Las cuentas pendientes de Diego Ruiz Arroyave

      
Este paramilitar conocido con el alias de ‘El Primo’ fue deportado de EE.UU en donde fue condenado por tráfico de armas. Tras llegar a El Dorado, fue capturado por el CTI y la Policía.

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Diego Ruiz Arroyave. Foto Semana  

Recién cumplió su pena en Estados Unidos por tráfico de armas, Diego Alberto Ruiz Arroyave alias ‘El Primo’ fue deportado en un avión hacia Colombia y capturado este 7 de mayo de 2013 por agentes del CTI de la Fiscalía y la Policía para que responda ante la justicia colombiana procesado por el asesinato de un familiar, ocurrido en 1999. Su alias es porque era primo del fallecido Miguel Arroyave alias ‘El Árcangel’, el narcotraficante encomendado por Vicente Castaño para manejar el Bloque Centauros de las Auc en los Llanos Orientales desde 2002 hasta 2004, año en que fue asesinado por sus propios subalternos.

Aunque la Fiscalía estuvo a punto de excluir a alias ‘El Primo’ en 2012 de Justicia y Paz por considerar que no estaba colaborando ni aceptando ninguno de los cargos que se le imputaba, entre ellos haber sido integrante de los paramilitares, Ruiz Arroyave sigue cobijado por la justicia transicional.

Según han confesado varios desmovilizados de los Llanos ante la Fiscalía, ‘El Primo’ era el emisario de ‘El Arcángel’, a cargo de las compras de armas para el grupo paramilitar, de administrar los bienes y los negocios del bloque. El organismo investigador documentó que para ello ‘El Primo’ montó dos ‘oficinas’ de cobros y sicarios, una en Bogotá y otra en Villavicencio, conocidas como La Especial.

Fuentes le dijeron a VerdadAbierta.com que entre varios integrantes de la familia Arroyave hubo problemas y que la captura en Colombia no se produjo por lo que han confesado otros paramilitares en relación con su participación con el Bloque Centauros, sino por el asesinato de uno de ellos.

Se trata del la muerte de Narciso Cuervo Bermeo, quien era cuñado de Diego y a la vez cómplice en los negocios ilícitos de ‘El Arcángel’, cuando éste estuvo preso en la cárcel Modelo por narcotráfico. Cuervo fue asesinado el 10 de agosto de 1999 en Bogotá después de que alias ‘El Primo’ le puso una cita en una cafetería.

Las armas
Alias ‘El Primo’ fue extraditado a Estados Unidos en mayo de 2013 tras ser solicitado por un tribunal de Houston, Texas, acusado de haber sido cómplice de grupos terroristas. En ese país, se le señaló de facilitar la compra de armas para los grupos paramilitares que delinquieron en los Llanos Orientales y de ser la sombra de Miguel Arroyave en los negociosdel narcotráfico. Siendo solicitado por la Unidad de Justicia y Paz, en videoconferencia desde Estados Unidas negó su participación como integrante del Bloque Centauros y dijo que nunca fue el sucesor de su primo ‘El Arcángel’, tras su asesinato en septiembre de 2004. (Lea: El emisario de ‘El Arcángel).

Después de un corto juicio y de aceptar los cargos por intentar conseguir armamento para los paramilitares, un Tribunal en Houston lo condenó a siete años y medio de prisión.

La guerra ‘para’ y las ‘oficinas’
Los antecedentes criminales de Ruiz Arroyave se remontan a 2003 cuando estalló una guerra sangrienta entre Martín Llanos y Miguel Arroyave por el control de la mafia que cobraba extorsiones en Bogotá a los comerciantes y vendedores en el gran mercado de abasto de alimentos de la ciudad, Corabastos, los mataderos del sur, la zona industrial de Puente Aranda y los sanandresitos, y por el control de las rutas del narcotráfico que salían del centro del país.

Tras un atentado en el Centro Comercial Bahía, en San Andresito, realizado por hombres de ‘Martín Llanos’, se desató la guerra en Bogotá. Arroyave reaccionó con enorme violencia y terminó sacando a los hombres de ‘Llanos’ de la capital. Entonces montó una primera “oficina”, desde la cual su primo Diego Ruiz Arroyave le servía de intermediario de sus negocios legales e ilegales.

En ese entonces, Eduardo Orlando Benavides ‘Don Álvaro’ realizaba homicidios por encargo de Arroyave. Tenía un grupo en Bogotá y otro en Villavicencio, capital del Meta, al que llamaban `La especial’.

‘Don Álvaro’ era un piloto de avión que había estado preso en México por narcotráfico. Vivía entre Cali y Bogotá, y detrás de la fachada de un simple ganadero y agente de finca raíz, manejaba esa oficina de sicarios desde donde orquestaba diversos crímenes para Arroyave.  

De ‘La especial’ se supo, cuando asesinaron al ex alcalde de Villavicencio, Omar López Robayo, el 22 de febrero  de 2004 en Meta. De acuerdo con los testimonios logrados por la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, la organización tenía dos cabezas visibles: Miguel Ángel Rivera Jaramillo, alias ‘Wilson’ o ‘W`, y Rusbell Sneider Díaz Agudelo, alias `El Gordo`, condenados a 26 y 28 años de prisión por este crimen.

En Bogotá, Arroyave no necesitó tener un grupo de sicarios grande, pues infiltró al personal de la Fuerza Pública, sobre todo de la Sijín de la Policía, y con eso mantenía el flujo de cargamentos ilegales. Según dijo entonces el coronel Óscar Naranjo, quien en ese momento era jefe de la Dirección Central de Policía Judicial (Dijín): “Bogotá es un punto intermedio de tránsito de la droga de los Llanos Orientales y Boyacá, hacia Venezuela; también es paso obligado del oriente hacia las costas Atlántica y Pacífica”.

Un capitán retirado de la policía, Luis Alfonso Santamaría, fue el encargado de crear varias empresas de seguridad, que fueron reconocidas por el Ministerio de Defensa y avaladas por Superintendencia de Vigilancia, las cuales le sirvieron de fachada a Arroyave y le permitieron entrenar a sus hombres, prestarle seguridad a sus negocios (los legales e ilegales) y amparar sus armas y equipos de comunicaciones.  El ex capitán Santamaría está acusado de concierto para delinquir.

Que Arroyave tenía a integrantes de Policía a su servicio también quedó en evidencia el 17 de enero de 2004, cuando cinco miembros del grupo de automotores de la Sijín de la Policía secuestraron a una mujer que hacía trámites en el sector de Paloquemao. Los agentes, que iban sin uniforme y sin ninguna orden de operación, intentaban recuperarleal capo un millón de dólares que le habían robado. Fueron interceptados por miembros del DAS cuando ibancon la tramitadora por Bosa, pero extrañamente no capturaron a los secuestradores.

Tras la denuncia del crimen, publicada en la revista Semana, la Policía hizo una purga en la entidad. Salieron varios oficiales, entre ellos, el afamado coronel Danilo González, quién había sido muy apreciado en la Policía por su lucha contra el Cartel de Medellín, pero que por el camino terminó trabajando para el narcotráfico. También fueron expulsados el mayor Iván Bohórquez, coordinador del grupo de automotores de la Sijín, y el capitán Néstor Camelo Lizarazo. El 26 de marzo de ese mismo 2004 estos oficiales fueron asesinados en distintas partes de la ciudad,  y hasta donde saben los investigadores, fueron los paramilitares de Arroyave quienes los mataron.

A pesar de la salida de estos oficiales sospechosos de colaborar con Arroyave, su organización siguió  delinquiendo con impunidad en Bogotá. Siguió sacando pasta de coca desde los Llanos y amplió su radio de extorsión a otros comercios en el barrio Siete de Agosto y a los prostíbulos y bares en el deprimido barrio Santafé en el centro de la capital.

Desde sus “oficinas de cobro” los paramilitares además desarrollaron un feroz negocio. Ellos compraban deudas del bajo mundo. Luego citaban a los deudores a una oficina y de allí los mandaban a otra muy elegante en un reputado centro de oficinas al norte de Bogotá. Allí llegaba el incauto deudor y, para su sorpresa, lo esperaban hombres armados que lo amarraban y mantenían secuestrado, hasta que pagara la deuda. Esto podía tomar días. Si no tenía el dinero contante y sonante, lo forzaban a traspasarles bienes inmuebles, vehículos o cualquier otra pertenencia valiosa. Ponían estas propiedades a nombre de sus testaferros. Si el secuestrado deudor no podía pagar, lo asesinaban y quemaban su cuerpo para que no quedara rastro.

Este sucio negocio de robo de bienes, que también servía para lavar dinero del narcotráfico, lo hacían en llave con hombres de negocios de la capital. Uno de ellos fue Andrés Vélez, un corredor  inmobiliario, que de ser víctima de los abusos de los paramilitares, tuvo que convertirse en su relacionista público de Arroyave para salvar su pellejo.  

En 2005, Vélez cayó en desgracia con los mismos paramilitares porque le quedó mal a uno de sus clientes, quien utilizó los “servicios” de la oficina de cobro para hacerse pagar 300 millones de pesos. Poco después fue capturado. Y allí empezó a contar todo lo que ocurría en Bogotá.

Las confesiones de Vélez en 2005 complementaron las revelaciones del testigo protegido León del año anterior, y las autoridades pudieron conocer en detalle cómo funcionaban las temibles oficinas de cobro de Arroyave y sus paramilitares en Bogotá. Se enteraron de como además habían armado un tinglado para capturar rentas de contratos públicos en Meta y Casanare y tenían en el bolsillo a varios políticos. Además permitió avanzar en la investigación por el asesinato de los tres políticos metenses en 2004.