Las autodefensas que antecedieron al Bloque Calima

      
Indígenas del corregimiento de Ortega, disidentes de la UP y narcos del Cartel del Norte del Valle, tuvieron grupos armados que precedieron la entrada de los Castaño a Valle del Cauca y Cauca. Justicia y Paz reconstruyó su historia.

  
Campesinos e indígenas se armaron en Cauca y Valle del Cauca para enfrentar a la guerrilla antes de la llegada de las Auc.


Arrancó el juicio más grande contra ‘paras’ en Justicia y Paz
 

Antes de la aparición del Bloque Calima, el grupo paramilitar que los hermanos Carlos y Vicente Castaño instalaron en el suroccidente colombiano, existieron dos grupos de civiles que se armaron para defender sus vidas o territorios de las guerrillas.

El primero de ellos fue un grupo de campesinos de rasgos indígenas del corregimiento caucano de Ortega, que tras varios asesinatos cometidos por las Farc en su comunidad, se armaron a finales de los 70 para defender su territorio.

El segundo apareció en el municipio de Sevilla, Valle del Cauca, en donde, según contó un hombre de ese grupo de autodefensas, varios disidentes de la UP tuvieron que armarse para defenderse de las Farc, que los declaró objetivo militar al abandonar la organización política.

Además, miembros del Cartel del Norte del Valle aportaron su cuota de sangre y ejércitos privados. Un ejemplo de lo anterior es la masacre de Trujillo, en la que alias ‘El Alacrán’ y ‘Don Diego’, junto con miembros de la Fuerza Pública, están comprometidos con la matanza de más de 300 de campesinos durante seis años.  

Durante la imputación de cargos a 90 exparamilitares, la Fiscalía de Justicia y Paz de Cali reconstruyó la historia de esos primeros grupos de autodefensa que existieron en la región donde delinquió el Bloque Calima.

Las Autodefensas Campesinas de Ortega
Estas autodefensas se caracterizaron por estar compuestas de campesinos e indígenas de Ortega, un corregimiento caucano del municipio de Cajibío, que decidieron empuñar las armas para defender sus territorios de personas y grupos hostiles.

Esa agrupación tuvo la peculiaridad de que, a diferencia de la mayoría de grupos paramilitares que existieron en el país, sólo se dedicó a defender su territorio y nunca buscó confrontación con los grupos subversivos por fuera de ellos. Tampoco conquistaron nuevos sectores.

Según contaron algunos desmovilizados a la Fiscalía de Justicia y Paz, el origen de las Autodefensas Campesinas de Ortega data de 1960, cuando a la región llegó un hombre del departamento de Nariño conocido como el Capitán Rayo, que se ganó la simpatía de los pobladores.

Ese hombre era de tendencia izquierdista e inició una guerra política contra los simpatizantes y miembros del Partido Conservador, a quienes expulsaron de la región. Durante ese tiempo se presentaron confrontaciones con el Ejército y finalmente Rayo fue expulsado de la zona porque asesinó a un campesino y se ganó el repudio de la comunidad.

De acuerdo con el relato hecho por la Fiscalía durante la audiencia de imputación de cargos, Rayo habría muerto en 1968 y durante diez años los pobladores de Ortega vivieron en paz.

La tranquilidad se acabó en 1978 cuando las Frac incursionaron en el corregimiento y asesinaron a varios miembros de la población civil. A raíz de este hecho, los familiares de las víctimas se unieron y decidieron enfrentarse a los guerrilleros que estaban asentados en las veredas La Isla y Chingoraso.

De nuevo pasaron diez años para que ese sector de Cauca fuera invadido por la guerrilla. En esta ocasión, en 1998, fue el ELN el que se tuvo que enfrentar a la resistencia armada de los campesinos de Ortega.

La Fiscalía contó que los campesinos se armaron con el dinero obtenido por la venta de pertenencias personales y de ganado. Además, adquirieron escopetas en la Brigada de Cali y posteriormente le pidieron ayuda la Ejército

Los campesinos lograron tener bajo control su territorio hasta el 7 de octubre de 2000. Según información de la Policía Judicial, en esa fecha las Farc y el ELN se unieron para incursionar de nuevo en Ortega y sostuvieron combates durante dos días con el grupo de autodefensas.

En esa ocasión los resultados no favorecieron a los nativos, quienes sufrieron la baja de diez de sus hombres, “especialmente ancianos que no lograron salir de sus casas”. Como consecuencia de ese golpe que les asestaron las guerrillas, los hombres de Ortega decidieron pedirle ayuda al Bloque Calima, que desde mayo de 2000 ya tenía presencia en el norte de Cauca.

La ayuda que les suministraron los hombres de los hermanos Castaño consistió en un entrenamiento militar a 40 hombres durante 15 días. La instrucción fue realizada en la finca La Mosquitera y recibieron clases de arrastre bajo, cruce de ríos, realización de emboscadas y trincheras, arme y desarme de fusil, manejo de armas, entre otras tácticas militares.

Tras terminar esa capacitación, 15 de los hombres de Ortega decidieron abandonar su grupo y pasarse a las filas del Bloque Calima. La historia de las Autodefensas Campesinas de Ortega concluyó el 7 de diciembre de 2003, cuando se desmovilizaron en la vereda El Edén de Cajibío, tras una serie de diálogos con el Gobierno Nacional.

Las Autodefensas Campesinas de Sevilla
Uno de los desmovilizados más veteranos del Bloque Calima, en entrevista con la Fiscalía de Justicia y Paz, contó la historia de este grupo de autodefensas que conformó a finales de los 80 en el municipio de Sevilla, ubicado en el norte de Valle del Cauca.

Sigifredo Osorio Ramírez declaró que él y otros campesinos decidieron crear ese grupo armado para defenderse de la persecución de la guerrilla, que empezó a hostigarlos cuando abandonaron las filas de la Unión Patriótica (UP).

Osorio contó que fue militante de la UP pero abandonó la asociación política por los supuestos nexos que tenía con miembros de la subversión. Según él, un miembro del Sexto Frente de las Farc conocido con el alias de ‘Silvestre’, asistió a una de las reuniones de la UP con varios guerrilleros y le preguntó por un vecino que al cabo de los días fue asesinado.

A raíz de ese hecho, el postulado a Justicia y Paz se retiró de la UP y les comentó a varios campesinos que esa agrupación “simpatizaba con la guerrilla y que eso no les convenía”. De acuerdo con su relato, por esos hechos fue declarado objetivo militar y se vio obligado a desplazarse con su esposa e hijos.

Entre 1988 y 1989, Osorio y alrededor de diez personas más, algunas de ellas identificadas como José Humberto Rodríguez, Gilberto Arias, Aldemar Marín, Arcesio, Marín Arias, decidieron armarse con escopetas y revólveres para defenderse de la guerrilla.

A comienzos del año siguiente, Gilberto Arias llevó a Sevilla a dos hombres del Urabá antioqueño, conocidos como Arnulfo y Álvaro, al parecer enlaces de Carlos Castaño, quienes decidieron apoyar al grupo de autodefensas. Según contó el exparamilitar, Arnulfo le dio dinero a Arias para que comprara tres escopetas de repetición. Además, por ese entonces, engrosaron sus filas con alias ‘Mono Patilla’, un exintegrante del Frente 21 de las Farc, y más campesinos de la zona.

Con el grupo fortalecido, desalojaron a la guerrilla luego de un combate en el que les quitaron varios fusiles. Osorio contó que a mediados de 1990 la Fuerza Pública les decomisó varias armas y por esa razón la guerrilla volvió a la región.

Ese regreso de la guerrilla causó que el conflicto se degradara, porque tras varios asesinatos que cometieron, las autodefensas decidieron asesinar a miembros de la UP que consideraban como aliados de la subversión.

Ya para el año de 1997, el señor Arnulfo volvió a Sevilla y se llevó a Osorio a Tierralta, Córdoba, para que hablara con Carlos Castaño. Éste le contó al máximo jefe de las Auc sobre su grupo de autodefensas y los últimos golpes que había recibido. Castaño le dio tres millones de pesos y le dijo que iba a mandar gente de Urabá a Valle del Cauca.

A pesar de contar con el apoyo de Carlos Castaño, el exparamilitar no pudo recomponer el grupo porque sus hombres se habían dispersado y otros se fueron al Urabá antioqueño. Dos años después y estando radicado en Palmira, fue contactado por los paramilitares que estaban recién llegados del Urabá y fueron el embrión del desmovilizado Bloque Calima.

Osorio se reunió con David Hernández Rojas, alias ’39’, un militar con mando de Valledupar prófugo de la justicia, que fue uno de los primeros jefes de los hombres que los Castaño enviaron a Valle del Cauca en mediados de 1999. ’39’ le dijo que Carlos Castaño le pidió que lo apoyara porque conocía la región y desde ese entonces estuvo vinculado a las Auc.