Los guardados de Mancuso

      
El ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso volvió a testificar ante un fiscal de Justicia y Paz desde Estados Unidos y dejó claro que aún tiene algunas cartas guardadas contra militares y funcionarios públicos en Colombia.

 
Salvatore Mancuso testificó durante tres días desde Estados Unidos y prendió el ventilador de los supuestos vinculos de militares y policías con las Auc.

Mancuso: masacres y sus “aliados”
– Masacre de Tibú
– Masacre de Catatumbo

– Perfil de Salvatore Mancuso
– Perfil de Carlos Castaño
– Perfil de Vicente Castaño
– Perfil de ‘Rodrigo Doble Cero’
– Perfil de ‘Camilo’
 

Después de seis meses de haber sido extraditado a Estados Unidos, Salvatore Mancuso volvió a mover sus cartas. De entrada, Mancuso salpicó al fallecido Pedro Juan Moreno, quien fuera secretario de Gobierno del gobernador Álvaro Uribe Vélez. Aseguró que se reunió con él y los hermanos Carlos y Vicente Castaño en al menos 10 ocasiones. Presuntamente, en una de esas reuniones, Moreno Villa se enteró de los planes de las autodefensas de realizar la masacre de El Aro, en el norte de Antioquia, donde fueron asesinadas por lo menos 20 personas el 12 de noviembre de 1997.

 

Además dijo que Moreno y el ex superintendente de Seguridad Germán Arias fueron sus principales aliados en la conformación de las cooperativas de seguridad Convivir.

 

Mancuso contó que al menos cuatro helicópteros, uno de ellos de la Gobernación de Antioquia y otro de la IV brigada del Ejército sobrevolaron Ituango cuando los paras masacraban a sus habitantes. También acusó al general retirado Carlos Alberto Ospina quien, como comandante de la IV Brigada del ejército, de haber sido cómplice de los paramilitares en la masacre de El Aro. Ospina retó a Mancuso a demostrar que tuvieron esas reuniones.

 

“Si hubo colaboracion con Mancuso se debió originar en un contacto inicial, es decir un reunion o una coordinacion entre los dos (él y yo)o cualquier tipo de comunicacion. Es decir Mancuso tendría que demostrar que esa reunión o coordinación sucedió y en ella se acordó  que se le ayudaría. Pero nunca la hubo pues no conozco ni conocí a ese personaje, ní sus esbirros o emisarios. Desafío a Mancuso a que presente una prueba de esa reunión o comunicación. Es imposible por que nunca la hubo ni directa ni indirectamente y por el contrario siempre se alertó a los subalternos sobre la prohibicion de tener contactos o ayuda a estos individuos”.

 

Según el jefe paramilitar, el Ejército bloqueó a la Cruz Roja y a la Defensoría del Pueblo hasta que los paramilitares salieran de la zona.

 

No paró allí su ventilador contra los militares. Dijo que el General Alfonso Manosalva le pasó nombres de presuntos milicianos de las Farc y mapas sobre la ubicación de las tropas del Ejército, cuando se desempeñaba como comandante de la IV brigada en Medellín, entre 1994 y 1996.

 

Lo contradictorio de esta versión es que, según el ex paramilitar, el entonces gobernador Uribe no tuvo conocimiento ni participó en la masacre de El Aro. Mancuso desmintió a Francisco Villalba, un ex paramilitar condenado por su participación en estos hechos, y quien ha señalado al Jefe de Estado como el autor intelectual de esta masacre.

 

Las declaraciones Macuso en los tres días que duró su comparecencia ante un fiscal de Justicia y Paz, tendieron un manto de duda sobre una posible alianza entre las Auc y miembros de las fuerzas militares y en la policía en Antioquia, Norte de Santander y Córdoba. Salpicó a 19 miembros de la fuerza pública con las autodefensas en varias masacres y asesinatos.

 

Las revelaciones de Mancuso surgen después del escándalo que le costó la cabeza a 30 militares del Ejército por falsos positivos. Según Mancuso, militares, como el coronel retirado Víctor Hugo Matamoros (absuelto por la Justicia Penal Militar, la Procuraduría y la Fiscalía, Ver decisión Fiscalía),ayudaron a las autodefensas a entrar en Tibú, Norte de Santander y a cometer masacres como la del 22 de agosto de 1999 en La Gabarra, donde asesinaron a 22 personas y desplazaron 180 campesinos. “Para ese entonces la relación entre la fuerza pública y las Auc ya era muy fluída”, dijo en uno de los apartes de su versión desde Washington.

 

Entre los militares nombrados por Mancuso aparece de nuevo Rito Alejo del Rio, con quien dijo que se reunió en dos ocasiones. También habló de los nexos que tuvo a mediados de los años noventa con varios oficiales del Ejército y la Policía, entre los que mencionó a los entonces generales Carlos Manosalva de la IV brigada (fallecido); Iván Ramírez comandante de la Primera División del Ejército, con sede en Santa Marta (detenido e investigado por paramilitarismo); y los coroneles Marco Antonio Pedreros, comandante de la policía de Norte de Santander y, Néstor Enciso Varón, comandante de la policía en Sucre en 1996, y el coronel Raúl Suárez de la Policía de Córdoba, entre otros.

 

En el caso de Córdoba señaló que había infiltrado instituciones como el CTI de la Fiscalía, la policía y el ejército y la Universidad de Córdoba, además de haber ordenado el asesinato de profesores, sindicalistas, estudiantes tildados de ser colaboradores de la guerrilla pero en muchos casos personas inocentes. Según sus palabras las autodefensas se habrían encargado de los trabajos “sucios” que le indicaban miembros de la fuerza pública, que ahora serán investigado por las autoridades.

 

El comandante de las Fuerza Militares, general Fredy Padilla de León, dijo que las declaraciones de Mancuso se debían tomar con beneficio de inventario. “Es una implicación seria, hay que entrar a investigar. Este es un testigo que tiene unas condiciones particulares. Si tuviera indicios de que estas personas están involucradas como lo asegura Mancuso, hoy no estarían uniformados”. Por último el general Padilla dijo que espera que la Fiscalía General lleve hasta sus últimas consecuencias las investigacionesque surjan de los señalamientos del ex jefe paramilitar.

 

En algunos casos, las declaraciones de Mancuso coinciden con las de otros ex paramilitares que también están confesando sus delitos y cómplices en el proceso de Justicia y Paz. De ahí la importancia de que los fiscales y magistrados que llevan estos procesos investiguen a cabalidad quiénes pudieron en efecto haber manchado el uniforme militar, aliándose con grupos al margen de la ley para atacar a ciudadanos indefensos que han debido proteger. Pero también es fundamental que esclarezcan lo sucedido para limpiar el buen nombre de quienes, por venganzas u otros motivos oscuros, estos ex jefes de las Auc han querido implicar y son en realidad inocentes.

 

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