El final del juicio a Mario Uribe

      

Durante el último día de audiencia el ex senador antioqueño rechazó las declaraciones de Salvatore Mancuso que lo vinculan con grupos paramilitares de Córdoba y negó la existencia de pactos con las AUC con fines electorales.

En el último día de juicio ante la Corte Suprema de Justicia, el ex senador Mario Uribe se dio a la tarea de comparar las diferentes declaraciones del ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso ante la justicia para demostrar la “fragilidad” del testimonio de Mancuso que lo relaciona con grupos paramilitares.







El exsenador Mario Escobar fue presidente de Colombia Democrática, partido que tiene a varios de sus integrados investigados o condenados por ‘parapolítica’. / FOTO ARCHIVO SEMANA

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El ex senador es investigado desde el 26 de septiembre de 2007, cuando la Corte lo llamó a indagatoria después de que alias ‘Gomelo’, ‘Pantera’, Jairo Castillo Peralta alias ‘Pitirri’ y el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso lo señalaron de haber hecho pactos con los paramilitares.


Durante la audiencia, y a través de una presentación multimedia, el ex congresista comparó las declaraciones dadas por Mancuso (desde 2007 hasta hoy) ante Justicia y Paz, las entrevistas realizadas a noticieros colombianos, las grabaciones extraídas de su Ipod y las declaraciones dadas desde su extradición a Estados Unidos.


A partir de su presentación el ex senador concluyó que las aseveraciones del ex jefe paramilitar no demuestran “certezas” respecto a la fecha, modo y lugar en que se llevaron las presuntas reuniones entre Mario Uribe, Eleonora Pineda y Mancuso. “Mancuso es un prepotente… lo que hizo fue alardear… es un incontinente verbal… no sabe lo que dice” afirmó Uribe.


El ex congresista aceptó la celebración de una reunión con Mancuso en 2002 por intermedio de la ex representante Eleonora Pineda, condenada por ‘parapolítica’, pero explicó que la reunión se llevó a cabo con posterioridad a las elecciones a Congreso y que en esta se habló unicamente de un posible proceso de negociación con las AUC.


“Nada tenía que ver la reunión con Mancuso con mis resultados electorales… los 30 minutos de mi reunión con Mancuso son los 30 minutos más tristes de mi vida” puntualizó el ex congresista.


El ex senador agregó que nunca supo de los nexos de Eleonora Pineda con los paramilitares y que a Salvatore Mancuso sólo lo conoció durante la reunión en 2002 y nunca más lovolvió a ver. “Como congresista nunca tramité un proyecto a favor de los paramilitares”.


Finalizada la etapa probatoria, la Corte Suprema de Justicia deberá decidir en las próximas semanas si condena o absuelve al ex senador por sus nexos con el paramilitarismo en Córdoba.


El proceso contra Mario Uribe Escobar

La investigación en contra de Mario Uribe comenzó el 26 de septiembre de 2007, cuando la Corte Suprema de Justicia lo llamó a indagatoria. En este alto tribunal valoraron los testimonios aportados por varios ex paramilitares, quienes lo señalaron de haber usado sus relaciones con la Auc para comprar tierras baratas en Córdoba y de hacer acuerdos políticos para alcanzar una curul en el Senado de la República en las elecciones del 2002.

El proceso arrancó en noviembre de 2006, cuando la Corte Suprema de Justicia escuchó los testimonios del ex paramilitar Jairo Castillo Peralta, alias ‘Pitirri’, quien declaró desde Quebec, Canadá, donde se encuentra exiliado, que Uribe Escobar se reunió dos veces con varios paramilitares, la primera vez a finales de 1998 en Sahagún, Córdoba, y al año siguiente en Caucasia, Antioquia. Según este testigo, en esas reuniones se discutió la compra de tierras a bajo precio para tener el control en esas regiones.

Si bien Uribe Escobar rebatió esos señalamientos alegando que no tenía tierras a su nombre en esas regiones del país, su situación se complicaría el 15 de mayo de 2007 cuando compareció en Medellín ante fiscales de la Unidad de Justicia y Paz el ex comandante de las Auc Salvatore Mancuso.

El ex jefe paramilitar declaró que el entonces candidato al Senado lo buscó para que le ayudara a conseguir votos en zonas de influencia de las Auc en Córdoba y Sucre, donde Mancuso era ampliamente conocido. De acuerdo con este ex comandante, en dos encuentros estuvo la ex Representante a la Cámara Eleonora Pineda, quien fue condenada por sus nexos con el paramilitarismo.

La versión fue corroborada el 23 de agosto de ese año por Mancuso ante funcionarios de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Allí explicó que le había pedido a Eleonora Pineda que le presentara a Mario Uribe, con quien la congresista había hecho una coalición política. Según dijo, ese encuentro tenía como punto central hablar “del tema del apoyo político a nuestras aspiraciones de lanzar un proceso de negociación”.

En esa ocasión Mancuso explicó que la reunión duró entre 45 minutos y una hora, pero admitió que era la primera vez que se reunía con él y que no recordaba si ese encuentro fue antes o después de marzo de 2002, fecha de las elecciones de ese año. Luego hizo referencia a una segunda reunión, sobre la que no entregó mayores detalles, salvo que nunca le solicitó a las personas que vivían en las zonas bajo su influencia que votaran por Mario Uribe, y aclaró que sus candidatos eran Miguel de la Espriella y Eleonora Pineda. Según él, la ex Representante organizó el apoyo del político antioqueño.

En declaraciones a la Corte Suprema de Justicia el 18 de septiembre de 2007, Pineda hizo referencia a una de las reuniones entre Mancuso y Uribe Escobar, pero advirtió que se realizó después de las elecciones de marzo de 2002. Según dijo, ella le comentó al senador Uribe que unos amigos del municipio de Tierralta, Córdoba, lo querían conocer y sólo en el camino hacia una zona conocida como El 15, le contó que el encuentro sería con Salvatore Mancuso.

Los tres testimonios sirvieron de base para que la Corte expidiera orden de captura en su contra el 22 de abril de 2008. Al conocer de ello, Uribe Escobar y sus abogados se trasladaron de inmediato a la Embajada de Costa Rica, donde solicitó asilo político, pues consideraba que había una injusta persecución en su contra. No obstante, el gobierno del país centroamericano le negó la petición, por lo que se vio obligado a entregarse a las autoridades y acabó recluido en la cárcel La Picota, de Bogotá.