La alianza que aterrorizó a Cajibío

      
En noviembre de 2000, el Bloque Calima ‘apadrinó’ alas Autodefensas Campesinas de Ortega. Juntos realizaron un recorrido de muerte por varias veredas y corregimientos de ese municipio de Cauca.
  
Los paramilitares de ‘HH’ entrenaron en la finca La Mosquitera, en el norte de Cauca, a 40 miembros de las Autodefensas Campesinas de Ortega. Imagen: VerdadAbierta.com.

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Por órdenes de Éver Veloza García, alias ‘HH’, el Bloque Calima entrenó y le dio armamento a un grupo de campesinos de rasgos indígenas del corregimiento de Ortega, ubicado en Cajibío, para que se defendieran del azote al que estaban sometidos por parte de grupos guerrilleros.

Cuando terminó la instrucción militar, ‘HH’ decidió que un numeroso grupo de sus hombres, bajo el mando de alias ‘Chilapo’, acompañara a ‘Los Indios’ de Ortega a su sitio de origen porque debían pasar por zonas de influencia de la Columna Móvil Jacobo Arenas de las Farc y de las compañías Lucho Quintero Giraldo y José Antonio Sucre del Eln.

Además, ‘Chilapo’ y su tropa recibieron la orden de asesinar a las personas que alias ‘Albeiro’ y alias ‘Lizardo’ -del grupo de Ortega-, les señalaran como supuestos guerrilleros, colaboradores o simpatizantes de la subversión. Estos hombres hicieron un listado de ejecuciones y fueron los guías en la región.

Durante siete días, los paramilitares aterrorizaron, asesinaron, secuestraron, desplazaron, humillaron y despojaron de sus pertenencias a los habitantes de El Dinde, El Carmelo, La Pedregosa y La Laguna.

En medio de la audiencia de imputación de cargos a 88 postulados del Bloque Calima, la Fiscalía 40 de Justicia y Paz reconstruyó cómo fue ese recorrido que los paramilitares hicieron en la zona rural de Cajibío, en noviembre de 2000.

La incursión a El Dinde
40 paramilitares llegaron a la vereda de El Dinde alrededor de las once de la mañana del domingo 19 de noviembre. Ese era un día de mercado y reunieron alrededor de cien personas en la plaza principal.

Varias fueron sacadas por la fuerza de sus casas y recibieron el señalamiento de ser afines a la guerrilla. Una vez con la población reunida, los miembros del Bloque Calima separaron a los hombres de las mujeres, les pidieron sus documentos de identificación y amarraron a varias personas.

De todas las personas amarradas y preseleccionadas, los integrantes del Bloque Calima sólo se llevaron a Argelino Largacha Campo, quien fue asesinado al día siguiente en la vereda La Diana enfrente de la población. Durante ese tiempo fue torturado con golpes e insultos, hasta que alias ‘Nechí’ le quitó la vida con un disparo de fusil M16.

Algunas víctimas le contaron a la Fiscalía que además de los insultos y de las amenazas de muerte, los paramilitares les cortaron el cabello con cuchillos a varias personas. Con algunas se les fue la mano y les alcanzaron a cortar el cuero cabelludo.

En las horas que los paramilitares estuvieron en El Dinde ingresaron a las casas para “buscar armamento”, pero los pobladores denunciaron que les robaron y destruyeron sus bienes. Los hombres del Bloque Calima se apoderaron de dinero, víveres y ropa de locales comerciales. Los postulados a Justicia y Paz dijeron que la ropa y la comida fueron repartidas entre habitantes de Ortega y La Diana.

Tras la retirada de las tropas ilegales, los habitantes encontraron panfletos alusivos a las Auc y un listado de 17 de personas de la región que estaba acompañado de la leyenda “exterminio total”. Por las acciones de los paramilitares varias personas se desplazaron presas del pánico.

La toma de El Carmelo
Luego de descansar algunos días en Ortega, los paramilitares incursionaron en el corregimiento de El Carmelo durante la madrugada del 22 de noviembre. De manera similar que en El Dinde, los hombres del Bloque Calima sacaron por la fuerza a los habitantes y los reunieron en la cancha de fútbol para que pasaran su inspección.

Alrededor de 70 personas fueron tilladas como colaboradores de la guerrilla y sufrieron constantes amenazas de muerte. Luego de revisar los documentos de identidad, los paramilitares amarraron a Alcibíades Camayo Campo, Jaime Rojas Lugo y Jhonier Campo Guevara. Estos tres hombres fueron separados de la población y llevados cerca al cementerio, en donde fueron asesinados a balazos.

En esta vereda los paramilitares pintaron grafitis en una volqueta y en varias casas, en los que amenazaban de muerte a los “sapos guerrilleros”. Además, quemaron varias motos y dos casas. Una de las viviendas era de una mujer que vendía gasolina a la que sindicaron de auxiliadora de la guerrilla, y la otra de un hombre acusado de ser ‘Patecuca’, un comandante guerrillero.

Varias de las víctimas que se desplazaron por temor, le dijeron a la Fiscalía los paramilitares les robaron varias de sus pertenencias. A una mujer le robaron lo producido por las llamadas en el Telecom del pueblo.

Después de aterrorizar a la población los paramilitares tomaron rumbo hacia la vereda Casas Bajas, en donde se enfrentaron con la guerrilla. En medio de ese combate murió uno de sus hombres y varios resultaron heridos, por lo que ‘Chilapo’ les ordenó que se dividieran y se reagruparan en la vereda La Laguna.

El enfrentamiento en La Pedregosa
El 23 de noviembre ‘Chilapo’, ‘Nechí’ y ‘Franco’ les ordenaron a sus hombres que marcharan hacia el corregimiento de La Pedregosa. En la noche llegaron a la vereda Santa Catalina y entraron a la casa de José Vicente Camayo, a quien encerraron en una pieza.

También retuvieron a sus hijos Arturo y Diego Arnulfo. Estos dos hombres fueron amarrados y torturados hasta la mañana siguiente, cuando se los llevaron hasta La Pedregosa. Al llegar al corregimiento, el grupo paramilitar se dividió en dos, y una parte se encargó de hacer un retén en las afueras, mientras el segundo incursionó en el casco urbano.

En el retén los paramilitares detuvieron varios vehículos y requisaron a sus ocupantes. Fue así como retuvieron a Dagoberto Velasco, Luis Germán Valenzuela y Adolfo Belalcázar, quienes fueron amarrados, golpeados y llevados al pueblo en donde los paramilitares tenían a los dos hermanos secuestrados en la vereda Santa Catalina.

Con los cinco hombres amarrados, tendidos en el piso y golpeados, los paramilitares empezaron a asesinarlos cerca a la iglesia. Adolfo Belalcázar se salvó de las garras de la muerte porque en ese momento la guerrilla empezó a atacar a los paramilitares desde las afueras del pueblo y él se arrastró para salvarse de las balas. Lamentablemente, las otras víctimas no contaron con la misma fortuna.

En medio de los combates los hombres del Bloque Calima se refugiaron en las casas y el puesto de salud. El ataque de la guerrilla fue tan fuerte, que ‘El Cura’ tuvo que enviar un grupo de apoyo de 30 paramilitares al mando de alias ‘Clavijo’ para replegar a la guerrilla y sacar a los heridos.

En medio del enfrentamiento murió alias ‘Cristo’, uno de los guías en la incursión paramilitar, y también resultaron heridos alias ‘Franco’, uno de los jefes de la “operación”, y alias ‘Machín’. ‘El Cura’ se desplazó hasta Santa Helena para coordinar los combates.

Al día siguiente los paramilitares se retiraron hacia la vereda Carpintero. En esa incursión el puesto de salud quedó destruido y varios habitantes, incluso de veredas aledañas, se desplazaron por temor a represalias o nuevos combates.

La salida en La Laguna
Los hombres del Bloque calima llegaron a esta vereda el 25 de noviembre y fue el último de sus destinos en su recorrido de sangre y fuego por Cajibío.

Un grupo de paramilitares que se dirigía al campamento que tenían en esa vereda del corregimiento de El Dinde, detuvo a Miguel Ángel Campo y uno de los hombres de Ortega lo señaló como miliciano de la guerrilla.

Por esa razón, alias ‘Nechí’ ordenó amarrarlo e interrogarlo. Como la víctima no dijo lo que esperaban, los paramilitares le pusieron una bolsa plástica en la cabeza y lo sumergieron en un balde lleno de agua. Tras esa tortura Campo respondió que tenía un hermano en la guerrilla y fue asesinado a garrotazos.

Su cuerpo fue enterrado en una fosa cerca al cementerio y su estómago fue rajado para que no se hinchara y no se saliera de la fosa. Al día siguiente la esposa encontró los restos de esta víctima y con ayuda de varios pobladores lo enterraron en le cementerio.

Tras siete largos días de caminatas, crímenes contra la población civil y enfrentamientos, los paramilitares retornaron a sus bases en el municipio de Buenos Aires, ubicado en el norte de Cauca.

El pasado jueves la Fiscalía 40 de Justicia y Paz les imputó los delitos de homicidio en persona protegida, secuestro, desaparición forzada, tortura, desplazamiento forzado, hurto agravado y terrorismo, a 23 excombatientes del Bloque Calima que fueron postulados al proceso de justicia transicional.