¿Qué sigue para el Clan Úsuga en Cúcuta?

      
Desde que el Bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) se desmovilizó el 10 de diciembre de 2004, Cúcuta y su área metropolitana han padecido el accionar de cuatro bandas criminales que, a punta de sangre y fuego, han querido colmar los espacios dejados por los paramilitares que operaron en la región bajo el mando de Salvatore Mancuso y Jorge Iván Laverde Zapata, alias ‘El Iguano’.

Por Jhon Jairo Jácome Ramírez
@jhonjacome

urabenos-norte-santander-dlrDe izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Lacides Blanquicet, Emerson Higuera, Hugo Novoa y Omar Cabrera.

Entre el 2005 y el 2007, la hegemonía criminal en la zona la ejercieron las llamadas ‘Águilas Negras’, banda criminal que fue liderada por los hermanos Rojas, quienes tuvieron en Jorge, alias ‘Gato’, a uno de los paramilitares más poderosos que vio la zona de frontera entre 1999 y 2004.

Entre el 2007 y el 2011, el grupo de ‘Los Rastrojos’, siguiendo los pasos de su creador, Wilber Varela, alias  ‘Jabón’, quien buscó refugio en Venezuela hasta su muerte en 2008, se instalaron en la frontera y controlaron actividades del narcotráfico, el contrabando, las extorsiones y las muertes por encargo.

A mediados de 2011, luego de la fuga de Carlos Andrés Palencia González, alias ‘Visaje’, ocurrida el 10 de noviembre de 2010, aparecieron en la región ‘Los Urabeños’, banda criminal cuyo liderazgo las autoridades nodudaron en atribuir a ‘Visaje’ en su afán por recuperar el control de la zona que estuvo bajo su dominio cuando fue subcomandante del Frente Fronteras de las Auc.

Desde mayo de 2011, cuando ‘Los Urabeños’ anunciaron su llegada con una serie de masacres que recordaron los peores años de la presencia paramilitar en la región, esa banda criminal ha logrado arrinconar a ‘Los Rastrojos’ en el municipio más lejano del área metropolitana, Puerto Santander, donde se dice que opera bajo el auspicio de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela.

En Cúcuta y sus alrededores, ‘Los Urabeños’ se han alzado con el control del mundo criminal, al punto de que la única banda que se les quiso atravesar en el camino, las Autodefensas Nortesantandereanas Nueva Generación, apenas operó por un par de meses hasta que su máximo líder, Óscar Alejandro Sandoval Argüello, alias ‘Candado’, antiguo aliado de ‘Visaje’, fue capturado en La Dorada, Caldas, en septiembre de 2012.

‘Los Urabeños’, también conocidos como ‘Clan Úsuga’, tuvieron en alias ‘Visaje’ a su máximo líder hasta cuando fue capturado en Madrid, España, en noviembre de 2013. Desde entonces, esa banda ha contado con un sinnúmero de cabecillas que, cada cierto tiempo, ante su muerte o captura, es reemplazado por alguien que, casi siempre, llega de Córdoba o Antioquia.

El último de los líderes de esta banda es Lacides Antonio Blanquicet Campo, alias ‘Roca’, nacido en Chigorodó, Antioquia. Este hombre fue señalado por la Policía Metropolitana de Cúcuta de ser el máximo cabecilla del ‘Clan Úsuga’ y como tal, lideraba y controlaba las actividades delictivas en la frontera, extendiendo su poder hasta municipios tan distantes de Cúcuta como Sardinata y Ocaña.

De alias ‘Roca’, las autoridades dijeron que se había desmovilizado en el 2006 del Bloque Norte de las Auc. Ahora se le acusa de controlar todo el andamiaje criminal de ‘Los Urabeños’, incluidos homicidios y extorsiones, así como el tráfico de armas de fuego, las actividades relacionadas con el narcotráfico y el contrabando, entre otras.

Labores de inteligencia de la Policía Nacional permitieron el pasado 20 de febrero la captura de 18 integrantes de este grupo criminal, incluido alias ‘Roca’. Sobre todos ellos pesaban órdenes judiciales expedidas en su contra por los delitos de homicidio y concierto para delinquir agravado. Además, hubo dos detenciones en flagrancia por fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones y fabricación, tráfico, y porte de estupefacientes.

De los lugartenientes más cercanos que cayeron junto a ‘Roca’, se encuentra Emerson Eduardo Higuera Mora, alias ‘Antony’, quien sería el jefe en Cúcuta. Este hombre está sindicado de por lo menos ocho asesinatos cometidos en los últimos meses y de ejercer el control de las extorsiones y el microtráfico de narcóticos en la avenida séptima de esta ciudad, una zona plagada de bares y prostíbulos junto a la Terminal de Transportes.

Otro de los líderes del ‘Clan Úsuga’ capturado fue Omar Hernando Cabrera González, alias ‘Gato’, quien operaba en el centro de la capital nortesantandereana, donde se encargaba del cobro de extorsiones y el control de la venta de estupefacientes en las casas de lenocinio.

También fueron detenidos Benjamín Moncada Acevedo, conocido como ‘Júnior’, segundo cabecilla en el centro de Cúcuta y encargado de manejar el cobro de extorsiones a comerciantes de la zona; Juan Carlos Carrascal Peñaranda, alias ‘Chara’, sicario y cabecilla en la ciudadela Juan Atalaya, que agrupa 49 barrios y más de 25 asentamientos; y Katherine Polanía Obregón, encargadas de las finanzas.

Asimismo, fue capturado Hugo Alberto Novoa Reyes, natural de Montería y conocido con los alias de ‘Doctor Hugo’ o ‘Diomedes’. A él se le acusa de ser un falso abogado que se encargaba de utilizar esa fachada profesional para obtener información útil para el grupo armado. De esa manera conocía detalles de las investigaciones que se adelantaban en su contra y de los posibles operativos que se pudieran estar fraguando para dar con su desmantelamiento.

Este golpe dado al ‘Clan Úsuga’, con el que se afectó la columna vertebral de esta organización en la región, pone sobre la mesa un gran interrogante: ¿Qué sigue para este grupo armado? Dos respuestas se imponen. La primera, apunta a la llegada de un nuevo líder, venido desde Córdoba o Antioquia, que tardará un par de meses en reorganizar la estructura mientras nombra nuevos cabecillas en sus zonas de influencia y reagrupa a sus hombres. La segunda apunta a que muchos de los mandos medios que venían operando querrán surgir como líderes en sus zonas de influencia y, en esa medida, apoderarse de los dividendos que genera su accionar criminal.

En medio de esas dudas quedan cinco municipios y más de un millón de habitantes padecen la violencia que, desde el 2011, esta banda criminal impone en la frontera con Venezuela.