“La fuerza pública fue clave para la expansión de las Auc”: Mancuso

      
Según el ex jefe paramilitar, por petición de la fuerza pública los ‘paras’ desaparecieron a sus víctimas para no aumentar los índices de muertes en Norte de Santander.
  
Mancuso, recluido en una carcél de Estados Unidos desde el 2008, narró en versión libre como se adoptó la política de desaparecer los cadáveres por presiones de la Policía, el Das y los militares. Foto: VerdadAbierta  

Desde una cárcel de Estados Unidos, el extraditado jefe paramilitar Salvatore Mancuso aseguró que gracias a la colaboración de miembros del Ejército, la Policía y el DAS en Norte de Santander, el Bloque Catatumbo pudo expandir su poder en la región. Mancuso dijo que las relaciones de colaboración llegaron a tal punto, que los paramilitares empezaron a desaparecer los cuerpos de sus víctimas, enterrándolos en fosas o lanzándolos a los ríos, para que las estadísticas de muertes violentas no se dispararan.  Así se evitaba que desde el gobierno local se ‘incomodara’ a miembros de las fuerzas militares, por el aumento de la inseguridad.

A la pregunta de la Fiscal 41 de Justicia y Paz sobre los presuntos vínculos con  políticos y militares, Mancuso afirmó que de no haber tenido tan buenas relaciones con las instituciones, las autodefensas no se habrían podido expandir.

“Necesitábamos apoyo de las autoridades y de todos los actores legales o ilegales que tuvieran algún tipo de poder”, agregó Mancuso quien reiteró que desde el momento de la desmovilización, los jefes de las autodefensas le pasaron una lista a la Fiscalía con el nombre de más de 100 miembros de la Fuerza Pública, el Das y el Ejército que trabajaban y colaboraban permanentemente con las Auc en todo el país.

En el caso del Bloque Catatumbo, era Jorge Iván Laverde, alias ‘El Iguano’ o ‘Pedro Fronteras’ el encargado de realizar los acercamientos, avisar cuando se iba a realizar una operación para que estuvieran pendientes y “cuadrar todo con los colaboradores dentro de las instituciones”.

“Llegábamos a un pueblo con 50 hombres uniformados y con los fusiles al aire a hacer una operación en contra de unos auxiliadores de la guerrilla.  Pasábamos enfrente de la estación de Policía y hasta alcanzabamos a refrescarnos y a tomar algo para la sed. Era imposible pasar desapercibidos, pero nadie decía o hacía algo”, contó Mancuso.

Sin embargo, de acuerdo con versiones del ex jefe paramilitar, en el momento en el que se recrudeció el conflicto en zonas como el Catatumbo, la cantidad de víctimas mortales empezó a incomodar a miembros la Fuerza Pública y a afectar las relaciones con ellos.  “Las víctimas que quedaban de los enfrentamientos o de las acciones en contra de la guerrilla aumentaban el número de cifras de víctimas mortales y afectaban las estadísticas de seguridad en las regiones. Esto dañaba las hojas de vida de los militares que actuaban en estas  zonas. Fue por eso que para no quedar mal con ellos, Carlos Castaño dio la orden de desaparecer a los cuerpos de las víctimas y se implementó en el país la ‘política’ de la desaparición”, agregó el ex jefe ‘para.

Esta versión coincide con la de otros ex jefes paramilitares como Rodrigo Pérez Álzate, alias ‘Julián Bolívar’ ex comandante del Bloque Central Bolívar, quien en audiencia ha dicho que sus hombres empezaron a implementar la estrategia de abrir los cuerpos, llenarlos de piedras y echarlos a los ríos por presiones de miembros policía y algunos militares.

Mancuso afirmó que como cada comandante de zona manejaba sus propias relaciones con miembros de la fuerza pública, dependía de ellos decidir si desaparecían o no los cuerpos de las víctimas, ya que eran ellos los que debían enfrentar las presiones directas de algunos integrantes de las fuerzas militares y de los estamentos de seguridad.  “Yo no estaba de acuerdo con las desapariciones ni lo creía necesario. Si estábamos luchando en contra de la subversión para imponer un nuevo orden de facto donde el Estado era precario en su presencia,  no había ningún sentido en desaparecer a las personas. Mi orden era no desparecer los cuerpos. Dependía de ellos asumir la recomendación de Carlos Castaño o la mía”, agregó el extraditado jefe paramilitar.

Según Mancuso, cada comandante es responsable ahora en el proceso de Justicia y Paz de esclarecer los casos de desaparición y la ubicación de las fosas como la única forma de reconstruir la verdad de los hechos.

Según las cifras de Justicia y Paz a enero de 2012, gracias a las versiones de los desmovilizados, ha sido posible exhumar 3.610 fosas comunes en las que se han encontrado 4.462 cadáveres de personas que estaban desaparecidas. Sin embargo, estas cifras coorresponden a penas a 25 por ciento del total de las desapariciones forzadas registradas por el gobierno, que llegan a ser casi 17 mil.

Los crímenes asumidos por Mancuso
En las versiones libres de los últimos dos días, Salvatore Mancuso asumió la responsabilidad por línea de de mando cerca de 30 hechos delictivos cometidos por el Frente Frontera y Bloque Tibú del Bloque Catatumbo entre finales de los 90 y principios de los 2000. Estos crímenes fueron ordenados por los comandantes Mario Alberto Pérez Betancour, alias ‘Camilo’, Jorge Laverde, alias ‘El Iguano’ y Arnubio Triana Mahecha, alias ‘Botalón’.

Mancusó aseguró que muchos de estos delitos fueron cometidos con la complicidad y la “venia” de miembros de las fuerzas militares y el DAS. De acuerdo con las versiones del ex jefe de las Auc,  los crímenes, en su mayoría asesinatos de personas señaladas por tener presuntos vínculos con la guerrilla,  tuvieron lugar en el caso urbano de Cúcuta, Sardinata, Ocaña y Tibú, zonas de influencia del  Frente Frontera y del Frente Tibú.

Sobre los homicidios confesados por el extraditado jefes paramilitar ante la Fiscal  41 de Justicia y Paz, Mancuso aseguró que se trataba de casos confirmados de guerrilleros o colaboradores de la subversión que habían sido señalados por lo menos por tres fuentes o en casos epeciales, o por miembros de las fuerzas de seguridad de estado.

Muchos crímenes se realizaban con listas en mano que les habían dado miembros del Das, la Policía, el Ejército y ex guerrilleros que se habían cambiado de bando y sabían quienes eran colaboradores de la subversión“, agregó el comandante del Bloque Catatumbo.

“En los operativos alcanzamos a decomisar 600 armas a colaboradores de la guerrilla solo en el casco urbano de Cúcuta, a muchas de las víctimas se les encontró también material ideológico de las Farc, lo cual comprobaba la información de inteligencia que nos daba las fuentes”.  Según el ex jefe paramilitar, cuando no se trataba de colaboradores de la guerrilla, las víctimas eran señaladas de ser delincuentes o de no respetar el orden establecido por los paramilitares en la región.

Los familiares de algunas de las víctimas que se encontraban siguiendo la versión desde Cúcuta y Bucaramanga, enfrentaron a Mancuso diciendo que sus seres queridos no habían auxiliado jamás a los guerrilleros y  que los denunciantes que señalaban a sus familiares se  aprovechaban de la presencia de las Auc en la región para saldar venganzas personales .

Mancuso respondió que “cuando se enterában de falsos señalamientos o de personas que acudían a ellos para dar información falseada sobre colaboradores de las guerrilla, los convertían en objetivo militar”.

Finalmente Salvatore Mancuso pidió perdón por los crímenes cometidos ante las víctimas de las acciones delictivas del Bloque Catatumbo que estaban siguiendo la versión y por no contar con la información completa en algunos casos.

Mancuso señaló que la extradición había sido una jugada del gobierno de Álvaro Uribe Vélez para generar impunidad.  “La mayoría de las casos no han podido ser reconstruidos y en algunos incluso nunca se podrá conocer la verdad, por las dificultades que tienen los jefes extraditados para comunicarse con los otros desmovilizados que se encuentran en Colombia”, concluyó el ex jefe paramilitar.