Entre los años 2000 y 2004, el Frente Suroeste sembró el terror en tres pueblos antioqueños: Amagá, Angelópolis y Titiribí. Es poco lo que se conoce y solo hasta ahora el exparamilitar, Rodrigo Zapata, comienza a develar una historia que involucra empresas, políticos y narcos.

Rodrigo Alberto Zapata Sierra parece más un hombre de negocios que un temido jefe paramilitar que hoy comparece ante los tribunales de la Fiscalía. Conocido con el alias de ‘Ricardo’, Zapata Sierra hizo parte de un selecto grupo de personas que se ganaron la confianza de Vicente Castaño, lo que le permitió conocer personajes, situaciones y secretos de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).

No en vano, las autoridades judiciales lo consideran el “Canciller de las Auc” por su capacidad de relacionarse con políticos y empresarios de las más altas esferas de la vida pública nacional, así como por su capacidad de mediación ante reconocidos narcotraficantes. Se le señala de haber realizado todas las gestiones para que el extinto jefe paramilitar Severo Antonio López, alias ‘Job’, sostuviera una reunión con funcionarios del alto gobierno en la Casa de Nariño, en abril de 2008, cuyo objetivo era montar un complot contra miembros de la Corte Suprema de Justicia.

Hoy, sus testimonios han resultado claves para reconstruir la historia de una estructura poco conocida de las Auc denominada ‘Frente Suroeste’, que operó en los municipios de Amagá, Angelópolis, Titiribí, en el suroeste de Antioquia; y en Copacabana, Barbosa, Girardota y Bello, cercanos a la ciudad de Medellín. Sus confesiones han permitido establecer la cercanía existente entre narcotraficantes y paramilitares; los nexos de este frente con políticos locales y reconocidos empresarios de la región.

En sus versiones han sido recurrentes los nombres de Santiago Gallón (investigado por el asesinato del futbolista Andrés Escobar), Héctor Javier Restrepo (alias ‘Perraloca’) y Santiago Uribe Vélez, hermano del senador por el partido Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, entre otros.

¿Qué tanto ha revelado a la justicia? ¿Qué tan ciertos son sus señalamientos? VerdadAbierta.com reconstruyó parte de la historia del “Frente Suroeste”, que sembró el terror en una región carbonífera por excelencia y cuya historia que ha permanecido oculta.

Amistad con Vicente Castaño


vicente castanio
Vicente Castaño, alias ‘El Profe’, hombre detrás de la expansión de la Casa Castaño y de los contactos con narcotraficantes que apoyaron a ese grupo armado ilegal. Foto: archivo Semana.

Fue Bayron Jiménez Castañeda, alias ‘Gordo Pepe’, un hombre delegado por Vicente Castaño para recaudar dineros del narcotráfico a los distintos bloques de Autodefensa, quien llevó por primera vez a Rodrigo Zapata a la mítica finca Las Tangas. Corrían los últimos meses de 1996. Y desde ese primer encuentro, Zapata Sierra supo ganarse la amistad de uno de los máximos jefes de las Auc gracias a su capacidad de gestión.

“Vicente estaba construyendo un puente sobre un riachuelo que cruzaba cerca de la finca”, relató Zapata a fiscales de Justicia y Paz, añadiendo además: “yo le dije que le podía conseguir unas varillas de acero a buen precio gracias a un amigo en Medellín que tenía varillas que le habían sobrado de una construcción”.

Gracias a su formación como agrónomo, Zapata Sierra le formuló diversas recomendaciones a Vicente Castaño para el manejo de su ganado. Con el paso de las semanas, ‘El Profe’ le terminó confiando el manejo de todas sus fincas. Poco después el manejo de sus asuntos más personales y un abrir y cerrar de ojos, Zapata Sierra hablaba de “tú a tú” con los más importantes jefes paramilitares como Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’; Ramiro Vanoy Murillo, alias ‘Cuco Vanoy’; y Ever Veloza, alias ‘H.H’.

Pero sería la captura de Jacinto Alberto Soto Toro, alias ‘Lucas’, lo que terminó catapultando a Zapata Sierra como comandante paramilitar. ‘Lucas’ salió a la luz pública el 30 de abril de 1998 cuando investigadores del CTI de la Fiscalía allanaron un parqueadero en el centro de Medellín conocido como Parqueadero Padilla. Lo que encontraron allí los funcionarios judiciales fue nada menos que el corazón financiero de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu). (Ver más en: ¿Quién protege a alias Lucas?)

“Si a ‘Lucas’ no lo hubieran capturado yo nunca hubiera figurado como miembro de las Auc”, dijo Zapata Sierra ante los fiscales, Y añadio: “con su captura, todo quedó acéfalo porque él era el contador de las Accu: recibía plata de las regiones, llevaba registros de todos los que aportaron y pagaba”. De acuerdo con sus declaraciones, su cercanía con ‘Lucas’ le permitió conocer los nombres de algunos de los presuntos colaboradores de las Accu.

“Que yo conociera que le dieron plata a Lucas, pues estaban Nicolas Bergonzoli (conocido en las AUC como ‘Don Julián’), los hermanos Gallón y el reconocido cafetero antioqueño, Ernesto Garcés Soto. “Lucas” también recibía dineros de la familia Enríquez Gallo, bananeros de Urabá y del fallecido Guillermo Gaviria, (padre del actual Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria)”, dijo el hombre de confianza de Vicente.

Para que el andamiaje paramilitar siguiera funcionando, ‘El Profe’ designó a Zapata Sierra como responsable de finanzas de varios bloques. Los primeros bajo su responsabilidad fueron las estructuras paramilitares en el Medio y Bajo Atrato Chocoano, las cuales se conocerían después bajo el nombre Héroes del Chocó-Bloque Pacífico. Luego fue el encargado de recoger dineros productos del narcotráfico de los bloques del Bajo Cauca antioqueño para terminar manejando las finanzas de un bloque que el propio Vicente decidió crear luego de sufrir un ataque de la guerrilla.

“Vicente alquilaba fincas por los lados deGirardota, Copacabana, Barbosa (al norte de Medellín) para descansar o para hacer reuniones. En una ocasión, estando en Barbosa, una facción de la guerrilla pretendía volar la finca para después cobrar la vacuna. Y hubo en enfrentamiento. Entonces, le pidió a (alias) Rodrigo Doble Cero que conformara un grupo para que mantuviera el control en esa zona. Así nació el frente Suroeste”, dijo Rodrigo Zapata.

El frente se extendería a los municipios de Angelópolis, Titiribí y Amagá, en el suroeste del departamento, por sugerencias de Rodrigo Doble Cero, pues decía que estos municipios eran corredor estratégico de la guerrilla al conectar fácilmente el oriente de Antioquia con el occidente. Así, los paramilitares instalaron una escuela de entrenamiento en la vereda Caracol, de Angelópolis, bajo el direccionamiento de un curtido jefe de sicarios de la Oficina de Envigado: Diego Alejandro Serna, alias ‘Kener’.

El papel de los narcos

Aunque la estructura, de 150 hombres aproximadamente, obedecía las órdenes militares de Luis Eduardo Echavarría Durango, alias ‘Jonathan’, quienes realmente incidían en las decisiones del Frente Suroeste eran personas allegadas a la familia Castaño, varios de ellos reconocidos narcotraficantes, que ayudaron tanto en la conformación como en la financiación de la estructura.

Entre ellos sobresalen los nombres de Héctor Javier Restrepo Santamaría, conocido con el alias de ‘Perraloca’, narcotraficante actualmente recluido en una cárcel de Estados Unidos, así como el de los hermanos Santiago y Pedro Gallón. Según Rodrigo Zapata, muchas de los asesinatos cometidos por los miembros de este Frente fueron ordenados por ellos.

“A Vicente no le gustaban los expendios de droga. Entonces, se inició una campaña de limpieza social en la región. De todos los que fueran señalados de viciosos, ladrones, indigentes. Muchas veces la información la recibíamos de Héctor Santamaría y los hermanos Gallón. Para no ganarnos un problema con Vicente, terminábamos obedeciéndoles”, dijo Zapata.

Según la documentación de la Fiscalía, por cuenta de esta ‘limpieza social’, 504 personas fueron asesinadas en solo tres pueblos entre 2000 y 2004: Angelópolis, Titiribí y Amagá. Rodrigo Zapata tendrá que responder por 62 víctimas y 33 casos de desaparición forzada.

Los ‘narcos’ fueron fundamentales para las finanzas de esta estructura paramilitar. De acuerdo con Zapata Sierra, una de las fuentes de ingreso era el cobro de gramaje a narcotraficantes, para que pudieran exportar alcaloides desde la costa pacífica chocoana, donde este exparamilitar tenía  gran influencia.

Entre ellos estaban Luis Eduardo Gómez Bustamante, alias ‘Rasguño’; Omar Alonso Torres, alias ‘El Médico’; y Daniel Barrera, alias ‘El Loco Barrera’. En sus confesiones, Zapata también ha señalado varios narcotraficantes cercanos a los hermanos Castaño que realizaron aportes voluntarios y constantes para que este frente funcionara, entre ellos Francisco Iván Cifuentes Villa; Gustavo Tapias Ospina, alias ‘Techo’; y Hugo Albeiro Quintero, conocido como ‘El Patrón de Bello’.

¿Forzada o voluntaria?

Lo que deberá determinar ahora la Fiscalía es si personalidades y empresas señaladas por Rodrigo Zapata como financiadores lo fueron de manera voluntaria o forzada. Entre los “salpicados” figuran Santiago Uribe Vélez, hermano del hoy senador, Álvaro Uribe Vélez; y empresas como Conconcreto, Transportes Barbosa-Porcesito S.A; Segurcol y Carbones San Fernando.

En el caso del hermano del expresidente, Zapata Sierra manifestó que una de las formas de financiación de la estructura paramilitar era cobrarles “impuesto” a las ladrilleras asentadas en Amagá, “y Santiago Uribe era dueño de una ladrillera en Amagá. Pero él después nos envió razón, a través de un amigo en común, Jorge Escobar, que si había problema en que no aportara. Yo le dije que no había ningún problema”.

Con relación a empresas como Conconcreto y Carbones San Fernando, el exparamilitar no solo señaló que los aportes fueron voluntarios sino que además reveló el monto de los mismos: “La familia Correa, que eran los dueños de Conconcreto, nos aportaron 10 millones de pesos. Lo mismo Carbones San Fernando. Como a ellos los estaba extorsionando la guerrilla, nos buscaron y nos entregaron 10 millones de pesos y el listado de volquetas que transportaban carbón, para que les cobráramos también. Les pedíamos $2.500 por viaje”.

También quedarán por corroborar las declaraciones de Zapata Sierra sobre Luis Carlos Parra, fundador de Segurcol S.A, reconocida empresa de vigilancia, de quien dijo que “tenía una finca por el sector La Clarita, Angelópolis, y aportaba dos millones de pesos mensuales”.

De otra parte, las indagaciones de la Fiscalía han permitido establecer que dicho Frente contó con una amplia red de apoyo integrada por miembros de la Policía Nacional, militares adscritos al batallón Girardot. Esta estructura también estableció nexos con políticos de la región, entre quienes se destacan el exalcalde de Amagá, Jorge William Muriel, condenado a 36 años de prisión tras comprobarse que, en 2001, le pidió a los paramilitares presionar a los miembros del sindicato municipal para que renunciaran.

Esta semana, Rodrigo Zapata Sierra continuará sus diligencias ante los magistrados de Justicia y Paz de Medellín. Y se espera que continúe esclareciendo la verdad sobre lo que pasó en una región como el Suroeste antioqueño, cuyas verdades aún están por conocerse.