lo pudo cuidar suficientemente y este murió.

El ex ‘para’ se dio cuenta de que era una ejecución extrajudicial unos meses después “ya que la legalización se la habían entregado a La Popa, para legalizarlos a todos, para que dejaran trabajar a la gente”. Según ‘Daniel Centella’, el coronel Mejía le devolvió a los ‘paras’ parte de las armas incautadas en el operativo.

Varios parientes de las víctimas sostienen, además, que unos días antes del supuesto combate desconocidos vinieron a ofrecerles trabajo en una finca. Volvieron a saber de ellos cuando ya los habían asesinado y presentado ante la prensa como “guerrilleros del Eln”.

Otro de los hechos que documentó la Fiscalía sucedió el 9 de junio de 2004 en  zona rural de Valledupar, Cesar. José Rafael Bula, un campesino de 24 años, fue presentado por tropas de la contraguerrilla Zarpazo del Batallón de La Popa como un supuesto paramilitar muerto después de un presunto combate con la guerrilla.

Sin embargo, la madre de la víctima le reportó a la justicia que un día antes de la desaparición de Bula, desconocidos fueron a su casa y se llevaron a la fuerza a su hijo. Al día siguiente este apareció reportado como muerto en combate por tropas del batallón La Popal.

En versión libre John Jairo Hernández Sánchez, alias ‘Daniel Centella’, dijo que él y Rodolfo Lizcano Rueda, alias ‘38’ le entregaron José Rafael Bula vivo al Gaula del Ejército para que el comandante de la unidad los “dejara mover por ese corredor”. Después asesinaron al joven en una finca, lo uniformaron y lo presentaron como guerrillero, pero el desmovilizado confirmó “que ese muchacho no era guerrillero ni nada”.

Otro de los casos que presuntamente compromete tropas del Batallón La Popa con ejecuciones extrajudiciales es la muerte de Ronald José Blanquicet, Cristian Alberto Bustamante y Rafael Ignacio Puerta, quienes fueron asesinados el 9 de septiembre de 2004 en la zona rural de Valledupar.

Según los miembros del Ejército implicados, ese día en la madrugada salieron a patrullar la zona de Puente Callao y se encontraron con un grupo de civiles que no obedeció la orden de “alto” y  se dio un tiroteo que dejó los tres civiles muertos. En el reporte del Ejército estas tres personas fueron presentadas como supuestos miembros de las autodefensas, lo que confirmó un presunto documento con membrete del Bloque Norte de las Accu que reporta los nombres de los muertos.

‘Daniel Centella’ confirmó que los jóvenes hacían parte de las autodefensas, sin embargo dijo que no murieron en un enfrentamiento sino que se los entregaron al sargento Rueda para que los presentara como muertos en combate. El desmovilizado dijo, además, que “le entregaba 2 millones de pesos por mes al suboficial del Ejército y que éste le entregó fusiles R 15, unas granadas y pistolas para que fuera más verosímil la versión de un combate.”

‘Daniel Centella’ también aseveró que Jaider Valderrama, Iván Navarro e Iván Alvernia, todos menores de 25 años, no eran paramilitares muertos en combate como los presentaron miembros del Batallón La Popa el 22 de marzo de 2003.

Según los militares, las tres víctimas murieron tras la operación Marcial, en La Mesa, un corregimiento de Valledupar, en el amanecer del 22 de marzo después de un combate contra las autodefensas. Familiares de Iván Navarro dijeron que el 21 de marzo la víctima se fue a una finca a trabajar, pero que dos días después apareció en el periódico como paramilitar muerto en combate.

‘Daniel Centella’ sostuvo que las autodefensas le entregaron los tres jóvenes al coronel Hernán Mejía, excomandante del Batallón La Popa, para que los presentara como “positivos”. El desmovilizado contó que él los llevó en un carro amarrados hasta un río en la vía a El Palmar, cerca de Valledupar. Dijo que después en el Ejército “les pusieron unas cosas para que aparecieran que fueron en combate (sic)” y que los cadáveres fueron presentados a la prensa como miembros de las autodefensas.

Randys Julio Torres Maestre, alias ‘El Niño’, del Bloque Norte, también relató varios casos de falsos positivos que contaron con la supuesta complicidad directa del coronel Hernán Mejía. El desmovilizado relató un caso donde él y dos ‘paras’ se reunieron con el oficial el 15 de julio de 2003 en el Batallón La Popa para planear una operación entre Guatapurí y Chemesquema, veredas de Valledupar.

Dijo que salieron en camiones del Ejército a las diez de la noche y después de caminar toda la noche en la madrugada se toparon con presuntos guerrilleros que capturaron vivos. Contó que poco después les dispararon a diez o quince metros de distancia, subieron los cadáveres a los camiones y después, según relata “los presentaron de manera oficial ante el país y las autoridades como dos subversivos dados de baja, pero la verdad es que se trató de dos homicidios”.

La justicia tendrá que investigar la veracidad de lo dicho por los desmovilizados en sus versiones libres.

Acusaciones contra Mejía

En mayo de 2008, la Fiscalía dictó medida de aseguramiento contra el coronel Hernán Mejía Gutiérrez y el teniente coronel José Pastor Ruiz Mahecha  por los presuntos delitos de concierto para delinquir, conformación de grupos armados al margen de la ley y homicidio. La misma orden cobija al sargento primero Aureliano Quejada y al suboficial retirado Efraín Andrade Perea. Los militares permanecen recluidos en una guarnición militar en Bogotá. Con ellos, son 32 militares del Batallón la Popa en Valledupar investigados, principalmente por falsos positivos.

La investigación contra estos oficiales se inició en 2007, cuando el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, anunció en una rueda de prensa que el Coronel Mejía Gutiérrez sería relevado por las denuncias de un ex suboficial, que fue su escolta. El ex suboficial afirmó que el Coronel cometió varios asesinatos en un afán por mostrar resultados como comandante del Cesar. Así mimso señaló que Mejía se alió con el Bloque Norte.

Cuando Mejía llegó al Batallón conformó un escuadrón especial de 14 militares, conocido como el grupo Zarpazo especializado en reacción rápida a los ataques de los ilegales. Sospechosamente, cada vez que el grupo realizaba operativos producía bajas. Además entre 2002 y 2004 aumentaron los asesinatos de indígenas kankuamos en la zona, crimen que alcanzaron la cifra de 53 homicidios sólo en el primer semestre de 2003. Los kankuamos denunciaron al Batallón La Popa ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como responsables de varias de esas muertes.

Otro de los casos que está investigando la Fiscalía es el asesinato de 18 supuestos guerrilleros del Eln en octubre del 2002. Los cadáveres aparecieron vestidos de camuflado y con brazaletes del Eln, pero en los calzoncillos tenían las iniciales de AUC. Además, cuando los asesinaron, sus familiares denunciaron que no eran guerrilleros.

Según testigos se trató de una purga interna dentro del grupo paramilitar Mártires del Cacique de Upar orquestada por el Coronel Mejía y el difunto jefe paramilitar David Hernández, alias ’39’, quien era amigo de infancia de Mejía, según el ex escolta del Coronel. En 2004, Hernández fue asesinado por tropas del coronel Mejía, pero varios testigos señalan que ‘Jorge 40’ fue el que ordenó su muerte.

Mejía y varios de sus hombres también son investigados por los asesinatos de dos supuestos guerrilleros en el Batallón en junio de 2002. Las dos personas fueron capturadas, torturadas, asesinadas y presentadas como “positivos”.

El exsuboficial también confesó que coronel Mejía y él se reunieron con todos los jefes paramilitares del Bloque Norte: ‘Jorge 40’, Hernán Giraldo, Oscar José Ospino, alias ‘Tolemaida’, Enrique López, alias ‘Omega’ y ’39’. Según el testigo, ese día Mejía y ‘Jorge 40′ acordaron que él iba a recibir un sueldo de 30 millones de pesos mensuales a cambio de que el ejército no se metiera con las autodefensas. De acuerdo con el relato Mejía le entregó fusiles Galil a alias ’39’ y sus hombres para que lo ayudaran con falsos positivos.

El testigo aseguró que estos asesinatos se cometieron con la complicidad de fiscal Alix Cecilia Daza Martínez, quien durante varios años fue juez superior de Valledupar y que después fue nombrada directora de Fiscalías de Valledupar por el ex fiscal  general Luis Camilo Osorio como directora de Fiscalías de Valledupar.