El de Martínez, un poder de pesos (El País)

      
Juan Carlos Martínez consolidó su poder en Buenaventura gracias a los enormes recursos que repartió. “Aquí se da la política del estómago, porque hay mucha pobreza”, dice un líder.

Por El País de Cali especial para Verdad Abierta

Juan Carlos Martínez se formó políticamente al lado del ex senador Carlos Erney Abadía, a quien reemplazó enSenado de la República. Foto: Semana

– Capturan a senador Martínez por parapolítica

La llegada de Juan Carlos Martínez a la política de Buenaventura fue tan silenciosa como su propio arribo a esta ciudad, procedente de Santa Barbara de Timbiquí, donde nació hace 39 años.

Se estima que llegó a la ciudad finalizando la década de los 80 y se ubicó en varias actividades comerciales. Desde la ebanistería que había oficiado en su natal pueblo, hasta convertirse en un próspero comerciante de plátanos en las galerías de Pueblo Nuevo y Bellavista.

Posteriormente, asumió las riendas del reconocido restaurante ‘El Sazón Timbiquireño’, ubicado en la Calle El Naranjito, en el centro de Buenaventura, dedicado exclusivamente a la venta de comida típica del Pacífico. Hasta allí llegaron muchos paisanos y dirigentes políticos con los cuales comenzó a hacer amistad y contactos que le servirán más adelante en su carrera política.

Motivado por esas nuevas relaciones, en 1994 se lanzó como candidato al Concejo por el Partido Liberal, pero los resultados fueron de desilusión, pues sólo logró capturar 180 votos.

“Fue una frustraciónpara él y, además, una amarga enseñanza de que el voto local no le iba a ser fácil, tal como se ha venido demostrando en sus diferentes candidaturas, tanto a la Asamblea del Valle como al Senado”, dijo un dirigente conservador que como la mayoría de los consultados prefieren dejar su nombre en el anonimato.

De su restaurante saltó luego al Hospital de Buenaventura, donde fue vinculado mediante contrato como funcionario de la Contraloría. Allí permaneció por espacio de un año, tiempo en el cual inicia contactos con la entonces secretaria de Salud del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro.

“Políticamente trabajaba como una hormiguita, de allí que este insecto se constituyera en el símbolo del Movimiento Popular Unido, MPU”, señaló Ricardo, uno de sus seguidores.

En 1998 es elegido la Asamblea del Valle por el liberalismo. Repite en el 2001 con el MPU, pero poco tiempo después declinó a su curul para avanzar en sus pretensiones de llegar al Congreso, sueño cumplido en el 2002, donde fue elegido con más de 50.000 votos.

“En el 2006, ya como integrante del movimiento Convergencia Ciudadana, repite en el Senado con 62.077 votos, de los cuales en Buenaventura sólo obtuvo 5.008 sufragios, razón por la cual muchas veces decía que con los votos de esta ciudad nunca habría llegado al Senado”, indicó otro de sus allegados.

No era el gran jefe

Para dirigentes políticos consultados, Juan Carlos Martínez no era el gran jefe político de Buenaventura, como lo fueron en su momento Néstor Urbano Tenorio o Eusebio Muñoz Perea.

“De hecho, cuando apoyó a José Félix Ocoró, en su aspiración a la segunda Alcaldía, en el 2003, salieron derrotados por Saulo Quiñones.

“Lo de Martínez, su ascenso, se da como una respuesta de la gente y de los dirigentes locales a la decepción reinante en el Puerto por las alcaldías de Édinson Delgado y José Félix Ocoró. Ya habían muerto asesinados Muñoz Perea y el mismo Fabio Grisales, entonces no había un dirigente que supliera esas necesidades de liderazgo”, señaló un ex candidato a la Alcaldía del Puerto.

“Adquirió una buena fama entre la clase política porque era muy serio en sus compromisos y tomaba decisiones cuando había que tomarlas. Por ejemplo, cuando apoyó a Freddy Salas, quien fuera después asesinado”, dijo otro dirigente.

Efectivamente, cuando se acaba el movimiento La Fuerza, del cual hacían parte Ocoró y Delgado, Martínez aprovecha ese vacío.

“Pero no era el jefe por estatura política, sino por el manejo que tenía, el cual se hizo más palpable el año pasado con la elección de José Félix Ocoró como alcalde, al lograr sentar a seis de sus amigos en el recinto del Concejo por Convergencia Ciudadana, situación muy similar a la ocurrida en la Alcaldía de Cali, la Gobernación del Valle y muchas posiciones más en el Departamento”, indicó otro líder del Puerto.

“Creció demasiado rápido, es que manejaba mucha plata y aquí se da una política de estómago (de pedir dinero a los políticos), por eso se dio su poder”, dijo un dirigente comunal del barrio La Independencia de Buenaventura.

“Es que cuando llega ‘Juancho’ a Buenaventura, los alrededores del CAM se vuelve un hormiguero de gente, no sólo personas del común, sino de dirigentes políticos buscando su ayuda, sus recursos”, destaca otro de sus seguidores.

No sabía expresarse

En principio, muchos políticos no lo tomaron muy en serio y hasta se burlaban de sus dificultades para expresarse. Pero trabajaba mucho y se dejaba enseñar. Fue, además, muy astuto en el manejo de las cosas políticas.

Hoy el panorama ha cambiado y hay mucho temor en Buenaventura a la hora de criticar a Martínez, pues saben, y así lo han expresado, que “caer en desgracia con el Senador es morir políticamente, sino miren lo que le pasó al médico Saulo Quiñones, quien no pudo terminar su mandato cuando el senador le quitó el apoyo y quedó en manos de la Fiscalía”, señalan dirigentes.

En lo que sí coinciden es que la captura de Martínez y su posible condena es la hecatombe política para Buenaventura y se ignora qué pueda pasar. Argumentan que el poder del Senador ha sido de tal dimensión que todo movimiento burocrático tiene que ser consultado con él.

“El gran favorecido puede ser el alcalde Ocoró, pues disminuirían las presiones del dirigente de Timbiquí y también podrían surgir nuevos líderes como el mismo Héctor Copete, ex candidato a la alcaldía”, manifestó un líder local.

Actualmente, en el Concejo, además de los seis concejales de su movimiento, otros doce le dan su apoyo al senador caucano, incluidos dos del Polo Democrático que han venido aprobando una serie de iniciativas del alcalde Ocoró. El único que se exceptúa es el del Mira, que siempre vota en contra.

La mayoría de los funcionarios claves de la Administración local son cuota suya. Algo similar ocurre en las instituciones descentralizadas y en el Hospital.

Hasta el momento ningún dirigente político local se ha pronunciado sobre la captura del senador Martínez y tampoco se espera que alguien lo haga.

En pocas palabras

# “Espero que el senador Martínez pruebe su inocencia como dice. Pero sería lamentable para el Valle que perdiera un senador”.

Griselda Restrepo, senadora liberal.

# “El panorama en algo ha de cambiar porque no es lo mismo hacer la política dentro del partido que en cuerpo ajeno”.

Heriberto Sanabria, congresista conservador.

# “La captura del senador Martínez va a cambiar, de alguna forma, el resultado que su movimiento esperaba en las próximas elecciones al Congreso”.

Carlos F. Motoa, congresista de Cambio Radical.

Un mito en la política vallecaucana

Si de algo se ha cuidado Juan Carlos Martínez durante su fugaz y fructífero recorrido por la política del Valle ha sido de dejar su huella impregnada en alguna movida electorera que pueda después comprometerlo.

Es esa la razón por la cual poco se le ve y medianamente se escucha, pero sus designios y pretensiones se han convertido en la carta de navegación para el manejo de la función pública en el Valle.

Personas cercanas a él aseguran que su éxito radica en que “maneja mucho dinero y es un experto en el uso de las herramientas clientelistas” para seducir a dirigentes políticos y líderes comunales.

Así quedó reflejado en la conformación de las mesas directivas en la Asamblea del Valle y en su labor al preparar una coalición mayoritaria que garantizara el apoyo de la Duma a la gestión del gobernador Juan Carlos Abadía.

Personalmente se encargó de que la mayoría de diputados asistieran, a mediados de diciembre del 2007, dos semanas antes de la posesión de Abadía, a un almuerzo en la finca que Martínez tiene en el corregimiento de Rozo.

Allí el Senador presidio la reunión, organizó y fue garante de los acuerdos que se establecieron para la distribución de las mesas directivas de la Duma.

También hay quienes aseguran que para los acuerdos en la conformación de los cargos directivos en la Gobernación, quienes acompañaron la campañas de Abadía debieron conciliar con él las participaciones burocráticas.

La última muestra con la que dejó claro quién es el que decide en el Valle, la dio hace pocos días cuando, junto al gobernador Abadía, orquestó la salida de José William Garzón de la Dirección de la CVC, porque, según el propio Garzón, no se prestó para la manipulación de cargos y contratos.

El hoy ex director del organismo ambiental aseguró entonces, en entrevista con El País, que era imposible ocupar el cargo directivo sin contar con el aval de Martínez. Célebres también se hicieron los ‘lobbies’ que a través de sus concejales y diputados organizó para hacer elegir a personas de su confianza en las contralorías de Cali y del Valle del Cauca.

Su huella en otras regiones

Aunque en un comienzo poco se sabía en el Cauca de la influencia que estaba ejerciendo el senador Martínez en la región, fue sólo hasta que se destapó un escándalo por corrupción en la administración de Juan José Cháux Mosquera, en el que estaba seriamente comprometido el Servicio de Salud Departamental, cuando se conoció que esa dependencia estaba en manos del senador vallecaucano.

¿Se afectará el panorama político en el Valle?

Con la captura del senador Martínez no sólo se abre el expediente que revelará las consecuencias que dejaron en la región los nexos entre congresistas y grupos paramilitares, sino que surge la incertidumbre por saber si se modificará el panorama político en el Valle.

Para el representante liberal a la Cámara Jorge Homero Giraldo esta situación no va a traer cambios sustanciales en la política regional.

“Ya en el Valle del Cauca la política está dimensionada, todo mundo está preparado y tiene sus candidatos definidos. Lógicamente, una cosa son una elecciones con el senador Martínez y otra, no estando él”, dijo Giraldo.

El también representante Carlos Fernando Motoa cree que la estructura política permanecerá igual porque toda la representación de Martínez la tiene el gobernador Juan Carlos Abadía.

“No estando el senador, la representación política y todo el esquema de Convergencia Ciudadana lo mantendría el Gobernador del Valle, quien fue su gran amigo y aliado político”, aseguró el representante Motoa.

Al respecto, el diputado Christian Garcés indicó que fue ante la “mala imagen” del senador que utilizaron la juventud y el poco conocimiento que había sobre Juan Carlos Abadía para construir una estrategia y llegar a la Gobernación.

“El Gobernador debe empezar a decirles la verdad a los vallecaucanos. No puede negar la sociedad que tienen con el senador Martínez, cuando fue él el principal líder de su campaña a la Gobernación, le organizó la coalición en la Asamblea, tiene parte de los secretarios de despacho y lo ha condecorado en los consejos comunitarios”, dijo Garcés.

El concejal Álvaro Henry Monedero, elegido por elmismo partido que lidera en el Valle Martínez, aseguró que es prematuro pensar que el Gobernador pueda tomar las riendas de Convergencia Ciudadana, cuando aún no se ha decidido la suerte del senador.

“El panorama político no va a cambiar mucho porque aunque el senador tiene un liderazgo en la región, Convergencia es una organización sólida, seguirá con sus aspiraciones y haciendo el trabajo para el que nos eligieron”, dijo.

Las aspiraciones de Convergencia en 2010

La estructura política con la que cuenta el senador Juan Carlos Martínez en el Valle le ha dado a este movimiento alas para aspirar, en las próximas elecciones de Congreso, a elegir por lo menos dos senadores y cinco representantes a la Cámara. Aunque las listas oficiales ya se encuentran en construcción, no se sabe lo que ocurrirá en adelante, pues Martínez maneja un liderzgo muy personal y sólo él decide.

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