Familiares no soportaron la verdad de los ‘paras’ en el Tolima y Caldas (El Nuevo Día)

      
La versión conjunta de los ex jefes paramilitares alias ‘El Gurre’, ‘Elkín’ y ‘Vaso’ tuvo como protagonistas a los familiares de las víctimas, quienes en buena parte no pudieron contener las lágrimas al escuchar lo que sucedió con sus seres queridos y en algunos casos incluso, se desmayaron y convulsionaron.
En Breve: El 6 de octubre tres ex jefes paramilitares del Frente Ómar Isaza de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio confesaron diferentes crímenes en Tolima y Caldas.

Paramilitares mencionados: ‘El Gurre’, ‘Elkin’, ‘Vaso’, ‘Álvaro’, ‘Pedro Pum Pum’

Lugares mencionados: Fresno, Lérida, La Dorada

Diferentes víctimas de los paramilitares en Tolima y Caladas viajaron hasta Bogotá para escuchar la versión libre de los ex jefes del FOI. Foto: Diario El Nuevo Día.

Para quienes piensan que losparamilitares hicieron daño hace muchos años, la verdad es que los delitos cometidos por este grupo al margen de la ley siguen destruyendo a quienes por años llevan esperando tener noticias de sus familiares.

Así quedó evidenciado ayer, cuando la versión tuvo que ser suspendida en dos oportunidades, porque dos de las víctimas se desmayaron y una de ellas convulsionó al saber que su esposo está muerto.

Ese es el caso de una mujer entrevistada por EL NUEVO DÍA, el pasado jueves, cuando esperaba escuchar a ‘Elkín’ o ´Tajada’, con el ánimo de consultarle por su esposo, desaparecido hace siete años y a quien anelaba encontrar con vida.

Diva Buitrago llegó a la sala de víctimas número Seis de la Fiscalía para saber lo que sucedió con su esposo Hernán Perilla Ayala, desaparecido el 24 de mayo de 2002, en Lérida, sin embargo, la respuesta no era la que esperaba.

Alias ‘El Gurre’ le dijo a esta mujer, que su esposo estaba muerto desde la misma época en que fue retenido por las autodefensas, sin embargo, no tenía noticias de lo que sucedió con su cuerpo.

La razón de la muerte de su esposo desconcertó a la mujer, quien había manifestado que escribía un diario y guardaba la copia de todas las entrevistas y reportes en medios de comunicación sobre su desaparición, con la esperanza de mostrárselas para que supiera que había hecho todo lo que estaba a su alcance para encontrarlo.

La mujer quedó en shock, cayó al piso y convulsionó, al escuchar de un paramilitar lo que tanto quiso que no fuera cierto; que su esposo estaba muerto fue un duro encuentro con la realidad de la que ella se quiso alejar esperando poder abrazarlo nuevamente.

Como ella, muchas personas en este país mientras no reciban los cuerpos de sus seres queridos, en el fondo de su corazón guardan la esperanza de encontrarlos vivos, por eso estrellarse con la realidad es una experiencia emocionalmente más fuertes que ellos, lo que hace que se derrumban al escuchar a los hombres que ordenaron los asesinatos y desaparición de sus familiares.

Así mismo le sucedió a una mujer que tuvo que recordar cuando los paramilitares del Frente Omar Isaza, FOI, ingresaron a su casa, en el barrio Victoria, de LaDorada, Caldas, y sin mediar palabra alguna, ultimaron a tiros a su hijo, cuando departía con ella.

A esta aún atormentada madre le tocó recordar cuando días antes del asesinato de su hijo una mujer le había dicho que las autodefensas le enviaban razón que lo sacara del pueblo, porque se lo iban a matar por pretender a la misma mujer que un paramilitar.

Recordar lo que sucedió hace varios años hizo que la mujer se desplomara en la silla donde estaba sentada y la versión tuviera que ser suspendida por segunda vez, porque aún cuando los familiares de las víctimas asisten con el afán de conocer la verdad, esta muchas veces es más difícil de aceptar de lo que se imaginan.

“Ustedes se creían dioses”: familiar
El dolor, la rabia y la indignación por los asesinatos, desapariciones y desplazamientos entre otros delitos cometidos por las autodefensas, en este caso el FOI, fue lo que enmarcó la jornada de ayer.

Así se los hizo saber Sergio Bedoya Quintero, un hombre a quien le tocó salir huyendo de La Dorada porque ‘Memo Pequeño’ se lo advirtió, luego de haberle matado a uno de sus hermanos, lo que no resultó suficiente porque tres años después de su partida asesinaron al otro.

“Yo acepto el asesinato de José Euclides Bedoya Quintero, porque ‘Memo’ me mandó a hacer la vuelta, me dijo que ese tipo no servía para nada, no nos quería colaborar, porque no le quiso prestar la moto para hacer una cosa, eso es todo lo que sé”, indicó Jorge Enrique Echeverry, alias ‘Vaso’, ex comandante de las AUC en La Dorada.
Estas declaraciones despertaron la indignación de la víctima, quien les dijo que se equivocaron, porque quien no quiso prestar la moto era él.

“Yo fui quien no les dio la moto, porque mi mamá me enseñó que había que estudiar y trabajar; pero ustedes mataron a mi hermano que lo único que hacía era jugar baloncesto y no tenía problemas con nadie; éramos tres hermanos y solo quedé yo”, dijo mientras estallaba en llanto.

Recordó que a su hermano mayor, José Reinel Bedoya Quintero, lo mataron hace 14 años los paramilitares de Boyacá y en 2003, a su hermano José Euclides, lo que sumergió en la tristeza total a su mamá, quien llora todos los días la ausencia de sus hijos.
“No sé si ustedes son los dueños del mundo, o los dioses, sólo sé que se creen con derecho a decidir por los demás y decirle a quien se tenía que ir o quedar, como lo hizo ‘Memo’ conmigo.

“El único que tiene derecho a quitarle la vida a una persona es Dios, ustedes hicieron lo que quisieron y esto es muy duro, mi mamá llora a mis hermanos todos los días”, aseguró mientras lloraba de rabia y dolor.

El oro no devolverá a sus seres queridos
Aunque la Ley de Justicia y Paz así lo contempla, para las familias de las víctimas de los paramilitares la indemnización de las AUC y el Gobierno nacional, no compensa el daño que éstos les causaron. Muestra de esto fue la reacción de una mujer que viajó desde Fresno para escuchar al hombre que mandó a matar a sus dos hijos, a quien le dijo que no importaban sus argumentos para haberlo hecho.

‘Elkín’ le reiteró a esta madre que sus hijos Edilberto y Heiner Gutiérrez Carmona fueron asesinados el 29 de agosto de 2002, porque eran supuestos expendedores de droga y ese día él mismo vio cuando le entregaban los estupefacientes a una persona, en el parque principal de Fresno.

Le recordó que envió a ‘Álvaro’ y a ‘Pedro Pum Pum’ para que los recogiera en un taxi, cuando estaban en un negocio de arepas y luego los mataran en el basurero, donde los amarraron con los cordones de los zapatos que llevaban puestos.

Ante esta situación, la mujer sólo pudo decir que desconocía que sus seres queridos se dedicaran al vicio, porque ella sabía que eran muchachos dedicados a trabajar en las fincas y de eso se derivaba el sustento de la casa.

Cuando el Fiscal Segundo le preguntó si ya tenía un valor aproximado de lo que pretendía reclamar a la Comisión de Reparación, la mujer contestó, como muchos otros familiares, que sus seres queridos no tienen precio.

“Yo no soy Dios para perdonar, pero le pido a Dios que los ayude para que no le sigan haciendo daño a las personas”.

“Sólo sé que me hicieron un daño horrible, me dejaron sin mis hijos, ellos trabajaban para ayudarme a mí y a los más pequeños. Me pueden dar todo el oro del mundo y eso no los remplaza”, finalizó.

Por Adriana Montealegre Perea, de El Nuevo Día. Fecha 07/10/09