Las cédulas de ‘Tomate’

      
Escrito por: Fundación Ideas para la Paz para Verdad Abierta
Carlos Mario Ospina Bedoya, alias ‘Tomate’ ó ‘Tomás’, contó ante un fiscal Justicia y Paz la forma cómo le rendía cuentas sobre los asesinatos cometidos por su grupo en el Putumayo a su jefe ‘Rafa Putumayo’, comandante militar del bloque Sur Putumayo de las Auc, sin embargo quedó en deuda porque no dio razón del paradero de muchas de sus víctimas.
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En estas primeras sesiones alias ‘Tomate’ se hizo responsable de 52 hechos, en su mayoría homicidios. Sin embargo, gran parte de los interrogantes de las víctimas no fueron resueltos y se limitó a decir que haría lo posible por averiguar sobre estos asesinatos, acuñando la frase “era muy difícil distinguir entre un campesino y un guerrillero”.

‘Tomate’, de 39 años de edad y nacido en Frontino, Antioquia, inició sus audiencias de versión libre en las instalaciones de la Fiscalía de Bogotá con transmisión en directo para más de 100 familiares de víctimas que se reunieron durante tres días en el colegio Alvernia de Puerto Asís, Putumayo.

A los16 años este paramilitar se radicó en el Putumayo donde trabajó como raspachín. Posteriormente prestó servicio militar en el Batallón Boyacá de Pasto y en agosto de 1996 regresó a la región.

Tras el asesinato de varios familiares incluyendo tres hermanos, ingresa a las autodefensas en octubre de 1999. En las Auc fue comandante urbano de Puerto Asís y jefe financiero, para ser al final supervisor general de las estructuras urbanas de todo el bloque hasta cuando se desmovilizaron el 1 de marzo de 2006, en el corregimiento Santa Ana, municipio de Puerto Asís.

Este desmovilizado perteneció al bloque Sur Putumayo, un grupo paramilitar creado por los hermanos Castaño en 1997 y que tuvo el control de los municipios de Puerto Asís, Valle del Guamuéz, Orito, Villa Garzón, Puerto Caicedo y San Miguel, ubicados en la región del medio y bajo Putumayo.

En un comienzo, la jefatura de este grupo estuvo a cargo de alias ‘Gustavo Gómez’, luego pasó a alias ‘Camilo’ – un ex teniente de la Policía – y en 1999 fue asumida por ‘Rafa Putumayo’, hasta que fue asesinado en Medellín en diciembre de 2004. Luego de su muerte el mando es asumido por Arnoldo Santamaría Galindo, ‘Pipa’ quien desmoviliza al grupo por órdenes de Carlos Mario Jiménez ‘Macaco’ jefe del Bloque Central Bolívar.

A la hora de su desmovilización el mando financiero estaba a cargo de ‘Mario Ramírez’, la dirección política de ‘Juan José’ y ‘Tomate’ como supervisor urbano.

Desde la década de los ochenta, el Putumayo se convirtió en uno de los primeros laboratorios de expansión del paramilitarismo en Colombia. Desde finales de 1987 a mediados de 1991, bajo los nombres de ‘Los Combos’ y ‘Los Masetos’, fueron generadores de violencia en este departamento.

La principal fuente de financiamiento del paramilitarismo en esta zona fue el narcotráfico, en especial algunos miembros del cartel de Medellin con el apoyo de los grupos de autodefensa que, desde mediados de los ochenta, hacían presencia en el Magdalena Medio.

Entre 1992 y 1996 la actividad paramilitar disminuyó en forma relativa y a partir de 1997 las Auc incursionaron en el departamento, coincidiendo con la expansión de los cultivos de coca en la región, de la que Putumayo tuvo 40 por ciento del total nacional en el año 2000.

Entre 1997 y 2005, se registran más de 20 masacres en el departamento y las tasas de homicidios y de desplazamiento forzado alcanzan niveles históricos. A la fecha la Fiscalía ha encontrando 250 cuerpos de víctimas en varias fosas comunes.

Las deudas de ‘Tomate’

Pese a que el proceso se encuentra en una etapa inicial algunos asistentes a la versión y las propias víctimas reconocieron su preocupación por el alcance de las “verdades” que podrá contar ‘Tomate’. Por un lado este comandante es uno de los pocos mandos medios de esta estructura que puede tener conocimiento sobre muchos de los hechos ocurridos en la región. Por ejemplo, con relación a los hechos enunciados la semana pasada un buen porcentaje de ellos han sido los mismos que otros miembros del bloque también han referido a la Fiscalía. De aquí que para muchos la versión de ‘Tomate’ poco ha aportado al esclarecimiento de la verdad.

Así mismo desconocía la estructura superior que manejaba al bloque. Ante el asesinato de ‘Rafa Putumayo’ no es muy claro cómo fue la sucesión de poderes al interior del bloque antes de la desmovilización, y qué tanto de su accionar criminal recae en el BCB.

En mayo de 2007 y ante el hallazgo de más de 100 fosas comunes en la región, ‘Macaco’ manifestó que el BCB no tuvo injerencia real en el bloque Sur Putumayo, que sería el verdadero responsable de esas tumbas. En un comunicado sostuvo que ese grupo, así como el de Araucay el Cacique Pipintá, este último aún sin desmovilizarse, fueron estructuras adjuntas al BCB “solo para efectos de la inclusión en el proceso de paz”.

Entre los hechos que dijo no tener conocimiento estaban las muertes de Susana Nazareth Castro Luna, fiscal del municipio de La Hormiga, y el capitán de la Policía Fabio Aya Navarro, ocurridas el 28 de abril de 2005.

El ex paramilitar indicó que en la hacienda Villa Sandra, localizada en las afueras de Puerto Asís y que fue el centro de operaciones paramilitares en la región, es muy posible encontrar fosas con personas asesinadas. Mencionó el caso de un supuesto miliciano de las Farc de 16 años que fue asesinado en ese lugar luego de cercenarle una oreja. Y el caso de un ex sargento retirado de Infantería que colaboraba con los paramilitares y que fue asesinado por orden de ‘Camilo’.

Negó que en el sitio existiera un lago con cocodrilos a donde eran tirados los cadáveres de sus víctimas. Sin embargo recordó que por instrucción del comandante ‘Rafa Putumayo’ a cada una de las personas asesinadas por el bloque se les debía quitar su cédula de ciudadanía y que en cada ‘bajada’ de este siempre le hacia la misma pregunta: “’Tomate’, ¿Cuántas cédulas me tiene?”

El ex paramilitar reconoció que la financiación del grupo provenía del narcotráfico y de las extorsiones al comercio y propietarios de la región. En 1999, el bloque les cobraba a los compradores de pasta de coca, que venían de Medellín y Cali, 300 mil pesos por kilo.

Como parte de las Auc, los mandos medios recibían 2´300.000 pesos mensuales como sueldo. Gran parte de las armas del grupo llegaban por avión enviadas por ‘Rafa Putumayo’, y las armas cortas las traía de contrabando desde el Ecuador. Cada una de las armas era marcada con un código, exagerando la numeración para que la guerrilla creyera que el número de paramilitares era superior a mil hombres.

En agosto de 2004 ‘Rafa Putumayo’ lo citó en Medellín y le notificó del proceso de negociación que empezaba a gestarse. Luego, a inicios de 2006 después de haber sido asesinado ‘Putumayo’, su grupo fue llevado a la hacienda Piamonte en Caucasia, junto con ‘Pipa’ y ‘Juan José’, y presentado a ‘El barbado’, otro de los alias de Carlos Mario Jimenez, ‘Macaco’. ‘Tomate’ contó que el comandante del BCB los reunió para “conocerlos” y notificarles que su grupo se iba a encargar de la desmovilización del las estructuras del Putumayo.

Para muchas de las víctimas, estas primeras versiones no fueron alentadoras y por el contrario la desilusión fue enorme, ya que el ex paramilitar no aclaró nada sobre las 45 preguntas que le hicieron las víctimas y sus apoderados desde las salas ubicadas en Bogotá y Putumayo. ‘Tomate’ es uno de los pocos mandos de este bloque que se encuentra dentro de Justicia y Paz.

Por ahora las víctimas del Putumayo esperarán que el postulado cumpla sus promesas de averiguar por la suerte de más de un centenar de crímenes y estarán atentas a la continuación de su versión libre que por ahora no ha sido programada.