Circulan amenazas de ‘Gaitanistas’ en Valle del Cauca

      

En la mañana de este lunes apareció en las sedes de diferentes organizaciones sociales y sindicales de Cali un panfleto en el que al parecer este grupo criminal intimida a 15 activistas y a la organización social Congreso de los Pueblos.

amenaza agc valleEsta es la segunda vez en el mes, que circula un panfleto de las Agc que habla de “una Colombia Madre Patria para todos”. El anterior fue el que usaron para difundir su paro armado. Foto: archivo Semana.

El documento, que es presentado como un comunicado a la opinión pública y que inicia con un encabezado que reza “Por una Colombia Madre Patria para todos”, señala que las llamadas ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’ (Agc) ya han empezado “el exterminio de ratas izquierdistas, activistas de derechos humanos y del proceso de paz, líderes indígenas, miembros del Congreso de los Pueblos, sindicalistas y colaboradores de la guerrilla”.

Además, advierte que ya saben cómo es que se camuflan en diferentes organizaciones, y procede a amenazar con nombres y apellidos a 15 líderes sociales. Y remata con otra advertencia: “Se le recomienda a la comunidad mantenerse lejos de estas personas, ya que aquel que las acompañe también llevará plomo”.

En el listado se encuentran miembros del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), de la Central Unitaria de Trabajadores, del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos y de diferentes sindicatos como Sintraunicol, Sintraincali y Sintramunicipio.

“El panfleto lo debieron dejar en la tarde del domingo, porque cuando llegué esta mañana a la oficina, lo encontré dentro de un sobre de manila”, le dijo a VerdadAbierta.com Walter Agredo, coordinador del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos de Valle del Cauca, uno de los 15 amenazados.

Agredo, quien hizo las respectivas denuncias ante la Fiscalía en la tarde de este lunes, considera que el origen de estas amenazas radica en la labor que desempeñan las organizaciones sociales, de derechos humanos y sindicales, “en las que hacemos denuncias sobre situación laboral de la región, sobre las violaciones de derechos humanos y por el abierto respaldo que le brindamos al proceso de paz”.

Y no duda en señalar al responsable detrás de ellas: “El paramilitarismo aún se mantiene y persiste a nivel nacional. La supuesta desmovilización de 2006 no fue más que reingeniería o reestructuración de cómo operan; son una pieza activa para quienes ostentan el poder y tienen intereses en los recursos de la región. No hay voluntad política del Estado colombiano de acabar con este fenómeno”.

No obstante, para las autoridades locales no es clara la existencia de las ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’ en Valle del Cauca, que también han sido denominadas como ‘Clan Úsuga’ o ‘Los Urabeños’.

El coronel Camilo Álvarez, comandante de la Policía del departamento, explica que en la región no hay presencia de ese grupo armado ilegal, sino que sus integrantes han intentado cooptar bandas delincuenciales locales para ponerlas a su servicio: “Se han neutralizado a varios integrantes del ‘Clan Úsuga’ antes de que logren hacer esos contactos. En lo corrido del año se han capturado 16 integrantes, que han querido entrar por el Norte del Valle y por Buenaventura. Actualmente no tienen estructura como tal en el departamento”.

Fabio Cardozo, Alto Consejero para la Paz y los Derechos Humanos de Valle del Cauca, coincide con la versión policial, pero hace un llamado para que se establezca si la procedencia de las amenazas es de las Agc o es un texto apócrifo.

“En nuestro Observatorio no hemos identificado una estructura especifica que corresponda a esa denominación. No obstante, en una región tan compleja como esta, hay que tomar el panfleto en serio y hacer las averiguaciones del caso. Es importante que las autoridades les ofrezcan seguridad a las personas que son objeto de estas amenazas”, indicó Cardozo.

Así los ‘Gaitanistas’ no tengan presencia con una estructura fuerte en este departamento del suroccidente colombiano, dos hechos que generan temor están grabados en la memoria de sus habitantes.

El primero es elparo armado del pasado 1 de abril, cuando afectaron el comercio y la movilidad de 36 municipios en ocho departamentos del país, especialmente en Antioquia, Córdoba y Sucre, a raíz de la conmemoración de la muerte del ‘Negro Sarley’, el cual fue interpretado como un mensaje político de este grupo armado para buscar una negociación con el Gobierno Nacional. (Leer más en: ¿‘Gaitanistas’ le hablan con armas al proceso de paz?)

Y el segundo es la gran cantidad de desplazamientos forzados que causaron en Buenaventura cuando entraron a disputarle el control de las rentas ilegales de ese puerto en el Pacífico a ‘Los Rastrojos’. En medio de esa confrontación, los entonces denominados ‘Urabeños’, volvieron a recurrir a las casas de pique, que en antaño utilizaron los paramilitares del Bloque Calima para torturar, desmembrar y desparecer a sus víctimas. (Leer más en: La pugna detrás de los desplazamientos de Buenaventura)

Ahora, este reciente panfleto, que se suma a las 81 amenazas que ocurrieron durante los tres primeros meses del año, provenientes de grupos paramilitares según lo documentó Somos Defensores, despierta de nuevo el temor en las organizaciones sociales de Valle del Cauca por el supuesto accionar de las Agc. En su más reciente informe, dicha organización, que monitorea la situación de defensores de derechos humanos, denunció que en ese periodo de tiempo también fueron asesinados cuatro líderes sociales en Valle del Cauca. (Leer más en: No ceden los asesinatos contra defensores de derechos humanos)

Actualmente el país atraviesa por una paradójica coyuntura, mientras se espera el desenlace de la negociación de paz con la guerrilla de las Farc y pronto empezará otra con el Eln, en diferentes regiones no cesan las amenazas y las agresiones contra defensores de derechos humanos o líderes comunitarios.

En medio de esa situación también se libra una densa discusión sobre la existencia o no del paramilitarismo y su responsabilidad en esa ola de crímenes. Además, de los posibles riesgos que representan estos grupos que nacieron tras la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia, para los futuros desmovilizados de las guerrillas.

Mientras las organizaciones sociales insisten en la existencia del paramilitarismo, diferentes investigadores señalan que esa concepción es errada, pues se trata grupos criminales especializados, casi a diario aparecen panfletos a nombre de las ‘Águilas Negras’, las ‘Autodefensas Gaitanistas’ y ‘Los Rastrojos’.