En la Unidad de Restitución de Tierras reposan 171 solicitudes de restitución de predios en el municipio de San Roque, nordeste de Antioquia. Los responsables serían antiguos comandantes del Bloque Metro muertos en la guerra.

A Contreras* la violencia paramilitar lo sorprendió la mañana del 12 junio de 2002. Ese día se cumplieron todas las advertencias y amenazas que César de Jesús Gómez Giraldo, alias ‘El Panadero’, temido comandante del Bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), le había lanzado meses atrás.

“Llevaba varios meses insistiéndome que le vendiera mi finca y la verdad yo no quería salir de ella. Yo le respondía que no estaba en venta. Como a la cuarta vez de decirle que no, llegó otra vez ‘El Panadero’ y me dijo que si no quería vender pues que negociaba con la viuda y que ya la cosa era diferente porque el precio se lo ponía él”, cuenta Contreras.

Su predio queda en el municipio de Maceo, nordeste de Antioquia, y tiene poco más de 650 hectáreas de extensión. Contreras lo adquirió en 1986 por 68 millones de pesos. Para esos años disfrutaba de la bonanza y la prosperidad que le reportaba su habilidad como ganadero. De hecho, su nueva propiedad tuvo como destinó la cría, levante y comercialización de ganado vacuno.

Y así fue, hasta finales del año 2001, cuando alias ‘El Panadero’ fijó su atención en la finca de Contreras. Para esa época, el Bloque Metro había iniciado una feroz ofensiva contra las guerrillas de las Farc y Eln en municipios como Cisneros, Maceo, Caracolí, San Roque, Yalí y Yolombó, entre otros. Para poder doblegar a sus enemigos, los paramilitares fortalecieron su aparato militar gracias a los cuantiosos recursos que les reportaba el hurto de gasolina al poliducto Sebastopol-Cartago que atraviesa el nordeste antioqueño.

“Por mi finca pasaba un tubo de Ecopetrol y como yo tenía pavimentada la entrada, pues a ellos les quedaba muy fácil llevar los carrotanques y pegarse del tubo para robar gasolina”, dice Contreras al tratar de entender el porqué del obsesivo interés del jefe paramilitar por su propiedad. ‘El Panadero’ usaría después devastadores métodos de la violencia para adueñarse de una tierra que terminó sirviendo de base paramilitar para los hombres del Bloque Metro.

El negocio

La desaparición del Bloque Metro tiene en limbo a las víctimas. Foto: Juan Diego Restrepo E.

En la mañana del 12 junio de 2002, alias ‘El Panadero’ llegó a la finca de Contreras en una camioneta tipo campero, acompañado de varios hombres vestidos de civil y armados con fusiles. Luego de preguntar por él y ordenarle que subiera al vehículo, partieron con rumbo al municipio de San Roque. Allá, en la Notaría Única de esa localidad, aguardaban por él una mujer y varios hombres más con la escritura de compra-venta ya diligenciada.

“Solo me dijeron que firmara y ya”, relata el campesino. Y así lo tuvo que hacer. Ante Luz Cristina Cadavid Restrepo, notaria única de San Roque, Contreras selló con su firma la escritura No. 125 en la que constaba que vendía su propiedad a un mujer de nombre Luisa Fernanda Jaramillo Orrego por valor de 81 millonesde pesos, “suma que declara el vendedor recibida de manos del comprador a su entera satisfacción a la fecha”, tal como se lee en el documento público.

Sin embargo, contrario a lo consignado en el papel ante la mirada atenta de la notaria, Contreras recibió de parte de los hombres presentes en el despacho notarial seis cheques del Banco Ganadero por valor de 10 millones de pesos cada uno, “de los cuales solo se hicieron efectivos dos, porque los otros salieron sin fondos”, recuerda. Después de sellar la negociación con tintes de fraude, el destierro de Contreras del pueblo fue cuestión de semanas.

Según han podido establecer organismos judiciales, Luisa Fernando Jaramillo Orrego fue la compañera sentimental de alias ‘El Panadero’, exjefe paramilitar que perdiera la vida en noviembre de 2003 en un combate con tropas de la Brigada XIV del Ejército Nacional en zona rural del municipio de San Roque, justo en momentos en que diversas facciones paramilitares, en conjunto con fuerzas militares, le habían declarado la guerra a muerte al Bloque Metro (Ver: La cuota de ‘H.H’ en el exterminio del Bloque Metro).

La finca de Contreras cambió de dueño el 25 de septiembre de 2002. En la misma Notaría Única de San Roque se firmó la escritura pública No. 226, en la que se lee que Jaramillo Orrego vende esta propiedad por 81 millones de pesos a Juan Guillermo Sierra Monsalve, conocido en la región con el alias de ‘Gavilán’ y quien fuera mano derecha de ‘El Panadero’.

La finca volvió a ser objeto de una nueva transacción comercial tan solo diez meses después, cuando Sierra Monsalve le vendió este predio a Francisco Luis Montoya Serna, por valor de 84 millones de pesos. El negocio fue perfeccionado a través de la escritura pública No. 209 del 22 de julio de 2003 de la Notaría Única de San Roque.

Hoy, Contreras vive en Medellín y no pasa un día sin que lamente lo que le sucedió: “no solo me despojaron de mi finca, donde tenía trabajadores, vivía bien, era productivo; después de eso mi esposa me dejó, se llevó mis hijos y me enfermé demasiado. Hoy padezco de problemas de azúcar, osteoporosis y artrosis y vivo de arrimado”.

Según se enteró por informaciones de paisanos y allegados con quienes mantiene contacto, su predio hoy se encuentra en manos de un hombre llamado Jaime Martínez Vallejo, quien la cedió en herencia a sus dos hijos. Recuperar lo que antes fue su próspera finca ganadera se ha convertido para este hombre en la fuerza que lo anima a levantarse todos los días. Pero todo indica que no será una tarea fácil.

El Bloque exterminado

Cientos de campesinos padecieron la guerra entre paramilitares en el Nordeste antioqueño. Foto: Juan Diego Restrepo E.

En octubre de 2011, Contreras puso su caso en conocimiento de los funcionarios de la desaparecida Comisión de Tierras de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (Cnrr) que, tras entrar en vigencia la Ley 1448 (o Ley de Víctimas y Restitución de Tierras), trasfirió todos sus archivos a la URT con sede en la ciudad de Medellín, entre ellos su expediente.

Su caso reposa junto a otras 171 solicitudes de reclamación de predios despojados o abandonados en el municipio de San Roque, que comprometen unas 2.926 hectáreas. En el 85 por ciento de los expedientes, los denunciantes señalan a desaparecidos miembros del extinto Bloque Metro de las Accu, o sus simpatizantes, como los responsables del despojo. A la fecha, del total de las solicitudes radicadas ante la URT, solo 16 han sido presentadas ante los jueces de tierras. Entre ellas no está la de Contreras.

“No sé por qué no avanza”, manifiesta el campesino, a quien le embarga una profunda duda, compartida por otras 25 mil víctimas que dejó el accionar del Bloque Metro en el Oriente y Nordeste antioqueño, así como la ciudad de Medellín: ¿quién podrá esclarecer los numerosos crímenes cometidos por esta estructura paramilitar si la gran mayoría de sus integrantes están muertos? En su caso las dudas van más allá: ¿quién podrá aclararle el papel que jugó la Notaría de aquel entonces, cuyos vínculos con integrantes del Bloque Metro fue vox populi en la región?

Para su infortunio, uno de los pocos postulados del Bloque Metro a la Ley de Justicia y Paz que venía colaborando con el esclarecimiento de su caso falleció en hechos que aún son motivo de investigación. Se trata de John Fredy González Isaza, conocido con el alias de ‘Rosco’, quien fue lugarteniente de alias ‘El Panadero’ en Maceo.

En entrevista rendida ante fiscales de Justicia y Paz de Bogotá, en mayo de 2010, alias ‘Rosco’ declaró que “yo sé que él (Panadero) se había adueñado de la finca de ese señor de Maceo, No conozco detalles pero sí sé que fue él quien se apoderó de esa finca”. Alias ‘Rosco’ murió en extrañas circunstancias en un penal de Barranquilla en mayo de 2013.

Actualmente figuran 25 excombatientes del Bloque Metro como postulados a los beneficios de Justicia y Paz, en su mayoría patrulleros, quienes sobrevivieron a la persecución y exterminio de facciones de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) lideradas por Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, la que según investigadores adscritos a la Unidad de Justicia Transicional (antes Justicia y Paz) de la Fiscalía, inició el 17 de septiembre de 2003.

Ese día se perpetró una masacre en la finca Las Margaritas del municipio de Gómez Plata, también en el nordeste, donde murieron casi todos los integrantes de este bloque.  “Los ‘paras’ de los bloques Mineros y del Central Bolívar se enteraron de que los del Bloque Metro iban a estar en esta finca y les tendieron una emboscada. Se presume que aquellos combates que duraron más de seis horas, participó el Ejército, y murieron el ‘Águila’, el ‘Alacrán’, ‘Daniel’, ‘Rafa’, ‘Marcos’, ‘Móvil 10’, ‘Tocayo’, que eran todos los ‘duros’ del Bloque Metro en esa región”, relata un investigador judicial a VerdadAbierta.com.

Todo indica que este episodio se desencadenó por una venganza. “Una gente del (Bloque) Metro mata a un tipo llamado Fernando Alberto Calderón Isaza, al que le decían ‘El Mejicano’, muy amigo de ‘Macaco’ (Carlos Mario Jiménez)”, continúa el funcionario judicial, quien añade: “cuando ‘Macaco’ se enteró, se llenó de rabia y entonces hizo una alianza con ‘Cuco’ (Vanoy) y se juntaron los bloques Minero y Central Bolívar para acabar con el Metro”.

Después de esto, el Bloque Metro comenzó a perder la hegemonía territorial en el nordeste antioqueño que había ganado a punta de fusil y sangre. En noviembre de ese año, cayó “El Panadero” en un combate con el Ejército, como se dijo antes; y en mayo de 2004, ‘Doble Cero’, máximo comandante de ese Bloque, cayó asesinado en Santa Marta. Su muerte fue el acta de extinción de la estructura paramilitar que alguna vez lideró.

Desafortunadamente, estas vendettas entre paramilitares dejaron en ascuas a víctimas como Contreras, quienes se preguntan si algún día habrá justicia, verdad y reparación para ellos, para las silenciosas y ocultas víctimas del Bloque Metro.

* Nombre cambiado por petición de la fuente.