Los esfuerzos por denunciar la violencia sexual

      

Más de 70 mujeres de Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena, contaron que hace más de 10 años fueron víctimas de abusos por parte de las Autodefensas.

Violencia Sexual Costa Caribe Colombia Un grupo de víctimas de abuso sexual, escribió cómo debería ser la justicia en Colombia. La actividad formó parte de la jornada de denuncias que organizó la Corporación Mujer Sigue Mis Pasos.

“Me tiraron a un monte, y seis hombres (paramilitares) se fueron turnando uno a uno para abusar de mí”, dijo Camila* mientras abría y cerraba la cremallera del bolso que tenía sobre las piernas. Estaba sentada en el sofá de la recepción de un hotel del centro de Sincelejo, Sucre, cuando contó todo lo ocurrido el 10 de agosto de 2002 en una finca de Tierralta, Córdoba.

Pasaron 13 años para que contara lo ocurrido en el sur de Córdoba. Pero Camila no estaba sola. Otras 69 mujeres de Sucre, Bolívar y Magdalena, denunciaron el mes pasado que son víctimas de las Auc. La Corporación Mujer Sigue Mis Pasos, una organización que motiva a otras mujeres a denunciar la violencia sexual, las reunió en Sincelejo para que contaran los abusos cometidos en los años de dominio paramilitar.

“Las víctimas del delito de violencia de género por parte de las Autodefensas, callan porque ha habido un Estado que no le ha dado importancia a lo que pasó con las mujeres durante la incursión paramilitar”, dijo la presidenta de la Corporación Mujer Sigue Mis Pasos, María Eugenia Cruz, que organiza desde hace dos años las jornadas en las que convocan a las mujeres que han sido víctimas, para que denuncien sus casos ante la Fiscalía. “Ya son casi 900 los que han participado en estas actividades que se organizan una vez al mes en diferentes municipios del país, y en las que también asisten hombres”, agregó Cruz.

A estas jornadas van funcionarios de la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, y cuentan con el apoyo de la Unidad de Víctimas. Es un evento multitudinario que mes a mes cobra más relevancia. Sin embargo, las mismas directivas de la corporación reconocen que al principio se encontraron con muchas barreras; una de ellas era que la Fiscalía no recibía denuncias. Solo aceptaba “declaraciones” en contra de los postulados a la Ley de Justicia y Paz, sin que se abrieran procesos.

“Pero es que la mayoría de las mujeres no es víctima directa de los máximos comandantes, que son los que aparecen en el listado”, dijo Cruz, quien además sostuvo que a finales de 2013, luego de que se firmó un memorando de entendimiento entre la Fiscalía y la corporación, volvieron las jornadas que se habían suspendido varios meses. El ente, mientras tanto, dividió el país en cuatro regiones para que un grupo de fiscales especializados esté al frente de las investigaciones.

“La Fiscalía aún no tiene grandes resultados… hace poco dos hombres sí fueron capturados en Cauca y Antioquia acusados de violar a dos mujeres pero, en sí, no ha pasado nada, solo se han creado espacios para que se prioricen las investigaciones”, sostuvo Cruz.

Según la Dirección Nacional de Justicia Transicional, en el Caribe hay más de 1400 víctimas de delitos de violencia basada en género, y solo en el departamento del Magdalena hay 895 denuncias. A pesar de la magnitud, es muy poco lo que se conoce sobre el tema. Tal vez el hecho más conocido es el del reinado de belleza que uno de los jefes paramilitares del Bloque Héroes de los Montes de María, Marco Tulio Pérez Guzmán, alias ‘El Oso’, organizó en 2003 en La Libertad, corregimiento de San Onofre, en el que participaron 17 menores de edad -de entre 13 y 17 años– y que luego “fueron obligadas a permanecer a solas con él”. En 2014 fue excluido de Justicia y Paz, precisamente por no confesar los crímenes de género que ejerció sobre nueve mujeres en Sucre. Las candidatas que no aceptaron las peticiones de ‘El Oso’ huyeron del pueblo tras las amenazas de muerte.

Violencia Sexual Costa Caribe Colombia Cientos de mujeres víctimas de violencia de género aún no han relatado qué fue lo que ocurrió en el marco del conflicto armado.

El informe ‘Mujeres y Guerra’ del Centro Nacional de Memoria Histórica, demostró cómo hombres del Bloque Norte de las Autodefensas abusaron sexualmente de las mujeres para ejercer control sobre el territorio. En Magdalena, por ejemplo, apenas incursionaron las Auc (en 1996) aumentaron los casos de delitos de violencia sexual.

El exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, estableció dos estrategias para la “expansión, conquista y dominio” de ese departamento: primero, creó alianzas y después usó la violencia para “romper zona”, como eufemísticamente llamaban los paramilitares a la conquista a sangre y fuego de territorios y gentes. La violencia sexual hizo parte de esa estrategia para conquistar el Magdalena.

Pero también hubo casos de violaciones “oportunistas” en las que paramilitares abusaban sexualmente de menores de edad solo para satisfacer sus deseos. Un caso emblemático de esto es el de Hernán Giraldo, alias ‘El Patrón’ o ‘El Taladro’, exjefe paramilitar del Frente Resistencia Tayrona, quien reconoció en una entrevista publicada el 6 de marzo de 2011 en El Tiempo, que tuvo 24 hijos con menores de 14 años.

“La vida me cambió. Yo antes reía y bailaba… Ahora no tengo ganas de vivir”, dijo una mujer consultada por el equipo del CNMH, una frase sencilla que resume cómo, luego de los abusos, pueden cambiar los proyectos de vida de las personas. “Hay una enorme deuda con las víctimas de los delitos de violencia de género, no solo en el tema de justicia, la sociedad se ha encargado de estigmatizarlas”, comentó la investigadora del CNMH, María Emma Wills, quien además dijo que las mujeres han hecho un gran esfuerzo para contar lo que vivieron. “No es fácil recordar una tragedia como esa”.

Los delitos sexuales, además de estar en la impunidad, representan varias páginas en blanco del Sistema de Justicia Transicional. Según el Informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, entre 1985 y 2012, en el Registro Único de Víctimas se reportaron 1.754 casos de violencia sexual en medio del conflicto, una cifra que podría aumentar si las mujeres se atrevieran a denunciar con el acompañamiento necesario para su reparación integral.