Los recuerdos de El Castillo

      
Las discusiones sobre el diseño y construcción del Centro de Memoria Histórica de este municipio se convirtieron en sí mismas en un ejercicio de convivencia y tolerancia, algo impensable en esta región hace una década.   

Por Periódico del Meta

Perspectiva del parque principal de El Castillo, donde será construido el Centro de Memoria Histórica.

Las balas que zumbaron durante muchos años en El Castillo (Meta) provenían de todos los flancos. Al principio fueron los guerrilleros de las Farc, que se tomaron varias veces el pueblo; luego el Ejército que llegó a enfrentarlos y más tarde los paramilitares. Todos cometieron crímenes con la justificación de buscar la tranquilidad para los castillenses, cuando en realidad lo que generaban era terror.

El campo de batalla de todos era el parque principal del pueblo. En su fundación, por allá en 1954, este sitio era el centro comercial y los domingos se convertía en la plaza del municipio, donde se vendían todos los productos de la canasta familiar y se reunían desde el sábado los amigos a tomarse unas cervezas.

Sin embargo la violencia del conflicto llegó. Una vez, recuerdan algunos de sus habitantes, con mangueras y motobombas la guerrilla regó toda la plaza con gasolina pretendiendo quemar la estación de Policía, que también se ubica allí. El enfrentamiento duró más de seis horas.

En la última toma, el 14 de febrero del 2000, con cilindros bomba, granadas y metralla, el frente 27 de las Farc destruyó no solo la estación de Policía, sino las casas de tres manzanas que había alrededor de la plaza del pueblo.

“Alrededor de este parque han muerto muchas personas que crecieron con nosotros; que todos en el pueblo las conocían. Por eso es muy significativo que ahora se pretenda construir algo que honre sus memorias”, dice Wilmar Roa Malagón, alcalde de El Castillo, quien también es víctima, pues en 1996 le secuestraron y desaparecieron a su padre, y un tío fue asesinado cuando prestaba el servicio militar en el propio pueblo.

Quince años después, la Gobernación del Meta pretende construir, con una inversión de 10 mil millones de pesos, el primer Centro de Memoria Histórica de la Orinoquia, un lugar en donde se reunirán de manera simbólica los recuerdos de todas las tomas guerrilleras, las masacres paramilitares y los falsos positivos del Ejército, en memoria de sus víctimas.

El objetivo es que no solo sean esos recuerdos de El Castillo los que queden en el sitio, sino los de todas las víctimas de la violencia en el Ariari, una de las zonas más convulsionadasdel Meta durante más de dos décadas y que aún hoy carga con el lastre de la violencia.  

Acuerdos a partir de desacuerdos
Durante años, el centro del pueblo guardó, en medio del rastrojo, los recuerdos de esa última toma que destruyó el centro de El Castillo.

Lo paradójico del proyecto, que pretende entregarse antes de finalizar el año, es que a pesar de ser un símbolo de paz y reconciliación, no ha sido ajeno a que se hayan presentado rencillas entre sus habitantes sobre cómo tiene que ser este primer lugar para recordar la historia del conflicto armado.

El primer problema fue que el Centro de Memoria Histórica había sido diseñado en un principio por arquitectos foráneos que nunca consultaron a la comunidad y a las víctimas sobre qué querían ver en el desarrollar el sitio, ni tampoco qué elementos simbólicos tendría. Al hacer la socialización, prácticamente debieron hacer borrón y cuenta nueva pues los castillenses no admitieron el modelo de parque que se proyectaba.

El gobernador del Meta, Alan Jara, se puso del lado de los habitantes y promovió un cambio de diseños: “Al hacer la consulta con la comunidad, se garantizó que la mayoría de habitantes, pero en especial las víctimas, participara de manera efectiva y que los interesados en el proceso de diseño de los lugares de memoria y su construcción, plasmaran sus ideas satisfactoriamente”, explicó el gobernador.

Sin embargo también hubo desavenencias entre algunos líderes del pueblo quienes decían que el Centro de Memoria Histórica no podría quedar al lado de una estación de Policía. Hoy en día la base de esta institución sigue en medio del pueblo, cerca de las viejas paredes demolidas por las Farc hace 15 años. Otros defendían la tesis de que la Policía debía quedarse en el sitio donde siempre había estado y que la solución era mejorar el diseño arquitectónico. Finalmente se consiguieron los recursos para que en un futuro se traslade el puesto de Policía.

También se quería retirar el monumento de ‘Anhelos de paz’, una escultura en forma de espiral que simboliza los deseos “infinitos e irreversibles” de El Castillo por vivir en tranquilidad y convivencia, que para los castillenses significa mucho.

Más tarde, el dueño de uno de los predios donde se deberá construir el Centro elevó cuatro veces más el valor del terreno, haciendo imposible cualquier negocio con el exiguo presupuesto del municipio de El Castillo,  que comprometió a aportar los terrenos. “Hasta hace 10 años nadie daba un peso por un lote en el centro del pueblo y menos que quedara cerca a la Policía”, comenta uno de los vecinos del pueblo.    

“No queremos llegar a la expropiación. Las personas deben comprender que si ponemos trabas a este proyecto se irá una oportunidad de oro para transformar no solo arquitectónicamente el centro del municipio, sino para dejar de lado ese estigma de violencia que pesa sobre los castillenses”, dijo a Verdad Abierta Roa Malagón.

Pero El Castillo quiere dar ejemplo en el país de que a partir de diferencias se pueden hacen acuerdos. La misma comunidad conformó un grupo de líderes campesinos de todas las tendencias que fue llamado Comité de Memoria y Reparación Integral pero que en el pueblo se le conoce como ‘Los 21’. El grupo se encargó de canalizar las inquietudes de las personas y viajará a las veredas para explicar de qué se trata el proyecto y el diseño.

Por ahora la obra se adjudicó a un contratista, ya se puso la primera piedra y se está a la espera de que en el segundo semestre se entregue la obra.

El alcalde Roa Malagón quiere además que a partir de esta experienciael Centro de Memoria Histórica, tal vez el primero que se haga en el país, se convierta en un lugar turístico y que los comerciantes y habitantes puedan percibir algunos recursos que les ayude a solventar las duras crisis que viven los campesinos de la región.

Además de este centro, la Gobernación del Meta pretende construir otro en Villavicencio y una unidad de atención a víctimas con inversiones que superan los 40 mil millones de pesos.