El diario paramilitar del Bloque Central Bolívar

      
Un libro clandestino del Bloque Central Bolívar revela lo que pensaban de Álvaro Uribe, y las pugnas internas que tuvieron ‘Macaco’ y Carlos Castaño por el narcotráfico y el proceso de paz.
 
El libro del pensamiento social y político del Bloque central bolívar reune 80 editoriales redactadas por los ex jefes paramilitares alias ‘Ernesto Báez’, alias ‘Julián Bolívar’, alias ‘Pablo Sevillano’ y alias ‘Macaco’. Fotomontaje: VerdadAbierta.com  

A mediados del 2005, meses antes de la desmovilización del Bloque central Bolívar, los jefes paramilitares Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, Rodrigo Pérez Álzate, alias ‘Julián Bolívar’ Guillermo Pérez Álzate, alias ‘Pablo Sevillano’, publicaron un libro en el que revelaron sus ideales políticos, dentro de los cuales decían que apoyaban de manera incondicional al gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

En ese momento de lahistoria, varias facciones de las Autodefensas Unidas de Colombia discutían en secreto con el Gobierno Uribe un acuerdo que daría pie al proceso de Justicia y Paz, por eso no era extraño que los paramilitares publicaran esta especie de respaldos en un momento crucial de la negociación.

Este bloque que delinquió en 8 departamentos del país y que se financió principalmente de los recursos de la empresa narco paramilitar, destapó también en este libro una ‘guerra editorial’ entre Carlos Castaño y alias ‘Macaco’ por la penetración del narcotráfico en las autodefensas.

A la crisis interna se sumaron los problemas de insubordinación de algunos de sus comandantes y las tensiones con miembros de las fuerzas armadas a quienes los jefes paramilitares catalogaron como enemigos del proceso de paz.  Las negociaciones de Ralito entraron en un periodo de agonía que fue registrado en cada página de su editorial.

El libro ‘Un aporte reflexivo en el arduo camino hacia la paz’ contiene los editoriales que se publicaron en la página web entre 2001 y el 2005 y que fueron reunidos en un solo documento con el objetivo de plasmar el pensamiento político y social  del Bloque ante la realidad del país, del conflicto armado y de la organización de las autodefensas, aseguró alias ‘Julián Bolívar’, ex jefe del Bloque central Bolívar en audiencia ante Justicia y Paz.

Según el desmovilizado este libro, que fue impreso a través de una editorial clandestina de Medellín, no es la única publicación que realizaron ya que también se imprimían revistas mensuales y panfletos que eran entregados a los miembros del bloque y a las comunidades en las que hacían presencia. “Incluso, algunas veces, se hacían publicaciones falsas con el objetivo de impactar emocionalmente al enemigo para debilitarlo” agregó Pérez Álzate.

Verdadabierta.com obtuvo una copia de este libro del cual se rescatan los fragmentos más importantes de acuerdo a las coyunturas políticas del momento.

“Álvaro Uribe nos trae una esperanza”, jefes del bcb

 
La admiración por parte del bloque central bolívar hacia el ex presidente Alvaro Uribe Vélez se hizo evidnete en el contenido de sus editoriales. Foto: Verdadabierta.com  

Como una comedia llena de papelones en el que Andrés Pastrana usó la “máscara de la ingenuidad, la torpeza y hasta la bobería” fue catalogado el fallido proceso de paz del Caguán por los jefes del bloque central Bolívar.

Estas afirmaciones son recurrentes en la primera parte del documento en el que el fracaso del proceso de negociación fue atribuido a “la vanidosa obstinación de un mal llamado presidente que estaba conduciendo al país hacia un abismo debido a las concesiones a sus socios electorales, la guerrilla” dice en un aparte el editorial titulado: ‘La comedia del Caguán’.

Sin embargo, el tono de las editoriales frente al gobierno cambió con la llegada de Álvaro Uribe al poder.

En una editorial publicada el 21 de junio de 2002, que el Bloque tituló: ‘Álvaro Uribe y el himno antioqueño’,  el nuevo mandatario es considerado como un “hombre firme, sensato, razonable, honesto, eficiente y sobre todo, comprometido con el país y con la paz con dignidad”.

“Cuarenta años atrás vestíamos de pantalón corto en la escuela mientras entonábamos con el pecho henchido las vibrantes notas del himno antioqueño…Sí, era un himno de libertad esa libertad que fuimos perdiendo, primero por el narcotráfico, luego por la guerrilla y finalmente por el engendro de ambos, el narcoterrorismo. Uribe es la esperanza que permitirá volver a cantar con emoción el himno antioqueño.” Así finaliza la editorial en la que se asegura que Álvaro Uribe no tendría problemas con lasAuc, pues “es la libertad y la paz a lo que también el bloque aspiraba con las armas”.

El libro también contiene una carta abierta al vicepresidente Francisco Santos titulada: ‘Piden mucho y dan muy poco’, del 16 de agosto de 2003, en la que los jefes del Bcb manifiestan su admiración y respeto al gobierno Uribe asegurando que, aunque por años las autodefensas se habían convertido en la negación del Estado, bajo el nuevo gobierno “vigoroso, presente y tangible”, ellos se sentían inútiles, insignificantes o indeseables en el conflicto.

“Nos sentimos desplazados y encandilados por el protagonismo central de las Fuerzas Armadas. Se acabaron los días sin Dios, sin Estado y sin ley”, dice otro fragmento de la publicación.

En una defensa al mandatario en la editorial, llamada : ‘Stop Uribe, ni un euro para la guerra’, se denuncia una especie de complot de varias Ong, comités sindicales y movimientos políticos como Amnistía Internacional, la Federación Sindical Belga y hasta el llamado Comité Ingrid Betancourt, que según versiones del bcb, “servían como agentes del terrorismo”.

De acuerdo con el libro, gracias a información filtrada de “una reunión del Comité Belga por Colombia con el propósito de denunciar la presencia de Uribe en Europa, se evidenció el solapado y criminal apoyo de estos ‘inofensivos comités’ a las guerrillas”

Según la editorial se da una “expresión de una militancia criminal que solo pretendía catalogar a Uribe como un presidente narco terrorista de extrema derecha, violador de derechos humanos”.

“Las cosas se nos salieron de las manos”, alias ‘Julián Bolívar’

 
Los delegados del bcb en Barranca, alias ‘setenta’ y alias ‘Harold’ se convirtieron en el terror de la zona petrolera. Foto : VerdadAbierta.com  

Entre el 2001 y 2002 los grupos de autodefensa que tenían presencia en  Barrancabermeja se convirtieron en un dolor de cabeza para los jefes paramilitares del Bcb y para el mismo estado mayor de las autodefensas. Prueba de ello es otro aparte del libro en la que se analiza lo que estaba pasando en ese momento en el puerto petrolero.

Específicamente, el frente Fidel Castaño que se estableció en la zona petrolera de Barranca mutó hasta convertirse en lo que los mismo jefes del bcb denominaron como “simples delincuentes comunes al servició de la extorción, el hurto y la muerte”.

Guillermo Hurtado Moreno alias ‘Setenta’, heredero del cruel Camilo Morantes, y Argemiro Núñez Aroca, alias ‘Harold’, ex guerrillero del Epl, pasaron de ser comandantes del Frente Fidel Castaño a ser considerados como objetivos militares por la misma organización de autodefensas a la que pertenecieron. 

Los motivos de estos conflictos internos fueron lasconstantes denuncias de abusos en contra de la población civil, ejecuciones y torturas no autorizadas, cobros extorsivos para ganancias personales y un total desconocimiento de las órdenes del Estado Mayor.

En su editorial: ¿Qué pasa en Barrancabermeja?, Del 27 de noviembre de 2002, un escrito del Bcb dice que “debido a la modalidad de guerra irregular era imposible mantener un control total sobre la conducta de los subalternos, razón por la que estos comandantes disfrazados con la guerra anti-subversión cometieron toda clase de vejámenes y fechorías”.

“Setenta y Harold fueron catalogados como reos de alta traición a los ideales y principios políticos y éticos de la organización, destituidos del mando, expulsados de las autodefensas y declarados objetivo militar”.

Según la Fiscalía, luego de que fueran notificados de su ‘exclusión de las Auc’, y a pesar de que intentaron huir, los dos fueron asesinados por sus antiguos compañeros.

Sin embargo, las alarmas ya se habían encendido desde mitades de 2001, cuando se realizó la cuarta conferencia de las Auc a nivel nacional en los campamentos de Carlos Castaño en el Urabá antioqueño. Desde esa época el recrudecimiento de los métodos de guerra y la imposibilidad de controlar a los grupos que se habían extendido por todo el país motivaron al estado mayor a publicar “los 12 mandamientos de la guerra contra la subversión”.

“Encaminados a mesurar y humanizar el conflicto en vista de una autodefensa atrapada en un pasado de excesos, desbordamientos y acciones moralmente reprobables”, que según la editorial ‘Estamos cambiando’ fueron las causas de que el gobierno de Estado Unidos catalogara a las Autodefensas como un grupo terrorista al mismo nivel de las guerrillas.

Dentro de los 12 mandamientos se ratificó la a abolición de las masacres, de las desapariciones forzadas y de la tortura como practicas de guerra, la necesidad de fortalecer las técnicas de inteligencia antes de realizar una ejecución selectiva y la prohibición de no enriquecerse personalmente a costa de la guerra. La paradoja, según la Fiscalía, es que esta reglamentación que fue publicada en noviembre de 2011, es aún desconocida para muchos de los desmovilizados de los grupos paramilitares quienes aseguran nunca haberse enterado de los cambios impuestos una década atrás.

La pelea entre el Bcb y Carlos Castaño

 
Los conflictos entre Carlos Castaño y varios jefes paramilitares hicieron que se formaran mesas paralelas de negociación durante las reuniones de Ralito. Foto: Verdadabierta  

Desde que iniciaron los rumores acerca de la posible extradición de los jefes paramilitares Salvatore Mancuso y Carlos Castaño, las tensiones por el manejo del narcotráfico aumentaron entre los grupos de autodefensa generando conflictos internos, que al final llevaron al ‘divorcios’ entre los jefes del Bcb y Castaño.

“Cuando Carlos vio venir la orden de extradición, entró en un estado de desespero y empezó a ver enemigos en todas partes, incluso a sus antiguos amigos en la organización”, aseguró en audiencia de Justicia y Paz ‘Julián Bolívar’.

El origen de esta disputa empezó cuando, en repetidas ocasiones, Castaño anunció públicamente su rechazo a la comunión entre la lucha antisubversiva y el narcotráfico, incriminando y señalando a algunos bloques de las Auc de ser los que permitían estos nexos.

Incluso en uno de sus comunicados al embajador de Estados Unidos, Curtis Kamman, Castaño juró por la memoria de su padre “no haber desviado su lucha antisubversiva hacia actividades delincuenciales y despreciables como el narcotráfico”.  

Ante estos cuestionamiento, en 2002, los jefes paramilitares del Bcb tomaron la decisión de independizarse de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, ACCU.

Prueba de este sisma es una editorial del 1 de agosto de 2002, titulada: ‘La verdad sea dicha’, en la que los jefes paramilitares del bcb pretendieron denunciar la hipocresía con la que Castaño realizaba los señalamientos. “La guerra es supremamente costosa y Castaño lo sabía y lo había permitido buscando la ampliación de las Auc”, aseguró alias ‘Julián Bolívar’.

Imposible y deshonesto tapar con las manos la luz del sol en pleno cenit.  La ingestión de drogas ilícitas ha sido el gran reconstituyente de esta guerra miserable, encubierta en mentirosos ropajes de justicia social y redención económica. El narcotráfico no tiene color político en el conflicto. Su papel financiero es tan dinámico, real y determinante como el impuesto del IVA para las finanzas del Estado. Así de claro”, remata un aparte del editorial.

“Castaño declaró que el narcotráfico había penetrado las Auc y se declaró enemigo público de los comandantes que estuvieran ejerciendo actividades relacionadas con el narcotráfico”, afirmó alias ‘Julián Bolívar’, quien agregó que el problema había sido la forma mediática como se manejó el tema, ya que “los comandantes del Bcb considerábamos que no era necesario hacerlo frente al país y el mundo sino a través de un debate interno”, explicó el desmovilizado jefe paramilitar.

Sin implicar una separación completa, los roces entre Castaño y varios jefes paramilitares entre los que se contaban los del Bloque Metro, los Llanos del Casanare y el Bloque Central Bolívar hicieron que se formaran mesas paralelas para la negociación con el gobierno. Estos hechos desataron una ‘guerra de editoriales’ en los que se evidenciaron los señalamientos mutuos y se intensificó el conflicto interno.

Como se puede ver en el editorial: ‘Verdades a medias’, en el que los jefes del Bcb aseguraron que a pesar de toda el agua sucia de Castaño hacia ellos  y de las diferencias que los comunicados habían generado, “el Bcb seguía respaldando la solidaridad y la unidad de las Auc, aún más frente a los pedidos de extradición de Mancuso y de Castaño”.

“Que no sueñen hoy los narcoterroristas de la guerrilla y su aparato paraguerrillero, que estos accidentes del camino, que algunos oráculos dan por llamar crisis, les significará un respiro en la guerra a muerte que les hemos declarado”, dice un aparte del compendio político del Bcb.

Cuando las negociaciones pendían de un hilo
A pesar del ambiente de paz que prevalecía en 2003, los miembros del Bcb manifestaron a través de varios comunicados su inconformidad ante el proceso de negociación y ante la intervención malintencionada de las Fuerzas Armadas. 

En la editorial: ‘Los siete pecados capitales de la negociación de paz’, publicada el 13 de noviembre de 2003, los miembros del Bloque central Bolívar anunciaron un fracaso del proceso de negociación debido a “un clima de descrédito, pesimismo, prevención y desconfianza”.

“¿Hasta dónde el desdén por la negociación de ciertos sectores de las fuerzas armadas es producto de su inconfesable hostilidad a la desmovilización de las autodefensas y, de ahí, sus permanentes hostigamientos para provocar su ruptura?”.

Esta es la pregunta que dirigen los es jefes paramilitares a los militares a quienes acusan de realizar varios operativos militares en las zonas de Córdoba en las que se encontraba Mancuso y Diego Fernando Murillo Bejarano alias ‘Adolfo Paz’ o ‘Don Berna’.

“Esto es una provocación incalificable que afecta gravemente la confianza entre las auc y el gobierno nacional, hasta considerar el proceso de paz de Santafé de Ralito como una trampa mortal contra la cúpula de nuestra organización”, agrega el escrito.

Lo que reflejaba esta publicación era que para algunos miembros del estado mayor de las Auc no había seguridad para la desmovilización, mientras persistiera el clima de desafío guerrerista de algunos militares que para ellos estaban obstaculizando la negociación.

Además de esto, según los miembros del Bcb no hubo claridad en los procesos de desmovilización, faltó más publicidad y promoción de debate público sobre las negociaciones, como si lo tuvo en su momento el proceso de paz con las Farc en el Caguán, mientras que las disputas internas entre los diferentes bloques de las Auc generaron negociaciones paralelas.

Finalmente en la editorial: “Nuestra verdad ante el país y el mundo”, publicada el 23 de febrero de 2005, los jefes paramilitares expresaron sus exigencias frente a la legislación(que después se conocería como Justicia y Paz) que regularía los procesos de desmovilización. “Si las negociaciones de paz de Santafé de Ralito terminan en el Congreso con un proceso humillante de sometimiento a la justicia, optaremos por quedarnos de cara a la guerra y a la muerte”, agregaron.

“Ahora cuando la presente negociación pende de un hilo, lo menos que podemos pedir es que podamos conocer previamente en la mesa los criterios que el gobierno nacional tiene sobre esta ley. Nos aproximamos a una bifurcación del camino: desmovilización total o ruptura definitiva”.