Cómo Fidel Castaño despojó la finca Las Tangas

      
Según la Fiscalía, el hermano mayor de los Castaño secuestró y asesinó a los propietarios de esta hacienda para apropiarse de ella y convertirla en el principal centro de control de las autodefensas.

Las tangasLa finca Las Tangas fue el principal centro de control de la Casa Castaño. Foto: Semana.El predio Las Tangas ha sido reconocido como el lugar en el que Fidel Castaño organizó los primeros grupos de autodefensas que delinquieron en la zona de Urabá y Córdoba. La familia antioqueña que hasta los ochenta era dueña de esta tierra fue víctima de diferentes crímenes, cometidos por el ex jefe paramilitar, quien se empeñó en quedarse con la propiedad.

Tras el asesinato de su padre, Jesús Antonio Castaño, por parte del IV Frente de las Farc, el ex jefe ‘para’ llegó a los municipios de Valencia y Tierralta en Córdoba, donde contaba con el respaldo económico de algunos ganaderos de la región.  Allí buscó fincas que sirvieran de refugio para armar y entrenar hombres, creando lo que más adelante se conoció como las autodefensas de Córdoba y Urabá.

La finca elegida por Castaño fue las Tangas, ubicada en el corregimiento Villa Nueva a tres kilómetros de Valencia, a orillas del rio Sinú. Para el momento, el ex jefe paramilitar ya era conocido por los habitantes de la región y los propietarios de esta finca decidieron venderla sin ser presionados, como indica una de las víctimas.

Es así como el 4 de abril de 1983 en la notaria 15 de Medellín Fidel Castaño y los dueños del predio firman una promesa de compraventa. El valor acordado por las partes fue de 300 millones de pesos.  Ese mismo día Castaño les entregó 150 millones de pesos y el  otro 50% se fraccionó en tres letras.

Según indican las víctimas, las amenazas comenzaron cuando cobraron el dinero faltante. “Nos decían que nos iban a matar o que iban a secuestrar a nuestro único hijo”, aseguró la madre.  El 14 de octubre de 1983 estas amenazas se materializaron, pues cuatro hombres llegaron a la residencia estudiantil en Medellín donde vivía el hijo de la familia y lo obligaron a entrar a un automóvil.

Según la investigación de la Fiscalía, el objetivo de este secuestro fue recuperar el dinero que Fidel Castaño le había pagado a la familia. A lo padres les exigieron  200 millones de pesos para dejar en libertad a su hijo. Transcurrió un año mientras se recolectaba el dinero, pues en diversas oportunidades la familia fue engañada por falsos captores y pagó falsas recompensas. Luego de entregar el dinero, el  joven fue liberado en Magangué, Bolívar.

Pero la tragedia familiar continuó tres años después.  El 13 de diciembre de 1986 asesinaron al padre de la familia en el corregimiento Los Garzonesen Córdoba.  El propietario de La Tangas se había enfrentado a los captores de su hijo y con quienes entonces habitaban la finca.  Este hecho, como resalta la Fiscalía,  se hizo para afirmar la autoridad de las entonces nacientes autodefensas, pues la familia antioqueña era ampliamente conocida en la región.

La viuda y su hijo huyeron a otra región del país y hasta el momento no han presentado ninguna denuncia por estos hechos por miedo a represalias, como le aseguraron las víctimas a la Fiscalía.

Las Tangas: una historia de horror
Esta finca fue el escenario de todo tipo de crímenes. Su importancia dentro del nacimiento y expansión las autodefensas de Córdoba y Urabá fue tal que el primer grupo de paramilitares de la casa Castaño, dirigido por Fidel, fue llamado los Tangueros.

Según documentó la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en sentencia del 31 de enero de 2006, “Fidel Castaño llevó a cabo desde Las Tangas, con la tolerancia y colaboración de la fuerza pública, las masacres de  Currulao (15 asesinados), Buenavista, Córdoba (28 asesinados), Punta Coquitos, Turbo (26 muertos), Canalete, Córdoba (16 víctimas), Pueblo Bello (43 campesinos desaparecidos y asesinados)”.

Dentro de este mismo predio los paramilitares crearon fosas donde enterraban a sus víctimas. En abril de 1990 se exhumaron 24 cuerpos, cuatro de ellos correspondían a campesinos de Pueblo Bello asesinados en la masacre de 1989, ocurrida en este municipio.

Como lo registró la revista Cambio, en 2008 después de la muerte de Vicente Castaño la finca Las Tangas siguió siendo un botín de guerra para paramilitares que ya estaban tras las rejas. José Ignacio Roldán alias ‘Monoleche’, quien fue el jefe de seguridad de los hermanos Castaño, se enfrentó con Diego Fernando Murillo alias ‘Don Berna’. En septiembre de 2010 un magistrado de Justicia y Paz ordenó la ocupación y embargo sobre 12 de las 84 parcelas de la finca, que fueron ofrecidas por Murillo al Fondo de Reparación de Víctimas.