El exjefe paramilitar contó varios episodios de cómo las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) se aliaron con militares para crear el grupo paramilitar en Córdoba, importar armas y delinquir en Bogotá.

Según Salvatore Mancuso, los militares fueron clave en la expansión de los paramilitares. Sin su apoyo, las Auc no hubieran podido estar en diferentes departamentos por una década, conseguir armas, uniformes, cometer asesinatos, desapariciones, masacres y desplazamientos.

Mancuso contó en una versión libre desde Estados Unidos, a donde fue extraditado por cargos de narcotráfico, algunos episodios de la complicidad de las fuerzas militares con los hermanos Carlos y Vicente Castaño y con él, que fue jefe militar de las Auc.

Próximo a ser llevado a juicio ante los Tribunales de Cundinamarca, el exjefe paramilitar reiteró que tiene más para contar, pero que se reservará los nombres y los detalles hasta tanto el gobierno le garantice seguridad a su familia. Por eso, sus confesiones se han limitado a nombrar militares que están muertos o que ya fueron condenados por la justicia.

Salvatore Mancuso narró cómo fue su ingreso a los paramilitares. Pero para llegar a su historia, dijo que en los años 60 en Córdoba y en el resto del país, el gobierno autorizó la creación de grupos de autodefensa para defenderse de las guerrillas. Ocurrió en el gobierno de Guillermo León Valencia primero con el Decreto 3398 de 1965 y luego con la Ley 48 de 1968. “Las fuerzas militares crearon 200 grupos de autodefensa en la región con el apoyo de ganaderos y agricultores cobijados por estas normas”, dijo Mancuso.

En los años 80, la familia Mancuso eran dueña de tierra en Córdoba y la guerrilla tenía azotada a los habitantes con los secuestros y las extorsiones. “En 1987 nos convocaron en el Batallón Junín y en la Brigada 11 para que aportáramos dinero e información, que no le pagáramos las extorsiones a la guerrilla, sino que le diéramos ese dinero al Ejército y que les colaboráramos con el arreglo de los  de los carros”, contó el ex jefe paramilitar.

Según Mancuso, él y su familia comenzaron a colaborar conlas fuerzas militares pero ese apoyo se volvió directo cuando el Ejército lo contactó para que sirviera de guía.

“Fui y en ese operativo murieron tres guerrilleros. Los que se volaron se dieron cuenta que era yo y en el Ejército me dijeron que de ahí en adelante debía andar con escoltas”, contó.

La Brigada le envió un grupo de soldados para que lo custodiaran en la finca y desde entonces comenzó a recibir entrenamiento para entrenar a sus vecinos y armar una red de comunicación para defenderse de la guerrilla. “Comenzamos a dar aportes de $2 mil pesos por hectárea para gastos del Ejército. Mi vida tomó otro rumbo. Me entrenaron y serví de guía. Eso fue en 1992”.

Su principal contacto con el Batallón Junín fue el mayor Wálter Fratini, quien para ese año era el comandante del Batallón Coyará. Mancuso contó que a mediados de 1993 el mayor lo dejó  cargo de un pelotón de soldados mientras él se encaraba de un grupo de contraguerrillas. Fratini murió al poco tiempo cuando el Epl derribó el helicóptero en que se movilizaba el militar.

“Cuando Fratini muere yo quedo en shock, porque era mi apoyo. Yo me hice cargo del grupo de autodefensa que ya había en Córdoba”, dijo Mancuso. En su confesión recordó que luego en el departamento crearon la Policía Cívica de Mayores y que él hizo parte de este grupo, recibiendo carné, uniformes, insignias y radios de comunicación.

En Córdoba, sus vecinos eran los hermanos Carlos y Vicente Castaño y comenzaron a colaborarse mutuamente para defenderse de la guerrilla.

“En 1995 me piden que sea miembro de las Autodefensas Córdoba y Urabá, y que ellos se encargan del sostenimiento del grupo”, dijo.

El ex jefe paramilitar contó que otros de sus apoyos fue el general Martín Orlando Carreño, quien fue comandante de la Brigada 11 entre enero de 1995 y enero de 1996. “Le consulto mi decisión (de unirse a los Castaño) a Martín Orlando, de la Brigada 11, y él me dijo que si no trabajábamos en conjunto no le íbamos a ganar a la guerrilla”, agregó Mancuso.

Por ordende los Castaño, Mancuso llevó en mayo de 1999 a 220 paramilitares desde Córdoba hasta Norte de Santander para crear el Bloque Catatumbo. El ex jefe paramilitar contó que en esta zona también contaron con el apoyo del general Carreño, quien para finales de ese año fue nombrado comandante de la Quinta Brigada y luego de la Segunda División, con sede en Bucaramanga, y con injerencia en la zona del Catatumbo.

“Como ven yo conocía al general Carreño de atrás (Córdoba). Él nos apoyaba en las operaciones militares en el Catatumbo. Me decía: ‘Dígales a sus hombres que no den papaya, que cumplan con lo suyo, que el que no esté en orden me lo llevo por delante’”, recordó.

Mancuso dijo que fue Carlos Castaño quien le dio el número telefónico del general. “Hablé con Carreño y me dijo que cuando necesitáramos ayuda que le mandáramos las coordenadas que él nos ayudaba con helicópteros artillados. Así se hizo varias veces”, dijo el ex jefe paramilitar.

El general Carreño murió en un accidente de tránsito el 20 de mayo de 2007 en la vía a Mogotes, Santander, cuando de regresaba de una correría en su aspiración a la Gobernación de Santander.

Al terminar su narración sobre su ingreso a las Auc, Mancuso volvió a pedir protección. “Acá hay una parte que no he contado mientras no haya garantías. Señora fiscal si usted responde por la seguridad de mi familia… Si usted revisa mis primeras versiones libres en Colombia yo comencé a contar varios detalles. Pero me extraditan (2008) para silenciarme”, indicó Mancuso.  (Lea: Mancuso sigue guardándose secretos)

Los inicios del Bloque Capital
El ex jefe paramilitar contó que el nacimiento del Bloque Capital en 2001, el grupo paramilitar de los Castaño en Bogotá, fue con apoyo de dos integrantes del Ejército. Se refirió al capitán Jorge Rojas Galindo, quien para esa época estaba activo en las fuerzas militares, y a Freddy Antonio Cadavid Acevedo alias ‘Luis’, un teniente retirado que hacía parte del Bloque Calima de las Auc, en el Valle del Cauca, bajo órdenes de Hébert Veloza alias H.H.’

Según Mancuso, en 2000 Carlos Castaño le preguntó si conocía a alguien de confianza que les ayudara a hacer “inteligencia” en Bogotá, y él le respondió que el capitán Rojas. Castaño de inmediato aprobó, recordando que el militar logró importar para las Auc desde Bulgaria 7.740 fusiles AK-47 que ingresaron por el puerto de Buenaventura y que luego fueron exhibidas en la feria militar Expomilitar. Por estos hechos el capitán fue preso y se acogió a sentencia anticipada. (Lea: Los 15.000 fusiles de Vicente Castaño).

“A nosotros nos interesaba que él se mantuviera en la legalidad”, dijo el ex jefe paramilitar, explicando que le ordenó al capitán Rojas realizar unos “estudios” por los que se pagaron $30 millones de pesos. Esos estudios correspondían a un listado de personas que ellos consideraban “objetivo militar”. “Carlos Castaño tenía un listado de dos páginas. Carlos tenía contacto con la Policía, DAS, Ejército y Fiscalía y por medio de estas instituciones  conseguía información”, dijo.

El primero en esa lista era el sindicalista Wilson Borja, entonces presidente de la Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado, Fenaltrase. Para atentar contra Borja, Mancuso le entregó dinero al capitán Rojas y Castaño llamó a David Hernán Rojas, alias ‘39’, un mayor retirado del Ejércitoy segundo de ‘H.H’ en el Calima, para que le enviara a Freddy Cadavid alias ‘Luis’.

Borja sobrevivió a los disparos de diciembre de 2000, cuando ocho paramilitares lo atacaron a la salida de su casa asesinando a una señora que vendía tintos en el barrio.

Según Mancuso, Carlos Castaño aprobó el nombre de Bloque Capital a este nuevo grupo que delinquió en la capital. El nombre lo escogieron en una reunión realizada en la Finca Cinco Tres, donde estuvieron el capitán Rojas y Carlos Mauricio García, otro ex militar apodado ‘Doble Cero’. “El capitán Rojas fue el que hizo el modelo de carta, con el logo del Bloque, que se le envío a los alcaldes de Chía, Sopó, Cajicá, Funza y otros municipios de Cundinamarca”, dijo Mancuso.

El 7 de febrero de 2001 el capitán Rojas fue capturado y por orden de Carlos Castaño, Mancuso continuó como jefe de los Bloques Córdoba y Catatumbo. “Carlos me dijo que no me preocupara, que le pusiera un buen abogado a Rojas, que me desentendiera de ese grupo”, contó.

En 2001 Miguel Arroyave, amigo de los Castaño y conocido como ‘El Químico’ o ‘El señor de las aguas’ por comercializar los insumos para el procesamiento de cocaína, salió de la cárcel Modelo. A su salida, los Castaño le propusieron que se hiciera cargo del Bloque Capital. Arroyave fue el jefe de este grupo hasta septiembre de 2004 cuando fue asesinado por sus subalternos del Bloque Centauros, el otro grupo paramilitar del que estuvo a cargo en los Llanos Orientales.

Al finalizar la jornada de versión libre, la Fiscalía 41 de Justicia y Paz le preguntó por si sabía del llamado ‘Grupo de los 8’, que asesoraba a Carlos Castaño. “No los conocía a todos. No es el momento ideal. Sí sé algunos nombres de un alto nivel en lo político, económico y militar”, respondió Mancuso. Luego la Fiscalía le preguntó por el ‘Grupo de los 12 apóstoles’. “(silencio) Ese es un tema aún más complicado, doctora”, respondió el jefe paramilitar.