VerdadAbierta.com publica en exclusiva el diario que Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, escribió en la cárcel antes de ser extraditado a Estados Unidos.

Poco antes de ser extraditado, Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, escribió en su celda en la cárcel de Itagüí el borrador de un diario de 152 páginas que tituló “Mi vida como autodefensa”.

El diario fue incautado en una memoria USB justo antes de su extradición a Estados Unidos por narcotráfico en mayo de 2008. Hasta ahora era inédito y aunque algunos apartes habían sido publicados por los medios, es la primera vez que el público conoce la totalidad de su contenido.

El escrito empieza el 4 de julio de 1995, cuando se reúne con alias ‘Luis’, un hombre de Salvatore Mancuso, y concluye tres años después, cuando ya Tovar Pupo se vuelve ‘Jorge 40’ y asume la cabeza del Bloque Norte. Aunque no alcanzó a narrar años posteriores, cuando sus hombres cometieron centenares de masacres, se tomaron las rentas públicas e infiltraron la política, en el diario ya se puede ver cómo los ‘paras’ asesinaban al azar, tenían a muchas autoridades en el bolsillo y crecieron con la ayuda de narcotraficantes, contrabandistas, políticos y empresarios de la Costa.

‘Jorge 40’ cuenta además, y en detalle, cómo empezó de miliciano civil clandestino en su tierra, cómo se terminó volviendo paramilitar de tiempo completo, narra su primer combate y cómo se logró evadir en las ocasiones en que lo arrestaron, pues contaba con la ayuda de jefes policías amigos. También describe la reunión donde los principales jefes paramilitares fundaron, bajo la batuta de los hermanos Castaño, las Autodefensas Unidas de Colombia en 1997. (Descargue aquí: Mi-vida-como-autodefensa-Jorge-40)

Reuniones con Francisco Santos

Tovar Pupo es sospechosamente selectivo a la hora de dar nombres de empresarios o políticos que se reunieron con ellos. Menciona a algunos que ya están muertos, como el coronel de la policía Danilo González. Por eso llama la atención que la única persona de relevancia nacional que menciona con nombre y apellido y lo escribe con mayúsculas sea el hoy vicepresidente de la República Francisco Santos.

Dedicó casi 15 páginas a ofrecer una versión más adornada de las reuniones que dice que tuvo con Santos, de las que ya habían hablado en sus confesiones a la justicia tanto él como Mancuso.  La saña de ‘40’ con el entonces jefe de redacción de El Tiempo (aunque omite este dato clave) es protuberante: dice que toma whisky compulsivamente y hace énfasis en que era de contrabando.

Sostiene que en un Festival Vallenato de 1997, Santos le pidió que lo llevara a donde Mancuso, a quien saludó de abrazos y lo llamó “Monito”. Describe luego, una contorsionada propuesta que les presentó Santos. Supuestamente, el periodista, fundador de País Libre, organización no gubernamental dedicada a auxiliar a las víctimas de secuestro, les dijo que liberaran a un secuestrado para “arrancar con pie firme en Valledupar”, y “que así lograría matar tres pájaros de un solo tiro: la liberación de una persona y la tranquilidad de la familia, el posicionamiento de País Libre en la región y hablaría de la voluntad de  Paz de las Autodefensas”.

Lo que no cuadra con esta versión es que País Libre fue fundado en 1991, ya era ampliamente conocido en el país y no tenía necesidad alguna de hacer semejantes alianzas para posicionarse en Cesar o en otra región.

Asegura ’40’ que después de que verificaron que el secuestrado en cuestión había sido asesinado por los paramilitares y no podían acceder a la petición de Santos, éste se despidió y “él les deseó a los comandantes éxitos en su guerra y prudencia en las acciones”.

Después cuenta ‘Jorge 40’ que Castaño lo envió en agosto de 1997 a Bogotá a llevarle una razón a Santos y describe el supuesto encuentro que tuvo con él en el restaurante Carbón de Palo, del que ya se ha hablado. La razón que da el ex jefe paramilitar era la siguiente: “Que, por ser la capital de la República, no podía mandar una fuerza con cualquier comandante al frente; que estaba buscando la persona ideal; que ya tenía lista la tropa y apenas tuviera el hombre indicado entraría a operar en la Capital y en el Departamento”.

Santos declaró ante la Fiscalía y los medios que sí se reunió con Mancuso y ‘Jorge 40’, pero que los encuentros fueron en desarrollo de su labor como presidente de la Fundación País Libre, pues en efecto los paramilitares habían secuestrado a personas en Cesar y otras regiones;  y como jefe de redacción de El Tiempo en entrevistas periodísticas.

Los arrestos de ‘Jorge 40’

En su diario el ex jefe del Bloque Norte da detalles sobre cómo fue capturado en dos ocasiones por la policía, en mayo de 1997 y en febrero de 1998, ambas veces por llevar gran cantidad de armas.

La primera vez cayó con Mancuso y otros ocho hombres, en un retén en la Guajira y fue encarcelado por una noche y alcanzó a ser interrogado por un fiscal. Dice que por gestiones de Castaño con el entonces oficial de la Policía Danilo González, los liberaron. El oficial llegó al sitio donde los tenían y dijo que “venía con una orden del comandante de la Policía para dejarnos ir”. También dijo que sobornaron a los fiscales con “30 ó 50 millones, no me acuerdo”.

Danilo González, asesinado en 2004, formó parte del grupo élite que armó la Policía para cazar a Pablo Escobar. Era experto en operaciones encubiertas, rastreos electrónicos y rescate de secuestrados. Con los contactos que empezó a tener con Carlos Castaño y Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’, antiguos miembros del grupo Perseguidos por Pablo Escobar (Pepes), terminó trabajando para los narcotraficantes del norte del Valle y los paramilitares, que había combatido con tanto brillo.

El segundo arresto de ‘Jorge 40’ fue en una vía de Codazzi a Valledupar, y en esa  ocasión asegura que, después de cuatro días de encierro, salió por “decir la verdad y andar con todo en regla”, pues pudo comprobar que los fusiles R-9 que llevaba estaban amparados por una Convivir. Él estuvo muy nervioso porque la Policía alcanzó a anunciar que con esa captura quedaban desbaratadas las autodefensas del Cesar, y él estaba de ‘para’ clandestino y temía que al descubrirsele su familia pudiera sufrir rerpesalias.

El señalamiento público que le hizo la Policía como jefe ‘para’ en el Cesar fue, según él, lo que lo terminó de convencer de entrar a la clandestinidad y volverse comandante, pues “ya podía comprar la lápida y el frac de caoba”, refiriéndose a que tenía graves amenazas de muerte.

Los primeros colaboradores de ‘Jorge 40’

En su diario, ‘Jorge 40’ se refiere en varias ocasiones a personas y autoridades que le colaboraron. Aunque sólo cita con nombre y apellido a Jorge Gnecco, ya muerto y a Santander Lopesierra, extraditado y condenando en Estados Unidos, y encubre a muchos como “empresarios que no tenían nombre”, muestra que los ‘paras’ entraron a Cesar con la ayuda de narcotraficantes, contrabandistas, políticos y el Ejército.

Jorge Gnecco, según ‘Jorge 40’, fue uno de los apoyos fundamentales de los ‘paras’ en sus inicios en el Cesar. Prestó sus fincas para bases con decenas de hombres, aportó salvoconductos de porte de armas, les pasaba información gracias a sus contactos y cubrió de un manto de legalidad a los primeros paramilitares del Cesar gracias a su Convivir, Sociedad Guaymaral fundada en enero de 1996, cuando ‘Jorge 40’ y Mancuso cometieron sus primeras masacres.

Gnecco dominó en los años noventala política del Cesar, al llegar a la Asamblea Departamental y llevar a sus hermanos Lucas Gnecco a la gobernación y a  ‘Pepe’ Gnecco al Senado. Un reportaje de la revista Semana dice que la familia Gnecco amasó una fortuna durante el auge del contrabando y la bonanza marimbera y que Jorge Gnecco fue socio de importantes narcotraficantes en el Caribe. Varias versiones señalan que Gnecco fue asesinado en 2001 por ‘Jorge 40’ en su cuartel general de Sabanas de San Ángel, Magdalena, presuntamente por un enfrentamiento por un envío de coca y su ingerencia en el conflicto entre el Bloque Norte y las autodefensas de Hernán Giraldo en la Sierra Nevada de Santa Marta.

El otro colaborador de los ‘paras’ citado por ‘Jorge 40’ es Samuel Santander ‘Santa’ Lopesierra que reunió a varios empresarios guajiros con él y con Mancuso en mayo de 1997.

‘Santa’ Lopesierra, conocido como ‘El hombre Marlboro’, fue elegido senador por el Partido Liberal en 1994. En la época ya era señalado como el zar del contrabando y según Semana movía cada año cerca de 70 millones de dólares en licor y cigarrillos. En 2003 Lopesierra fue extraditado a Estados Unidos y en 2007 condenado a 25 años de prisión por narcotráfico por exportar más de 2.000 kilos de cocaína.

‘Jorge 40’ también menciona la colaboración del Ejército en varias oportunidades, pues según dice “siempre fui una persona muy cercana a las instituciones armadas”. En uno de las primeras acciones de los ‘paras’ logran transitar sin problemas gracias a insignias del Batallón de la Popa, que opera en Cesar.

En el Batallón de la Popa se registraron varios casos de “falsos positivos” y el coronel Hernán Mejía Gutiérrez, que comandó la unidad entre 2002 y 2004 fue llamado a juicio por presuntos nexos con ‘paras’. El juicio ha sido muy traumático con amenazas de muerte a los testigos, y la justicia aún no ha fallado sobre la inocencia o culpabilidad de Mejía.

‘Jorge 40’ dice además que el Comando Operativo Número Siete del Ejército, basado en el Cesar, le ayudó para conseguir “permisos especiales para portar armas de largo alcance”.

 La fundación de las Auc

‘Jorge 40’ también menciona que participó en octubre de 1997 en una de las reuniones donde se fundaron las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) en una finca de los Castaño en Urabá. Ahí dice que asistieron empresarios, políticos y además de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, los siguientes jefes ‘paras’:

–    ‘Rodrigo Doble Cero’, alias de Carlos Mauricio García, ex militar e ideólogo de las Auc.
–    ‘Adolfo Paz’, alias de Diego Murillo Bejarano, ‘Don Berna’.
–    El Alemán’, alias de Freddy Rendón Herrera.
–    ‘Pedro Ponte’, alias de Raúl Hasbún, empresario y ex jefe de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Ver artículo: “Las confesiones de Raúl Hasbún“) .
–    ‘Carlos Correa’, alias de Carlos Ardila Hoyos, jefe ‘para’ en Urabá, acusado de robarle tierras a campesinos de Necoclí, Antioquia.
–    Un sobrino de Juan Francisco Prada Márquez, alias ‘Juancho Prada’, que delinquía en el sur del Cesar.
–    Un representante de Ramón Isaza de las Autodefensas del Magdalena Medio.
–    ‘Camilo Morantes’, alias de Guillermo Cristancho Acosta jefe de las Autodefensas Unidas de Santander y Sur del Cesar
–    Clodomiro Agamez que representa a los Carranceros, grupo ligado al zar de las esmeraldas Víctor Carranza. Agamez es señalado como autor de la masacre de 11 miembros del CTI en San Carlos de Guaroa, Meta, el 3 de octubre de 1997.

VerdadAbierta.com publica la totalidad del diario de ‘Jorge 40’ titulado “Mi vida como autodefensa”, con la advertencia de que allí hay verdades y mentiras, como cualquier otra versión de los ex jefes paramilitares que buscan justificar sus crímenes. ‘Jorge 40’, hasta donde ha podido probar la justicia, es responsable de 333 masacres en la Costa Caribe. Sin embargo, este diario, como muchos aportan piezas sueltas al rompecabezas de cómo se construyó el imperio paramilitar y cómo pudo delinquir con tanta impunidad.