Asesinatos por sospecha en El Castillo

      
Mauricio de Jesús Roldan Pérez alias ‘Julián’, jefe de frente Ariari de las Auc, aceptó que asesinó a varias personas por la mera sospecha de ser guerrilleros y sin ninguna prueba. Los familiares de las víctimas refutaron las acusaciones.

En breve: El 7 de junio de 2011 en versión conjunta Daniel Rendón Herrera alias ‘Don Mario’; Manuel de Jesús Piraban alias ‘Pirata’  y Mauricio de Jesús Roldan Pérez alias ‘Julián’ confesaron los asesinatos de seis personas en El Castillo, Dorado y Currabal, Meta.

Paramilitares mencionados: ‘Africano’ y ‘Caballo’.

Crímenes confesados: Los asesinatos de Abdón Vega, José Manuel Collazos, Anselmo Tique, Carmen Prada, los esposos Daza Gutiérrez y Miguel Ángel Caro. 

Varios paramilitares del Bloque Centauros confesaron varios crímenes en El Castillo, Meta. Foto Semana

Durante la primera jornada de versión libre conjunta de varios jefes del Bloque Centauros de las Auc, Daniel Rendón Herrera alias ‘Don Mario’; Manuel de Jesús Piraban alias ‘Pirata’  y Mauricio de Jesús Roldan Pérez alias ‘Julián’, admitieron su responsabilidad en el asesinato de siete personas en los municipios de El Castillo, El Dorado y Currabal, en el Meta, entre el 2003 y el 2005.

Durante la jornada de versión libre, ‘Julián’ como jefe del frente responsable de la mayoría de los homicidios, señaló que éstos se realizaron en contra de supuestos milicianos y colaboradores del Frente 26 de las FARC que delinquía en la región.

Los familiares de la las víctimas, que participaron en la jornada por medio de circuito cerrado de televisión desde Granada-Meta, contradijeron la versión de los paramilitares y alegaron la inocencia de sus conocidos.

Uno de los casos que demostró, fue el de Anselmo Tique, quien según la versión de alias ‘Julian’, era un miliciano del frente 26 de las FARC, al que buscaban desde 2002, y que se había salvado en varias ocasiones de atentados contra su vida. Según ‘Julián’, Tique contaba con un radioteléfono, por medio del cual intervenía las comunicaciones del frente, y se burlaba de los paramilitares por el hecho de que no fueran capaces de asesinarlo.

Finalmente (cuando), los paramilitares dieron con su paradero en una finca en el Alto Cubarral, donde fue capturado por ’Arturo’, tercero al mando del frente.

‘Arturo’ y sus hombres rodearon la casa donde se encontraba Tique, pero éste, al percatarse de la situación, huyó armado con una pistola, botándose por un cafetal, en donde fue asesinado (dado de baja).

Los familiares de la víctima, presentes en la versión, aseguraron que Tique no contaba con ningún radioteléfono o similar, ni mucho menos pertenecía a ningún grupo guerrillero. Según sus familiares don Anselmo era un campesino honrado y analfabeto, que fue retenido a la fuerza por los paramilitares, quienes secuestraron a su hijo para que él se entregara. El niño solo fue soltado una vez se confirmó por radio que su padre se rindió.

El informe forense del caso demuestra que el señor Anselmo Tique se encontraba amarrado en el momento de su muerte, y que fue apuñalado varias veces, en el cuello, el corazón y los pulmones. No se encontraron heridas de bala en el cuerpo.

A lo largo de las versiones libres que han rendido estos paramilitares, ‘Julián’ se ha quejado de que los familiares de las víctimas han negado que sus familiares fueran de la guerrilla. “Según lo que dijeron las victimas nosotros no matamos a ningún guerrillero”, pero admitió que no eran una organización que contara con los recursos para confirmar las informaciones que les señalaban a sus víctimas, y “al igual que la Fiscalía que a veces comete errores, donde uno ve a un señor que meten preso y luego lo liberan y lo indemnizan, pues nosotros también cometimos errores.”

Tanto ‘Don Mario’ como ‘Pirata’ colaboraron muy poco en la reconstrucción de los casos, evidenciando su falta de conocimiento de las órdenes impartidas.

‘Julián’ dijo no tener elementos para controvertir la versión de las víctimas, y que su confesión se basó en lo informado por sus subalternos en el momento. Este caso  fue el que llevo al Fiscal a preguntar sobre cómo investigaban los paramilitares las sospechas o denuncias que les llegaban sobre milicianos o colaboradores de las guerrillas.

Otro caso que evidenció la arbitrariedad de los paramilitares fueron los asesinatos de José Manuel Collazos Cardozo, a quien identificaron también como ‘Pedro’ y Carmen Prada González, ocurridos en 2003 en El Castillo, Meta.

Según lo contado por ‘Julián’ la orden de los homicidios fue dada por un paramilitar que identificaron con el alias de ‘Africano’.
De ambas muertes ‘Julián’ dijo desconocer detalles, ya que para él no eran importantes. “Uno solo se acuerda de casos relevantes, no es que fueran más importantes, porque toda vida humana es importante, pero si más relevante por el caso”. Sabe que a Collazos lo mataron en la verdea de Rio Viejo, y a la señora Prada en la vereda La Sima, ambos en El Castillo y ambos fueron asesinados por ser supuestos colaboradores de la guerrilla.

Sin embargo, los familiares de la señora Prada negaron su vinculación a las FARC.

Africano era el segundo al mando del frente dirigido por Mauricio de Jesús Roldán, hermano de Monoleche, quien se desmovilizó con el grupo en 2006. Ninguno de los desmovilizados que asistieron a la versión recordó el nombre de pila de este paramilitar, pero aseguraron que lo podían identificar por las fotos del día de la desmovilización.  Según lo que saben, ‘Africano’ salió libre luego de la desmovilización, porque no existían cargos contra él, ni contaba con antecedentes judiciales.

Otro de los casos contados por los paramilitares fue el de las muertes de Abdón Vega, y la pareja de esposos Daza Castro, a quienes señalaron de ser colaboradores de la guerrilla, pero que según los familiares era mentira.

Los familiares de Abdón Vega le preguntaron a ‘Julián’ si lo habían torturado, pero el paramilitar dijo que no lo hicieron.
Sin embargo, la esposa de Vega aseguró que en el momento del levantamiento del cadáver vio como los testículos de su marido habían sido cortados, y su cara quemada con acido. En el informe de necropsia de Medicina Legal el médico que hizo la necropsia solo registró una herida de bala en la cabeza.

En otro caso de asesinato, el de Miguel Ángel Caro ocurrido también en El Castillo en 2005, los jefes paramilitares negaron su participación en el crimen y se lo achacaron a Miguel Arroyabe quien era el jefe de esa zona, y ‘Don Mario’ aseguró que él ya no pertenecía a su grupo.
Según lo reconstruido en la versión, la orden de este homicidio fue dada por alias ‘Ramiro’, pero posiblemente ejecutada por Leobaldo Zuleta Correa alias ‘Caballo’. Los paramilitares aseguraron que sobre Miguel Ángel Caro existían rumores que pertenecía a la guerrilla, y se sabe que fue llamado varias veces por ‘Ramiro’ para entrevistarlo, pero, según conto ‘Julián’ no tenían pruebas de su militancia guerrillera.

Al momento de su asesinato, los paramilitares conocieron que el Caro fue citado por  ‘Ramiro’ y que accedió a ir a su encuentro libremente, pero que cuando era trasladado a la reunión, cambiaron la orden y lo llevaron donde ‘Caballo’ quien lo asesinó.

Estos crímenes tendrán que ser investigados por la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía.