‘Don Antonio’, el hombre detrás del computador

      

Edgar Ignacio Fierro le contó a Verdad Abierta su historia y como a órdenes de Jorge 40 se tomó varios departamentos de la Costa, mientras el país hablaba de desmonte del paramilitarismo.

 

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‘Don Antonio’ fue militar, estuvo en Barrancabermeja, Medellín, el sur de Bolívar y el Cesar.

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Fierro alcanzó el grado de capitán en el ejército.

Edgar Ignacio Fierro, alias ‘Don Antonio’, comandó el frente José Pablo Díaz en el Caribe colombiano entre 2003 y 2006. Le pusieron el nombre a ese frente en recordación al primer jefe de ese grupo que había llegado en 2000 al hasta entonces tranquilo departamento del Atlántico por orden de Jorge 40a ‘abrir’ un frente paramilitar. Díaz, también llamado ‘Moncho’ y sus hombres comenzaron por Palermo, un pueblo frente del puerto de Barranquilla, al otro lado del río Magdalena. De allí siguieron por Soledad y así sucesivamente fueron sembrando terror con una mano, y haciendo negocios turbios con la otra, uno a uno, en casi todos los municipios de ese departamento.

Del frente se sabía muy poco. Extorsionaban a ganaderos, comerciantes del mercado de verduras de Barranquillita, tenderos, al tiempo que tendían lazos con miembros de la autoridad y asesinaban a sindicalistas y defensores de derechos humanos y entablaban amistades con políticos y empresarios locales.

Díaz fue asesinado en 2003 en la troncal del Caribe, en el trayecto entre Ciénaga y Fundación, y Jorge 40  encargó como su reemplazo a Édgar Ignacio Fierro quien se conocía en las autodefensas del Bloque Norte con el alias de ‘Isaac Bolívar’ o ‘Antonio’.

Antes de su llegada a los paras, Fierro había pasado por las zonas más conflictivas del país como oficial del Ejército. Como teniente, primero estuvo en Barrancabermeja, cuando el Bloque Central Bolívar libraba una guerra con las milicias urbanas del Eln. También pasó por el Sur de Bolívar y patrulló en las comunas de Medellín. Y como capitán estuvo en el Cesar en la época en la que ‘Jorge 40’ empezaba a ganar notoriedad por el grupo contrainsurgente que estaba montando.

Fierro llegó a las Auc en marzo de 2003 después de haber sido destituido por haber hecho un allanamiento ilegal. Como se lo contó a Verdad Abierta, su llegada a las Auc se dió después de haber salido por la puerta de atrás de las Fuerzas Armadas cuando, de civil, organizó un operativo para supuestamente incautar un armamento a un grupo guerrillero en el Cesar. Cuando llegó al sitio no había ni armas ni guerrilleros y después de una investigación el general Carlos Alberto Ospina, entonces comandante de las Fuerzas Militares, decidió expulsarlo del Ejército. Meses después también sería destituido por omisión en la masacre de Micoahumado en el Sur de Bolívar.

El ex oficial no decidió irse a trabajar a una compañía de seguridad privada ni rehacer su vida en cualquier otro oficio. Lo suyo era la guerra. Un día tomó una chivaque conduce al municipio de La Meza en el piedemonte de la Sierra Nevada, y se le presentó a un viejo conocido, el ex mayor del Ejército, David Hernández alias ’39’, segundo al mando de ’40’ en la zona del Cesar y a enrolarse en las autodefensas. Con unas cuantas llamadas, ’39’ aceptó en las filas de las Auc al ex capitán y lo envió como inspector de frente de la zona de El Alto, Badillo y Las Raices, entre Cesar y Guajira.

El grupo de ‘Antonio’ (él dice que el ‘don’ se lo puso una fiscal) se hizo sentir. Pronto empezaron los asesinatos selectivos y de extorsiones en el Atlántico, según lo documentó un informe de la Sijin presentado ante jueces de Sabanalarga que abrieron un proceso de investigación en octubre de 2003. En los municipios de Repelón, Malambo, Soledad, Sabanalarga y Barranquilla, en un fin de semana caían asesinados un promedio de 15 personas. Al principio parecían crímenes sin conexión. Pero con el tiempo quedó claro que era una estrategia de una organización criminal: las víctimas iban desde ladronzuelos o viciosos de barrio, hasta líderes comunitarios, académicos, sindicalistas, comerciantes y ganaderos.

Hasta que al fin, después de tres años d eimpunidad, el 11 de marzo a las 5:30 de la tarde, funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía llegaron hasta el conjunto residencial Villa Canaria, cerca del aeropuerto de Santa Marta y capturaron a Édgar Ignacio Fierro Flórez, ‘Don Antonio’, el hombre que buscaban desde hacía varios meses. El desmovilizado creyó que se trataba de un error. Apenas cinco días atrás se había desmovilizado en El Copey, Cesar, en presencia de ‘Jorge 40’, el alto comisionado Luis Carlos Restrepo y de todos los medios de comunicación. Por eso sacó el carné que lo acreditaba como reinsertado. Creía que en la versión libre que rindió al momento de desmovilizarse había ocultado todos sus delitos.


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Fierro llega a los paramilitares después de ser destituido del Ejército después de un allanamiento ilegal.

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En 2003 llega al Atlántico bajo órdenes de ‘Jorge 40’. Allí además de asesinar a cientos de personas, empieza a organizar varios negocios del ex jefe paramilitar.

Cuando Fierro entró al Atlántico, el frente ya llevaba dos o tres años de crímenes, control de territorios y actividades económicas.

Entre las víctimas de casos más sonados están el ex presidente del sindicato de Electricaribe Adán Pacheco, el profesor universitario Alfredo Correa De Andreis, el ex secretario de gobierno del Distrito de Barranquilla y defensor de derechos humanos Pedro Pérez Orozco; Eislen Escalante Pérez, quien había llegado de Cúcuta once años atrás perseguido por el ELN y asesoraba a un grupo de desplazados que habían tomado posesión de una isla en el Río Magdalena apetecida por ganaderos, empresarios y políticos; también fue asesinado el sindicalista del tránsito José Mendivil y el también líder de desplazados Miguel Espinosa Rangel, que se había dedicado a luchar por la legalización de predios ocupados por personas en situación de desplazamiento.

Pero los casos no se limitan a la persecución sistemática contra líderes sociales que se caracterizaban por su defensa de los derechos de los desplazados y las víctimas de la violencia, también fueron acribillados el presidente del Consejo de Administración de Coolechera Gustavo de Silvestri y varios miembros del sindicato de esa cooperativa fueron perseguidos en un intento del Bloque Norte por apoderarse de la principal empresa de lácteos en la región Caribe.

Mataron al secretario de salud de Sabanalarga, Antonio José Muñoz Vizcaino, porque se opuso a entregar la contratación en salud a empresas señaladas por el grupo paramilitar y porque, de acuerdo con informes de policía judicial, iba a viajar a Bogotá a denunciar la complicidad entre ese grupo y la administradora del régimen subsidiado Barrios Unidos de Quibdó.

Capítulo aparte merece el caso del municipio de Soledad, Atlántico, donde las autodefensas tuvieron mucha influencia en la Alcaldía y los hospitales. Asesinaron al candidato a la alcaldía en el 2003, José Castillo, y después le impusieron a su viuda, Rosa Stella Ibañez, elegida alcaldesa para el periodo 2004 – 2007, el pago de cuantiosas comisiones por concepto de toda la contratación. En los hospitales el grupo comandado por Fierro impuso a varios gerentes y logró que el Materno-infantil nombraran a una hermana de Fierro, hoy condenada y presa.

También montaron empresas de seguridad y vigilancia que algunos les atribuyeron gran parte de las muertes que causaron a los más marginados, habitantes de la calle y bazuqueros. Además a los vendedores del mercado público de Barranquillita les sacaban un promedio de 50 millones de pesos mensuales y mataron a los que se resistieron a pagar. También entre se mataron en vendettas internas. En total la Fiscalía calcula hoy que el frente de Fierro es responsable de 700 asesinatos.

Muchos de estos crímenes pudieron ser minuciosamente documentados gracias a varios documentos que las autoridades decomisaron en varios lugares. El más importante hallazgo fue un computador que llevaba consigo ‘Don Antonio’ cuando lo capturaron. Este contenía miles de archivos con escalofriantes listados de homicidios, con cuentas de negocios múltiples y extorsiones, con menciones a sus cómplices en el mundo político, chats que reflejaban disputas sobre concesiones privadas o acceso a rentas públicas, etc. Este es el famoso un computador que el país conoció como el “computador” de ‘Jorge 40’ que lanzó a Fierra su triste estrellato.


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En el computador de ‘Don Antonio’ las autoridades han evidencia de cómo los paramilitares organizaron sus negocios en varias ciudades de la costa.

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En los archivos también encontró información de cientos de personas que fueron asesinadas en complicidad con miembros de las autoridades.

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Después de ser capturado en 2006, las pruebas contenidas en los archivos de su computador han servido para abrir investigaciones contra políticos, empresarios e incluso su hermana.

‘Don Antonio’ se ganó la confianza de ‘Jorge 40’, muy rápido si se tiene en cuenta que según él apenas llevaba tres meses en la Auc y le encomendó la expansión en nuevos territorios en tiempos cuando se suponía estaban en pleno desmonte y el proceso de negociación en Santafe de Ralito ya estaba avanzando. Pero ’40’ era reacio a desmovilizarse y al parecer su idea era garantizarse unas rentas por si tenía que desmovilizarse de todos modos.

Así, con solo 28 años, Fierro pasó de ser un intendente que hacía informes sobre actos de indisciplina en las filas de un frente en el Cesar, a ser el que mandaba en un frente que recaudaba millones en extorsiones y colaboraciones económicas de empresarios, contratistas, ganaderos y hasta de narcotraficantes.

Fierro le contó a VerdadAbierta.com que tan pronto llegó al Atlántico buscó la ayuda de Carlos Mario García alias ‘Médico Grande’, ‘Consejero’ o ‘Gonzalo, para buscar consolidar el proyecto político y económico de ‘Jorge 40’.

“Él estaba primero trabajando con la gente de Don Hernán (Giraldo), realizándole algo de política en la zona de injerencia de Hernán Giraldo. Lo conocí y le dije que necesitaba alguien que me organizara la parte política del frente porque hasta ese momento no habíamos adelantado nada. El me dijo que se le facilitaba porque conocía muchos políticos; que él hacía parte del parlamento de juventudes del Congreso, no sé que será eso porque nunca supe…”

‘Gonzalo’ y ‘Antonio’ hicieron una llave para empezar a buscar recursos y sostener así la última ofensiva de la organización y protegerse ante la posible desmovilización.

El nombre de ‘Gonzalo’, aparece en varios documentos del computador de Fierro, y éste figura como un asesor político del Bloque Norte que manejaba la estrategia electoral para varios congresistas de la Costa Caribe, un conocedor de las oportunidades de negocios con las ciudades y municipios, y un hábil manipulador de funcionarios públicos, y amigo de hombres de empresa.

Según Fierro, él fue muy cercano a ‘Gonzalo’, pero éste desarrolló sus propias relaciones con Jorge 40. En la entrevista dejó en evidencia que se distanciaron después de su captura en marzo de 2006.