La región incontrolable

      
En Cauca y Nariño la guerra está que arde. ¿Por qué las fuerzas armadas no logran debilitar a los grupos armados allí?

En diciembre se creó el Comando Conjunto del Pacífico que busca controlar a Cauca, tanto en la montaña como en la costa, el Valle y Nariño.

En el suroccidente de Colombia se vive hoy como se vivía en casi todo el país hace una década: hay secuestros masivos en carreteras como lo demostró el ocurrido la semana anterior en Nariño; la guerrilla hostiga los pueblos con pipetas y ‘tatucos’; miles de habitantes se han desplazado de las zonas rurales por el acoso de grupos paramilitares emergentes; hay combates y bombardeos todas las semanas. Tan grave es la situación que en diciembre pasado el gobierno creó el Comando Conjunto Pacífico, reubicó varias sedes de unidades militares -en la zona hay 36 batallones- y hace apenas unas semanas anunció la instalación de un batallón de Alta Montaña.

Para todas las autoridades está claro que el narcotráfico colonizó parte de este territorio y se lo disputa a sangre y fuego. Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de las 68.025 hectáreas de coca que quedan en el país, el 33 por ciento, es decir, una tercera parte, están en el suroccidente. A esta migración del narcotráfico, que se le atribuye a los efectos del Plan Colombia y del Plan Patriota en otras regiones, se le suma otra explicación: el cierre de la base de Manta,en Ecuador.

Militares consultados por SEMANA creen que hoy los narcotraficantes no solo utilizan la frontera sino las aguas del Pacífico con más tranquilidad e impunidad que antes: “Bordean las Islas Galápagos para luego enrutarse hacia México; el propósito es evadir los controles de interdicción que tenemos en Colombia”, precisó un oficial de la zona.

Cabe recordar que el 92 por ciento de las 390 toneladas de cocaína que produce el país se mueve por vía marítima. “Los narcos cambian a menudo la forma de transportarla; ahora lo hacen en pequeñas embarcaciones haciendo continuos trasbordos en medio de los esteros”, explicó el contralmirante Hernando Wills.

Otro informe de la ONU advierte que a través de los pasos fronterizos existentes entre Colombia y Ecuador no solo se transporta coca y se refugian guerrilleros, sino que además sirve de ruta para el tráfico de armas. Esa circunstancia ha sido caldo de cultivo para la concentración de grupos armados ilegales como Farc, ELN, Águilas Negras y Rastrojos.

A diferencia de otras regiones que también tienen graves problemas de violencia y narcotráfico pero que son despobladas, en el suroccidente los grupos armados conviven con una economía legal fuerte, y en una tierra considerada con el 30 por ciento de vocación agropecuaria, en manos de pequeños y medianos campesinos.

Eso explica en parte la cifra de desplazamiento. Según el más reciente informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), en 2009 cuatro de los 12 departamentos del país donde se registraron desplazamientos masivos están en el suroeste (Nariño, Valle, Cauca y Risaralda). “… Cabe anotar que solo Nariño reporta el 56 por ciento del total de desplazados”, advierte el informe.

Solo este año la comunidad awá de Nariño fue víctima de seis crímenes y tres desapariciones. “Esto sin contar con la docena de ellos asesinados en 2009 por las Farc y el desplazamiento de otros 250 miembros de esa etnia”, recuerda el dirigente indígena Evelis Andrade.

En el norte del Cauca, por su parte, la guerra con las Farc está al rojo vivo. En lo corrido del año ha habido 35 muertos entre civiles y militares, en medio de ataques indiscriminados a los municipios; y en el Valle el pico más alto ocurrió el pasado 26 de marzo cuando las Farc explotaron un carro bomba en pleno centro de Buenaventura que mató a nueve personas e hirió a 56.

León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, explica: “El 70 por ciento de la operatividad de las Farc hoy gira en torno a los comandantes Cano y Catatumbo, y para ellos es fundamental establecer un corredor entre la cordillera Central y el océano Pacífico como ruta de escape y tránsito para la droga”.

Por eso el reto que tiene el Comando Conjunto Pacífico es enorme. Y aunque en sus primeros seis meses de vida ya ha capturado a casi 600 personas vinculadas presuntamente a grupos armados, queda mucho por hacer, en una región con una geografía agreste de montañas y selvas, y con una población civil que está sufriendo como ninguna otra en el país la acción de la guerrilla, y los nuevos ejércitos del narcotráfico.

Publicado en Semana, edición 1466 – Fecha: 05-06-2010

En diciembre se creó el Comando Conjunto del Pacífico que busca controlar a Cauca, tanto en la montaña como en la costa, el Valle y Nariño.

En el suroccidente de Colombia se vive hoy como se vivía en casi todo el país hace una década: hay secuestros masivos en carreteras como lo demostró el ocurrido la semana anterior en Nariño; la guerrilla hostiga los pueblos con pipetas y ‘tatucos’; miles de habitantes se han desplazado de las zonas rurales por el acoso de grupos paramilitares emergentes; hay combates y bombardeos todas las semanas. Tan grave es la situación que en diciembre pasado el gobierno creó el Comando Conjunto Pacífico, reubicó varias sedes de unidades militares -en la zona hay 36 batallones- y hace apenas unas semanas anunció la instalación de un batallón de Alta Montaña.

Para todas las autoridades está claro que el narcotráfico colonizó parte de este territorio y se lo disputa a sangre y fuego. Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de las 68.025 hectáreas de coca que quedan en el país, el 33 por ciento, es decir, una tercera parte, están en el suroccidente. A esta migración del narcotráfico, que se le atribuye a los efectos del Plan Colombia y del Plan Patriota en otras regiones, se le suma otra explicación: el cierre de la base de Manta, en Ecuador.

Militares consultados por SEMANA creen que hoy los narcotraficantes no solo utilizan la frontera sino las aguas del Pacífico con más tranquilidad e impunidad que antes: “Bordean las Islas Galápagos para luego enrutarse hacia México; el propósito es evadir los controles de interdicción que tenemos en Colombia”, precisó un oficial de la zona.

Cabe recordar que el 92 por ciento de las 390 toneladas de cocaína que produce el país se mueve por vía marítima. “Los narcos cambian a menudo la forma de transportarla; ahora lo hacen en pequeñas embarcaciones haciendo continuos trasbordos en medio de los esteros”, explicó el contralmirante Hernando Wills.

Otro informe de la ONU advierte que a través de los pasos fronterizos existentes entre Colombia y Ecuador no solo se transporta coca y se refugian guerrilleros, sino que además sirve de ruta para el tráfico de armas. Esa circunstancia ha sido caldo de cultivo para la concentración de grupos armados ilegales como Farc, ELN, Águilas Negras y Rastrojos.

A diferencia de otras regiones que también tienen graves problemas de violencia y narcotráfico pero que son despobladas, en el suroccidente los grupos armados conviven con una economía legal fuerte, y en una tierra considerada con el 30 por ciento de vocación agropecuaria, en manos de pequeños y medianos campesinos.

Eso explica en parte la cifra de desplazamiento. Según el más reciente informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), en 2009 cuatro de los 12 departamentos del país donde se registraron desplazamientos masivos están en el suroeste (Nariño, Valle, Cauca y Risaralda). “… Cabe anotar que solo Nariño reporta el 56 por ciento del total de desplazados”, advierte el informe.

Solo este año la comunidad awá de Nariño fue víctima de seis crímenes y tres desapariciones. “Esto sin contar con la docena de ellos asesinados en 2009 por las Farc y el desplazamiento de otros 250 miembros de esa etnia”, recuerda el dirigente indígena Evelis Andrade.

En el norte del Cauca, por su parte, la guerra con las Farc está al rojo vivo. En lo corrido del año ha habido 35 muertos entre civiles y militares, en medio de ataques indiscriminados a los municipios; y en el Valle el pico más alto ocurrió el pasado 26 de marzo cuando las Farc explotaron un carro bomba en pleno centro de Buenaventura que mató a nueve personas e hirió a 56.

León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, explica: “El 70 por ciento de la operatividad de las Farc hoy gira en torno a los comandantes Cano y Catatumbo, y para ellos es fundamental establecer un corredor entre la cordillera Central y el océano Pacífico como ruta de escape y tránsito para la droga”.

Por eso el reto que tiene el Comando Conjunto Pacífico es enorme. Y aunque en sus primeros seis meses de vida ya ha capturado a casi 600 personas vinculadas presuntamente a grupos armados, queda mucho por hacer, en una región con una geografía agreste de montañas y selvas, y con una población civil que está sufriendo como ninguna otra en el país la acción de la guerrilla, y los nuevos ejércitos del narcotráfico.